Pepito Figueroa

Violinista y Educador



Fecha de nacimiento
25 de marzo de 1905


Lugar de nacimiento
San Sebastián, Puerto Rico


Fallecimiento
9 de noviembre de 1998 en Santurce, Puerto Rico

Tanto los críticos como los historiadores de la música señalan de manera unánime a Pepito Figueroa Sanabia como el más extraordinario violinista puertorriqueño de todos los tiempos y como uno de los máximos virtuosos de su instrumento en toda América. Su larga vida la consagró al arte del pentagrama, habiendo dedicado gran parte de ella a formar nuevas generaciones de músicos a través de su cátedra en el Conservatorio que ayudó a fundar junto al visionario legislador Ernesto Ramos Antonini – también excelente pianista –, el excelso violoncellista Pablo Casals, el inolvidable Jesús María Sanromá y otros valiosos colaboradores.

Este músico irrepetible fue el mayor de los ocho hijos procreados por el hoy venerado maestro Jesús Figueroa Iriarte (1878-1971) – a la sazón, director de la Banda Municipal de San Sebastián del Pepino – y la pianista Carmen Sanabia Ellinger (1882-1954). Curiosamente, a pesar de pertenecer a una importante dinastía de músicos aguadillanos (uno de sus primos, por la vía materna, era el virtuoso pianista y director de orquesta Noro Morales), inició su aprendizaje del violín de manera autodidáctica estudiando un método que su progenitor le entregó. Entonces contaba siete años de edad.

A los nueve (1914) prosiguió su adiestramiento de manera más formal bajo la tutela del eminente profesor Henry Ern, quien había sido director del Departamento de Cuerdas del Conservatorio de Cincinnati, Ohio (EE.UU), y acababa de establecerse en San Juan. A los once ya era miembro habitual de los conjuntos con que el trompetista y bombardinista Carmelo Díaz Soler amenizaba las tandas de películas silentes en el Viejo San Juan. A los doce, realizó su primera gira internacional presentándose en escenarios de Cuba y México junto a su mentor, el maestro Ern. El propósito principal de aquellas presentaciones era recaudar fondos para costear sus estudios de perfeccionamiento en Europa.

En 1923 ingresó al Real Conservatorio Superior de Música de Madrid, España. Aquí fue discípulo del insigne profesor Fernández Bordas y mereció dos veces el Diploma de Violinista de Primera Clase y el Primer Premio de Música de Cámara (1923 y 1924). Al concluir su estadía en el RCSMM, calificó para aspirar al prestigioso Premio Pablo Sarasate, por el que competían los más talentosos graduandos de dicha institución. Y, a ninguno de los profesores sorprendió que resultara triunfador en aquel importante certamen (1925).

Seguidamente, emprendió una gira por España y Portugal acompañado de una orquesta, realizando su primera presentación con una gala en el Palacio Real de Madrid ante los miembros de la Realeza española. Retornó a Puerto Rico en 1926 y se presentó en las principales salas nacionales, incluyendo el Teatro Municipal de San Juan, acompañado por una orquesta dirigida por su padre Jesús Figueroa. En 1927, sus triunfos se vieron coronados con una Copa de Plata que le entregara el Senado de Puerto Rico, presidido por Antonio R. Barceló. Ese mismo año ingresó a la Escuela Normal de Música de París para realizar estudios avanzados. Allí, bajo la tutela del gran Jacques Thibaud y del no menos célebre Jacques Chailley, obtuvo el Diploma de Concertista con la calificación más alta que, hasta el presente, alumno alguno haya obtenido. De inmediato, aceptó una plaza como catedrático de Violín de dicha institución – reemplazando al maestro Chailley – la cual mantendría durante doce años.

Durante su estadía en la capital francesa, Pepito Figueroa también actuó en numerosos conciertos como concertino junto a Nadia Boulanger y la Orquesta Sinfónica de París. Fue solista frente a sinfónicas dirigidas por Pierre Monteaux, Charles Muench y Ansermet, así como de la Orquesta de Cámara de París comandada por Alfred Cortot. Además, ejecutó el primer violín en el Cuarteto de la Ecole Normale. De su experiencia con esta organización resalta el hecho de haber arribado en cuarta posición – entre cientos de violinistas procedentes de todo el mundo – en el Gran Concurso Internacional Henry Wieniawsky, celebrado en Varsovia, Polonia.

El 30 de enero de 1934 ofreció su primer recital en el consagratorio Carnegie Hall, en Nueva York. Durante el segundo lustro de aquella década, recorrió casi toda Europa y Sudamérica, a veces actuando frente a pequeños conjuntos y, en ocasiones, acompañado por sinfónicas.
En Nueva York, donde vivió entre 1940 y 1945, actuó como concertino de la American Arts Orchestra, bajo la dirección de Kart Kruegger; de la National Symphony Orchestra, con sede en Washington y bajo la batuta de Hans Kindler y del American String Quartet.

Ya de vuelta definitivamente en su tierra, en 1945 fundó el que sería legendario Quinteto Hermanos Figueroa, completado por Narciso (pianista); Jaime «Kachiro» (segundo violinista); Guillermo (viola) y Rafael (violoncellista), considerado el más importante conjunto de música de cámara que ha surgido en nuestro país. Con este grupo actuó en gran parte del mundo y realizó importantes grabaciones. En 1949 fundó junto a varios colaboradores la Sociedad Amigos de la Música que, más adelante, daría paso a la Sociedad Amigos de la Música de Cámara de Puerto Rico.

Desde 1950, Pepito Figueroa ejecutó el Primer Violín en la Orquesta Filarmónica fundada y dirigida por Arturo Somohano y, desde 1959, hizo lo propio en la Orquesta Sinfónica de Puerto Rico, de la que sería uno de los pilares durante los próximos 31 años. A partir de 1960, ejerció como profesor en el Conservatorio de Puerto Rico que, al igual que la antes mencionada organización, ayudó a fundar. Aquí también ocupó el cargo de rector desde 1974 hasta su retiro, por motivos de edad, en 1990. Como sesionista, intervino en grabaciones de numerosos artistas, tanto del género clásico como popular.

Víctima de dolencias propias de su avanzada edad, Pepito Figueroa falleció en el Hospital Presbiteriano, en Santurce, a las 4:45 de la madrugada del lunes 9 de marzo de 1998. Había sido ingresado allí una semana antes por causa de una caída en su hogar que le provocó una fractura en su cadera derecha. Contaba 93 años. Sus restos fueron expuestos, primero, en la Sala Jesús María Sanromá del Conservatorio de Puerto Rico – institución a la que consagró gran parte de su vida – y, durante su velatorio, se ofreció un concierto a manera de homenaje póstumo, el cual estuvo a cargo de la Orquesta Sinfónica, la Orquesta del Conservatorio, la Banda del Conservatorio, la Camerata Caribe y el violinista Henry Hutchinson.

Luego de ser trasladados al Convento de los Dominicos del Instituto de Cultura Puertorriqueña, finalmente, fueron sepultados en el Cementerio Puerto Rico Memorial, en Isla Verde. Le sobrevivieron sus hijos José y Jordan, sus famosos hermanos y, entre muchos otros parientes, sus no menos destacados sobrinos Guillermo Jr., Rafael Jr. e Ivonne.

rev 10-jul-06


Autor
Miguel López Ortiz para la Fundación Nacional para la Cultura Popular
Nota
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