Juan Boria

Declamador



Fecha de nacimiento
17 de febrero de 1905


Lugar de nacimiento
Dorado, Puerto Rico


Fallecimiento
29 de mayo de 1995 en Río Piedras, Puerto Rico

Junto a los cubanos Eusebia Cosme y Luis Carbonell, el puertorriqueño Juan Boria completa la trilogía cumbre de recitadores en la historia de la poesía afroantillana. Durante más de cuatro décadas, este artista extraordinario e irrepetible supo honrar el calificativo de «El Faraón del Verso Negro» que otro inmortal del arte escénico nacional, Ramón Rivero «Diplo», le estampara en 1943. Hoy, a las alturas del primer lustro del Siglo 21, no ha surgido otro exponente de su género que pueda comparársele.

A pesar de su muy humilde origen, Juan Boria logró hacerse de una carrera universitaria a fuerza de grandes sacrificios. Luego de completar el octavo grado de estudios regulares en la Escuela Pública de su natal Dorado, prosiguió su educación secundaria en el vecino pueblo de Toa Baja. Para sostenerse económicamente, durante los fines de semana trabajaba como albañil o carpintero. Completó su etapa estudiantil preparatoria en la Escuela Superior Central, en Santurce, en 1923. Durante aquellas fechas, su familia se radicó en Cataño. Desde este municipio se trasladaba diariamente a la Universidad de Puerto Rico. En este recinto obtuvo el título de Maestro de Artes Industriales, Dibujo y Carpintería. Al cabo de varios años trabajando en diversos talleres, en 1937 se inició en el magisterio ejerciendo su profesión en San Germán. De aquel plantel fue trasladado a la Segunda Unidad de Campo Rico, en Canóvanas.

Durante una velada artística escolar celebrada, precisamente, en Canóvanas en 1938, escuchó a un colega suyo, Pablito Rivera, recitar el poema negrista “La negra curandera”, que le gusto muchísimo. Solicitó a éste una copia para aprendérselo y recitarlo en reuniones de amigos. Así lo hizo y, al cabo de un tiempo, varias amistades lo instaron a participar en el programa dominical “Industrias nativas”, que los hermanos Córdoba Chirino mantenían en WKAQ. Para su fortuna, la referida audición solía ser escuchada por el poeta Fortunato Vizcarrondo, quien llegaría a ser considerado el más importante cultor de la poesía negra puertorriqueña. Un día éste lo sorprendió visitándolo en su hogar y, tras identificarse como el autor del poema que nuestro biografiado declamaba, se ofreció a brindarle otros para que los recitara en el programa: “Y tu abuela, ¿a ónde está?”, “Baile cangrejero”, “Canto para bailar un negrito”, “El negro borracho”, “Loíza Aldea”, “¡Qué negrota!”, “Tangalatín”, etc. Surgió así una sociedad artística que se prolongaría hasta el fallecimiento de Vizcarrondo, también recordado como profesor de música y director de la Banda Municipal de Carolina.

En 1941 coincidió en un espectáculo realizado en Medianía Alta, Loíza, con Ramón Rivero «Diplo» y José Luis Torregrosa, quienes encabezaban la exitosa compañía de comedias “La farándula bohemia”. Aquellos grandes actores quedaron tan impresionados con su actuación que lo incorporaron a su grupo. A partir de entonces recorrió casi todos los teatros del País, no sólo luciéndose con su jocosísimo repertorio poético, sino también desempeñándose como actor. En 1944, junto a los referidos compañeros, fue enviado por el Gobierno a entretener a los soldados norteamericanos estacionados en la base del Canal de Panamá. Aunque no figuró como miembro permanente del elenco de “El tremendo hotel”, a partir de 1947 fue frecuente invitado a este espacio humorístico para caracterizar personajes diversos.

En 1950 viajó a La Habana, recomendado por «Diplo» a los directores artísticos de la RHC Cadena Azul y por Luis Palés Matos para que se entrevistara con el insigne poeta Nicolás Guillén. Aunque su intención era permanecer 15 días en la capital cubana, la acogida que el público le dispensó fue tan fenomenal que su estadía se prolongó dos meses ante los contratos que le surgieron. Posteriormente, presentó su espectáculo en República Dominicana, Colombia, Venezuela, España y Portugal, además de las habituales en Nueva York y otras ciudades de Estados Unidos. Posteriormente alternó su actividad artística con su desempeño como maestro de encuadernación en la Escuela Vocacional Miguel Such, en Río Piedras.

De la radio, Juan Boria pasó a la naciente pantalla chica, en 1954. Su debut en este medio aconteció en la versión televisiva de “Tribuna del arte”, que don Rafael Quiñones Vidal instituyó en Telemundo / Canal 2. Después actuó en “La taberna India” – cuyo elenco integraban miembros de “La farándula bohemia” con «Diplo» como estrella central – y, seguidamente, en la mayoría de los programas de variedades.

Nuestro biografiado debutó en el cine en 1964, aportando una intervención especial a la producción méxico-boricua “Mientras Puerto Rico duerme”, dirigida por Julián Soler y protagonizada por Arturo de Córdova, Marga López, Miguel Ángel Álvarez y Marta Romero. También apareció en varios cortometrajes producidos para la División de Educación a la Comunidad (DIVECO).

A partir de 1965 recorrió centros culturales, planteles estudiantiles y plazas públicas de todo Puerto Rico ofreciendo recitales auspiciados por el Instituto de Cultura Puertorriqueña (ICP). Aunque se identificó principalmente con las obras de Vizcarrondo, Palés Matos y Nicolás Guillén, su vasto repertorio incluyó también poemas de Emilio Ballagas, Félix B. Caignet, Gonzalo Castañón, Marcelino Arozamena, Lorenzo Coballés, Alfonso Camín, Pablo Motito, Gilberto Hernández Santana, Enrique Montijo, María Teresa Vallés, Luis Manuel Ruiz y Rubén Suro. En 1979 sostuvo tres “mano a mano” con el cubano Luis Carbonell durante las Olimpiadas Culturales que se celebraron en San Juan simultáneamente con los Novenos Juegos Panamericanos.

A lo largo de su trayectoria artística, este irrepetible artista boricua recibió más de 200 reconocimientos. Entre otros, se recordaría muy especialmente el homenaje que se le brindó en el marco del Séptimo Festival de Bomba y Plena – que se le dedicó –, celebrado en Dorado, entre el 10 y el 13 de octubre de 1980. También, el que se le brindó mes y medio más tarde con el espectáculo “Nuestra noche”, celebrado en el Coliseo Roberto Clemente, en Hato Rey (nov. 27). A aquel evento se unieron el cantautor pop Wilkins, los grupos Haciendo Punto En Otro Son, Los Pleneros del Quinto Olivo y Vivos de Milagro, así como el comediante y trovador Tavín Pumarejo. El actor y locutor David Ortiz Angleró fue el presentador. Al año siguiente, el Festival de Codazos instituido por el productor Osvaldo Agüero Fernández le otorgó el premio Agüeybaná de Oro. Sin embargo, el más significativo de todos le fue conferido por la Administración Municipal de Dorado, presidida por el alcalde Alfonso López Chaar, que en 1983 adquirió el antiguo Teatro Juana de Arco, situado en la Carretera PR-165, a la entrada del pueblo. Tras someterlo a las renovaciones de rigor, lo rebautizó con el nombre de Teatro Juan Boria, inaugurándolo con un espectáculo a cargo del Ballet Folklórico Nacional Areyto, la noche del martes 30 de octubre de 1984. Dos días después – jueves 1ro. de noviembre –, este gran artista presentó su primer recital en esta sala, acompañado por Igor Xavier y Sus Tambores Batá.

Juan Boria Romero contrajo matrimonio con la sangermeña Emérita Rodríguez en 1941. Frutos de esta unión son Norma y Zayda, quienes hoy serían contable y neuróloga, respectivamente. Éstas le dieron siete nietos. Durante su primer matrimonio procreó a Cruz. Tras su retiro del Magisterio en 1974, estableció un taller de encuadernación de libros en su propio hogar en Cupey, Río Piedras.

El arte de Juan Boria puede apreciarse en dos producciones discográficas que dejó a su pueblo como legado: “¡Qué negrota!” (Mar-Vela, MVLP-107) y “Majestad negra” (ICP/L-9). Igualmente, el cantautor Bobby Capó, hijo, le dedicó su composición “A Juan Boria”, que Tony Croatto incluyó en su álbum “¡Arrímese, mi compay!” (Velvet, LPV-6009), editado en 1981.

rev 15-jul-06


Autor
Miguel López Ortiz para la Fundación Nacional para la Cultura Popular
Nota
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