
En 1975 irrumpió en el movimiento de la nueva trova puertorriqueña un nuevo grupo musical. Era Moliendo Vidrio con el Pecho que, en medio de la recesión y las protestas sociales de la época, se abría paso en el panorama artístico contando entre sus integrantes con los jóvenes Gary Núñez, Sunshine Logroño, Rosita Velázquez, Iván Martínez y Pedro Villalón.
Para ellos todo empezó como un juego. Con un concierto en el mes de agosto en el café teatro La Tea del Viejo San Juan. Pero el momento histórico que vivían requería más de este nuevo concepto musical. Con los consabidos cambios de integrantes y el nombre acortado a simplemente Moliendo Vidrio, la historia discográfica de la agrupación comenzó a escribirse en 1977.
Bajo contrato con el sello multinacional Alhambra, representante entonces de figuras como Julio Iglesias, Nydia Caro, La Pandilla y Charytín Goyco, Moliendo Vidrio se abrió paso en las ondas radiales con el tema "Soy campesino" de Angel Fonfrías.
Desarrollando un estilo amplio que abarcaba numerosas tendencias musicales, el nuevo proyecto artístico trascendió allende los mares. En los Estados Unidos agotaron varias giras por los circuitos universitarios del Norte. En Jamaica fueron invitados al Festival del Caribe en julio de 1978. Y un mes más tarde acudieron al XI Festival Mundial de la Juventud en La Habana.
Con la salida del grupo de Rosita Velázquez, Moliendo Vidrio incorporó el talento de la cantante y actriz Carmen Nydia Velázquez, grabando en las postrimerías de la década del 70 el álbum "Maravilla encarcelada".
En el verano de 1979, Moliendo Vidrio se convirtió en uno de los grupos puertorriqueños que actuó en la clausura de los VIII Juegos Panamericanos celebrados en Puerto Rico.
Al llegar la década del 80, la popular agrupación comenzó a desarrollar proyectos musicales basados en la obra de don Abelardo Díaz Alfaro. El primero de éstos lo fue "Isla Terrazo" el cual, consistiendo de cuentos musicalizados del literato puertorriqueño, se presentó en festivales de teatro.
Posteriormente, lanzaron al mercado la obra "El Josco" considerada por muchos como una de las aportaciones de mayor peso de esta agrupación al cancionero popular.
La versatilidad musical de Moliendo Vidrio continuó reafirmándose a través de producciones como "Tropical" y "De fiesta". Siguiendo un proceso de evolución natural, el grupo comandado por Gary Núñez probó a través de su trayectoria que no era un grupo que podía encajar en los patrones preconcebidos que movían a la nueva canción en aquellos años.
De hecho, Moliendo Vidrio fue uno de los grupos de la nueva canción nacional que mayor duración tuvo en el pentagrama popular. Así, al llegar la década del 90, las voces de Daisy Rosario, Humberto González, y Daniel Rivera, Gisselle Solís y Peter Torres marcaron las etapas finales de Moliendo Vidrio en el ambiente artístico del País.
Para cerrar con broche de oro, el concierto "Bandera", presentado en 1990 en el Teatro Tapia arrancó aplausos unánimes de la crítica. Y al concluir su producción discográfica, Moliendo Vidrio dejó como legado el compacto "Para Siempre" en tributo musical a Rafael Hernández al conmemorarse el primer centenario de su natalicio.
En noviembre de 1998 Moliendo Vidrio, con sus integrantes originales, compartió estelares con los grupos Haciendo Punto en Otro Son y Fiel a la Vega en el espectáculo "Un junte para la historia", que se presentó a casa llena en el Coliseo Roberto Clemente de San Juan.
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