Fecha de nacimiento
5 de septiembre de 1900
Lugar de nacimiento
Quebradillas, Puerto Rico
Fallecimiento
1 de septiembre de 1961 en Santurce, Puerto Rico

Nunca sería considerado un instrumentista de alto nivel, aunque sí lo suficientemente capacitado para cumplir su cometido en cualquier orquesta de baile. En diversas etapas de su trayectoria actuó como trompetista y flautista. Finalmente se concentró en el contrabajo. No tenemos noticia de que otro ejecutante de este instrumento le antecediera como líder orquestal en Puerto Rico. Si lo hubo, su figura no trascendió. Hay que recordar que, durante las tres primeras décadas del Siglo 20, los directores boricuas eran, en su gran mayoría, pianistas, violinistas o bombardinistas. Los trompetistas y saxofonistas comenzarían a aparecer ya cercana la década de 1930. Sin embargo, Rafael Muñoz Medina no precisó de alcanzar categoría de virtuoso para comandar la que, hasta el día de hoy, es reconocida como la más importante organización de su género en la historia de nuestra música popular y para merecer el calificativo de «El Dictador del Ritmo y de la Síncopa».
Este inolvidable músico era hijo de Rafael Muñoz y Carmela Medina. A la temprana edad de ocho años inició su adiestramiento musical tomando clases de flauta y solfeo con el profesor Concho Piña en el municipio de Isabela, aledaño a su pueblo natal en el noroeste de Puerto Rico. Todo parece indicar que éste fue su único maestro en el arte del pentagrama. Al menos de manera formal, ya que es posible que hubiera tomado algunas que otras lecciones con otro maestro. Desafortunadamente, no existe información fehaciente sobre la actividad artística que pudo haber desarrollado durante su temprana adolescencia. Su resumé oficial se remonta al período 1922-1924 cuando figuraba como flautista en la Red Hot Papas Orchestra, que amenizaba bailes y las proyecciones de películas silentes en los teatros de la región noroeste de nuestro país.
Posteriormente, se trasladó a San Juan para cursar la carrera de Magisterio en la Universidad de Puerto Rico – carrera que luego ejercería brevemente –, alternando aquellos estudios con su pasantía por la Midnight Serenaders Orchestra (1925-1932), del pianista Augusto Rodríguez Amador, con cuya hermana Carmen Manuela él se casaría en 1928. Se alternaba con la trompeta y la flauta. Luego de que esta organización se desintegrara, fundó la primera que llevó su nombre, que tuvo como cantante a Johnny Rodríguez. Durante los próximos dos años alternó su actividad musical con otros menesteres: administrador de una sala de cine primero y chofer de la línea de autobuses White Star Line después.
En mayo de 1934, Rafael Muñoz fue contratado por Félix Benítez Rexach y Pedro Agudo, propietarios del Escambrón Beach Club, para dirigir la orquesta de planta de aquel exclusivo salón. Reemplazó en tal cargo al saxofonista ponceño Miguel Ángel «Don» Rivero. Nuestro biografiado renovó el repertorio de esta agrupación que, en lo sucesivo, se identificaría con su nombre. Bajo su liderato, la misma alcanzó el máximo nivel de popularidad, colocándose a la cabeza de todas las de su tiempo y consagrándose como la más exitosa durante la primera mitad del Siglo 20 en el ambiente musical boricua.
Luego de ocho años en el Escambrón Beach Club, la orquesta pasó al Hotel Condado, donde permanecería hasta 1944 cuando regresó a su vieja casa. Sin embargo, al cabo de poco tiempo Muñoz enfrentó ciertos problemas personales cuyos pormenores no trascendieron a la luz pública. Por lo menos, con claridad. El asunto es fue que decidió radicarse en Nueva York llevándose todas las partituras. Ante tal contrariedad, Rafael Elvira Olivero y Rafael González Peña, contando con el respaldo de sus compañeros, decidieron compartir el liderato de la orquesta, dándose a la tarea de reescribir las partituras y crear nuevo repertorio en tiempo récord. Tuvieron la suerte de que los dos vocalistas más exitosos de su trayectoria volvieron a unírseles... aunque estas segundas pasantías no serían muy prolongadas: José Luis Moneró y Félix Castrillón. Así, a manera de cooperativa, surgió la Orquesta Tropicana, cuya historia requiere de reseña aparte.
Mientras tanto, nuestro biografiado se estableció con su familia en un apartamento del edificio situado en el número 164, al Oeste de la Calle 108, muy cerca de la Avenida Manhattan. Tenía como vecinos a una cantidad considerable de músicos importantes: Mario Bauzá, Alberto Iznaga, Chuck Duchesne, Popi Pagani, Tony Escoilles, Roberto «Chinky» Olivencia y Frankie Colón, entre ellos, lo cual creó un ambiente propicio para el desarrollo musical de sus hijos Raffi y Monchito, de catorce y trece años, respectivamente. Éstos serían pilares en sus nuevas bandas. Ya a principios de 1945, «El Dictador del Ritmo y de la Síncopa» dirigía un combo en La Bamba Club, entre la Calle 52 y la Avenida Broadway. Dos años más tarde (1947), apoyado por los agentes artísticos Federico Pagani, Catalino Rolón y Willy Chevalier, convirtió este conjunto en orquesta incorporando a Charlie Palmieri (pianista) y Luis Barreto (contrabajista) – entonces muy jóvenes –, entre otros talentosos instrumentistas. Monchito era el timbalero. Frente a esta nueva formación debutó en el Tropicana Club, en Bronx. Luego recorrió los más concurridos salones de la metrópoli neoyorkina.
En 1949 regresó a San Juan. Sin demora organizó otra banda a la cual identificó con el nombre de La Orquesta de Ayer, de Hoy y de Siempre. Reanudó su actividad artística, aunque sin generar un impacto comparable al que disfrutara durante su etapa en el Escambrón Beach Club. Pero mantuvo una fiel pléyade de seguidores que lo respaldaría indefinidamente. Su agenda de presentaciones permanecería cargada. Incluso, el Hotel Normadie – cuyo cabaret Vodoo Room inauguró en 1942 – y el Hotel Condado volvieron a abrirle sus puertas.
En lo que respecta a su faceta autoral, en la que no fue prolífico, cuatro boleros resaltan en su colección de obras: “Espérame”, que compuso para la primera película sonora puertorriqueña “Romance tropical”, en la que acompañó con su orquesta a Johnny Rodríguez (1934); “Déjame solo”, grabado por el Dúo Pérez-Rodríguez (Mardi, 1952); “Un minuto contigo”, llevado al disco por Felipe Rodríguez y su Trío Los Antares (Mardi, 1953) y “Triste incertidumbre”, que grabó frente a su orquesta en voz de su hijo Raffi (Fragoso, 1960). Cabe señalarse, además, que “Espérame” era el tema-rúbrica con que iniciaba y terminaba sus presentaciones artísticas.
Para el récord. – Durante sus albores, la orquesta de Rafael Muñoz estuvo integrada por Deogracias Vélez (cantante); Rafael Font (pianista); Arcadio «Lagrimita» Ruiz (primera trompeta); Ramón «Monchín» López (segunda trompeta); Samuel Rivera Quiñones (trombonista); Pepito Torres Silva (primer saxofón alto); Rafael González Peña (segundo saxofón alto y clarinetista); Alfredo Hirsch, cubano (saxofonista tenor); Jorge Luis Acevedo (primer violín); Luis Ángel Cardona (segundo violín y guitarrista) y Juan Prats Manzano (baterista). Muñoz ejecutaba el contrabajo y compartía la elaboración de las orquestaciones con González Peña.
Al cabo de un año (1935), el dominicano Rafael Petitón Guzmán habría sustituido a Font en el piano; Pete Rivera y Juan Torres a «Lagrimita» y a Monchín en las trompetas y Paquito López Vidal a Hirsch en el saxofón tenor, aunque ocasionalmente también ejecutaría el violín. Pero, los cambios de personal – sobre todo, de pianistas y saxofonistas – serían constantes. Más o menos para estas fechas, por ejemplo, el ponceño Don Rivero se reencontraría con varios de sus ex-cmpañeros ocupando un lugar en la orquesta que había fundado y que ahora batuteaba Muñoz. Durante varios meses coincidió en la sección de cañas con Rafael González Peña, Torres Silva y Baltasar Echevarría.
• Desafortunadamente, resulta muy difícil precisar las fechas correspondientes a las pasantías de muchos músicos por la orquesta de Muñoz. Para entonces, nadie o casi
nadie – ni siquiera ellos mismos – daba mayor importancia a esos detalles. Además, algunos la integraron por períodos alternos o en calidad de suplentes. El cantante Ernestico Mantilla fue uno de esos casos. Solía ser requerido para “echarle una manita” a Deogracias.
• En 1936, los violinistas Acevedo y Cardona dieron paso a Pablo Elvira Olivero y Luis González Peña. Éste último completaría, junto a su hermano Rafael y López Vidal, la célebre trilogía de compositores y orquestadores que tanto lustre dieron a la orquesta. A ellos se les uniría, en 1941, otro Rafael, pianista y hermano de Pablo, quien en algunas selecciones ejecutaría el acordeón. En 1936, además, el mayagüezano Cándido Segarra reemplazó a Prats Manzano en la batería.
• En 1937, el bayamonés Deogracias Vélez fue expulsado de la orquesta por proclamar con el grito de “¡Viva la Independencia de Puerto Rico!” su afiliación política en plena transmisión de un programa en la emisora WNEL. Un compueblano de éste fue el seleccionado para ocupar su lugar: Félix Castrillón, quien sería reconocido como uno de los mejores guaracheros puertorriqueños de todos los tiempos... aunque también interpretaba, aceptablemente bien, los boleros. Fue con Castrillón que, poco después, aprovechando un breve receso en las operaciones del Escambrón Beach Club, la orquesta viajó a Camden, Nueva Jersey, para grabar sus primeros discos bajo la etiqueta RCA Victor. Aquella primera sesión incluyó cuatro selecciones: los boleros “Terrible duda” (de Roberto Cole); “Eres tú” (de Juan Ramón Balseiro) y “Boquita sabrosa” (de Jaime Yamín). Se completó con una adaptación al danzonete del tango “Besos brujos” (de Alfredo Malerba).
• Durante los tres primeros años de permanencia en el Escambrón Beach Club (1934-1937), el salario que los miembros de la orquesta percibían era de $13.00 semanales. Al incorporarse Castrillón, a éste le tocó la tarea de vocalizar tanto las guarachas como los boleros y, para entonces, los bailes de fin de semana solían extenderse a más de cinco horas. En no pocas piezas, además, ejecutaba el bongó. La protesta de éste fue lo que motivó la contratación de Moneró y del bongosero Paul «Payo» Alicea, así como un aumento de sueldo a $15.00, que se hizo extensivo a todos los integrantes. Obviamente, Castrillón se convirtió en “héroe” ante sus compañeros.
• En 1938 ingresaron el violinista Álvaro Félix y el aún adolescente José Luis Moneró. Éste no demoró en convertirse en elemento clave en la consagración de esta banda. A juicio de la inmensa mayoría de sus seguidores, la época de oro de la orquesta de Rafael Muñoz fue el período 1938-1940, cuando coincidieron Moneró y Castrillón, aunque luego tendría tres instantes felices. El primero, durante la pasantía del vegabajeño Víctor Luis «Vitín» Miranda (1940-1941), sustituto del primero y quien grabaría nueve boleros, tres de ellos contundentes éxitos: “Olvídame” (de Roberto Cole); “Mi loca tentación” (de López Vidal) y “Al calor de tu ardiente mirar” (de Rafael González Peña). El segundo, durante la primera pasantía (1942-1943) del ponceño Vitín Garay. En voz de éste se grabó el que sería clásico bolero “Pétalos de rosa”, de López Vidal (1942). Garay volvió a figurar en la nómina de Rafael Muñoz durante el segundo ciclo de la orquesta (1955-1956). El tercero fue a partir de 1953, cuando tuvo como principal cantante a Raffi Muñoz, hijo del director y, sin duda, uno de los mejores boleristas boricuas de su generación, aunque muy injustamente irreconocido como tal. En su voz se registraron clásicas versiones de “Niebla del riachuelo” (de Cobián & Cadícamo); “Bésame mucho” (de Consuelo Velázquez); “Pobre gitana”, “Perfume de gardenia” y “Muchos besos” (de Rafael Hernández).
• Durante su breve estadía de dos años, José Luis Moneró estampó en su voz la mayor cantidad de éxitos de la orquesta de Rafael Muñoz, mismos que permanecen vigentes, en gran medida porque él volvió a grabarlos frente a su Súper Orquesta Original en varios volúmenes editados por la etiqueta Mar-Vela a fines de 1958 y, años más tarde, en producciones especiales. La lista es inmensa: “Azul ensoñación”, “Enojo”, “Sutil es tu alma”, “¿Por qué dudas de mí?” e “Imposible olvidarte” (de Rafael González Peña); “Desilusión”, “Ensueño”, “Sin rumbo”, “¡Qué linda eres!” y “Yo he vivido soñando” (de Juan Ramón Balseiro); “Prisionero del mar” (de Luis Arcaraz); “Caminos de ayer” (de Gonzalo Curiel); “Quiéreme mucho” (de Gonzalo Roig
Lobo), etc. Igualmente, “Di corazón” y “Matiz de amor”, primeras composiciones de Sylvia Rexach que se llevaron al disco (1939).
• Durante el período 1954-1956 actuó permanentemente en el programa “Fragancias musicales”, que cada martes en la noche emitía WAPA TV / Canal 4. Fue su única experiencia en la pantalla chica nacional.
• En 1959 la orquesta pasó al Hotel La Concha para alternar con la de Noro Morales. Este fue su último contrato.
• Sin contar las grabaciones que realizara acompañando a los cantantes cubanos René Cabel, Ramiro Gómez-Kemp, Chucho Álvarez y Wilfredo Fernández, el legado discográfico de la orquesta de Rafael Muñoz consta de 1,440 canciones, la mayoría editadas por la RCA Victor que, en 1960, entregó un trofeo a nuestro biografiado proclamando a su agrupación como Orquesta Favorita de la Juventud.
A Rafael Muñoz se le acredita, además, haber sido co-fundador y primer presidente (1939-1944) de la Unión de Músicos de Puerto Rico que, en 1950, daría paso a la Federación de Músicos de Puerto Rico.
Víctima de cáncer pancreático, falleció en el Hospital Manuel Pavía Fernández, en Santurce, el 1 de septiembre de 1961, apenas cuatro días antes de cumplir 61 años de edad.
Discografía selecta:
• “Grandes éxitos de Rafael Muñoz / Canta José Luis Moneró”(RCA Victor, LPV-
1070), 1963. Recopilación.
• “Éxitos de Latinoamérica” (LPV-1075), 1963.
• “Rafael Muñoz y su Orquesta de ayer, hoy y mañana / «Olvídame»” (RCA
Victor, LPVS-1132).
• Idem (RCA / Codirca 2319-2-RL), 1970.
• “Rafael Muñoz / La Orquesta de Ayer, la de hoy, la de siempre” (Fragoso, SU-
523), 1960. Cantantes: Raffi Muñoz, Félix Castrillón y Rafael Dick.
• “Rafael Muñoz, Vol. 1, 1938-1943" (Harlequín, HQCD-97), 1997.
revisión 12-nov-07
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