Fecha de nacimiento
30 de mayo de 1929
Lugar de nacimiento
Utuado, Puerto Rico
Fallecimiento
13 de junio de 2017

Entre las féminas que incursionaron al pentagrama popular como compositoras durante el Siglo 20, Ketty Cabán fue capaz de granjearse un sitial privilegiado. En una época en que brillaban sus contemporáneas Sylvia Rexach – de quien fuera fiel amiga y colaboradora –, Myrta Silva y Puchi Balseiro, las canciones de esta talentosa boricua encontraron cabida en los repertorios de muchos de los intérpretes nacionales más estelares.
Hija única del industrial tabacalero Francisco Galeno Cabán y Esmeralda Rosa Santiago, gran parte de su niñez transcurrió en Guayama, donde cursó sus estudios académicos regulares en el Colegio San Antonio Abad hasta graduarse de octavo grado. De vuelta en su pueblo natal, Rafaela Cabán Rosa completaría los secundarios en el Colegio San Miguel. Mientras tanto, la vocación musical le había despertado durante la infancia. Su primer deseo era aprender a tocar el piano. Pero, a pesar de que su madre la respaldaba en tal inquietud, por alguna razón su padre se opuso a ponerla bajo la tutela de un profesor y costearle las clases. En cambio, sí le compró una guitarra, cuya ejecución ella aprendería de manera autodidáctica, aunque reconoce que los primeros acordes los aprendió de Rafael «Feyo» Martínez, a quien considera su hermano de crianza.
Un destacado cuatrista y compositor utuadeño, Piní Maldonado, cuya fonda nuestra biografiada – todavía apodada Rafaelita por sus allegados – solía visitar desde niña para escucharlo tocar su instrumento, la estimuló a iniciarse como autora. Así que, contando apenas 13 años (1942), compuso su primer bolerito, al que tituló “A unos ojos verdes”. En lo sucesivo, su actividad musical sería incesante… aunque durante los próximos siete años a nivel aficionado.
Su entrada formal al ambiente artístico aconteció a partir de 1948 cuando, mientras grababa algunas de sus obras en los estudios Ochoa, en Santurce, conoció a Sylvia Rexach. Ésta encabezaba el grupo Las Damiselas que, en aquel momento, completaban Elena Rita Ortiz y Millita Quiñones. Aquella formación a veces se convertía en cuarteto al incorporarse Gogui Couto y actuaba, básicamente, como telonera de las funciones que Ramón Rivero «Diplo» realizaba a través de todo Puerto Rico frente a su compañía de comediantes La Farándula Bohemia.
Al surgir la amistad entre ambas, Sylvia la invitó a unirse a su conjunto. Sin embargo, ella rechazó el ofrecimiento alegando que todavía se sentía muy tímida. Meses después, Sylvia se separó de Las Damiselas y, como éstas aún tenían compromisos pendientes con el mencionado colectivo teatral, «Diplo» la reclamó para unirse a Elena Rita y Millita – quienes se la habían recomendado – para crear el trío Las Golondrinas. Ya sintiéndose más segura, no vaciló en incorporarse a la naciente agrupación que, entre otras composiciones, le estrenó la titulada “Lamento”, de corte flamenco.
En 1949, el trío Las Golondrinas se desintegró y, esta vez, Rafaelita Cabán sí aceptó la invitación de Sylvia para formar parte de su reorganizada y última versión de Las Damiselas, ahora integrado por Marta Romero y Blanquita Romero (cantantes); Lucy Boscana y nuestra biografiada (guitarristas); Daly Rosario (baterista) y su líder al piano. En determinados momentos Gloria Mirabal y Carmencita Figueroa figuraron como vocalistas. Fue durante esta pasantía, que culminaría en 1951, que su compañera Marta – luego estrella de las telenovelas y el cine – le estampó el apodo de Ketty con que el público la identificaría por el resto de su vida.
Tras la desaparición de Las Damiselas, esta ambiciosa artista decidió probar fortuna en Nueva York, a la sazón la Gran Meca donde soñaban triunfar la mayoría de los artistas latinoamericanos. Curiosamente, a pesar de que continuó cultivando el arte musical, al principio estuvo más activa en otras facetas que antes no había explorado: las de actriz y productora teatral. Como tal, integró la compañía de Vicky Cortés y colaboró en montajes encabezados por Roberto Rodríguez Suárez, Miriam Colón y Dean Zayas. Durante algún tiempo, alternó su quehacer artístico con el cargo de sub-gerente de Mercadeo y Publicidad de la empresa Cort Cosmetics.
Mientras tanto, sus composiciones comenzaron a tomar vuelo. En Puerto Rico y, bajo la etiqueta Discos Mardi, su bolero “Confesiones” fue grabado por el entonces recién lanzado solista Tito Lara (1953). Poco más adelante, este mismo intérprete, formando el Dúo Lara-Ortiz con María Esther Ortiz, le registra para el mismo sello el titulado “Tortura de amor” y el pasillo “Nunca”. Por su parte, en 1954 el cuarteto Los Hispanos estrenó en una de sus primeras grabaciones, editadas por la compañía Mar-Vela, el bolero “Angustia”, posiblemente su creación más difundida. Este grupo volvería a grabarlo bajo la etiqueta Musicor en 1964. Para las mismas fechas, también lo llevó al disco uno de los mejores boleristas boricuas de todos los tiempos: el gran Gilberto Monroig, quien luego lo incluiría en otros dos de sus álbumes. El hoy venerado Trío San Juan, de Johnny Albino, se acreditó un exitazo con su bolero “Un motivo”, perpetuado en el sello Verne, en 1955.
Su etapa en la Gran Urbe se prolongó hasta agosto de 1961, respondiendo al pedido de su entrañable amiga y compañera en las lides artísticas Sylvia Rexach, ya gravemente enferma. La depresión en que la sumiría el fallecimiento de ésta dos meses más tarde la impulsó a dejar de componer durante varios años. No obstante, durante algún tiempo produjo y animó el programa “Teenager's Time”, transmitido a través de WITA AM / Radio El Imparcial. En 1962 se convirtió en primera mujer – y única hasta la fecha – en desempeñarse como gerente de una hospedería en la zona turística del Condado. Específicamente, del Hotel Tanamá. Mantuvo dicha posición a lo largo de casi tres décadas, hasta que estableció su propio negocio en el sector capitalino de Ocean Park: Costa de Oro Guest House. Pero, en el ínterin, también fundó el periódico El Interrogador, que circuló quincenalmente durante 11 años (1979-1990).
En 2004 la Fundación Nacional Para la Cultura Popular editó el álbum “El placer fugaz del amor / Bertha María interpreta a Ketty Cabán” (FNCP-CD002), en la cual la referida cantante vocalizó sus canciones “Amigos”, “Oye tú / El placer fugaz del amor”, “Perdóname”, “Búscame en tu piel”, “Sentir por ti”, “Doña Soledad”, “Fue más que amor”, “No soy igual”, "Tenemos que seguir” y, naturalmente, “Angustia”. La dirección musical y las orquestaciones de esta producción se encomendaron al reconocido Amaury López Jackson. La obra discográfica fue seleccionada por el diario El Nuevo Día como una de las más destacadas de 2004.
Cuatro años más tarde su composición "Ramona", dedicada a una humilde lavandera de su pueblo llamada Ramona Gil, fue estrenada por el Coro de la Universidad de Puerto Rico (recinto de Cayey) en un concierto en el que la soprano puertorriqueña Tamara Escribano interpretó la obra. En 2009 la composición figuró en un nuevo concierto de dicho Coro, esta vez, contando la soprano Claribel Rivera como intérprete.
Ketty falleció el 13 de junio de 2017, víctima de una bacteria que se alojó en su cuerpo en el Hospital Pavía.
Lista parcial y cronológica de los principales intérpretes de sus boleros.–
Xiomara Alfaro: “La carreta” (Seeco, 1961).
Renée Barrios: “Ofrenda” (Fonograma, 1966).
Gilberto Monroig: “Amigos”, “Fue más que amor” y “Tenemos que seguir” (Borinquen, 196?).
Hugo Leonel Vaccaro: “Tenemos que seguir” (Tico, 197?).
Ednita Nazario: “Amigos” y “No soy igual” (Borinquen, 1974).
Lydia Sosa: “Doña Soledad” (Balseiro, 1978).
Otras tres de sus obras interpretadas ante el público, pero que no se han perpetuado en el disco son las baladas “Beyond My Night”, “Hauted” y “Those”, compuestas en 1975. También, “Ramona”, compuesta en 1984.
revisión 14-jun-2017
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