Fecha de nacimiento
23 de marzo de 1882
Lugar de nacimiento
San Germán, Puerto Rico
Fallecimiento
12 de octubre de 1954 en Cataño, Puerto Rico

Francisco Quiñones “El Paisa” fue el cuarto vocalista puertorriqueño, exponente de la canción popular, que tuvo oportunidad de perpetuar su voz, gracias a la entonces naciente industria discográfica. Su primera sesión de grabación aconteció el 13 de enero de 1917 en el establecimiento de don Luis Sánchez Morales en el Viejo San Juan – pionero en la distribución de enseres eléctricos –, donde técnicos de la Victor Talking Machine habían instalado el rudimentario equipo mecánico necesario para tan históricos registros.
A “El Paisa” tan sólo lo habían antecedido en tal tarea la contralto sanjuanera Teresina Moreno Calderón y el Dúo Parrilla-Carrillo – intérprete de aires campesinos – en la primera serie de grabaciones realizada en nuestro país (Columbia, 1910) y el orocoveño Manuel Jiménez “Canario”, quien grabó varias melodías mexicanas para la etiqueta Pathé, en Nueva York, en 1914. Todos estos registros se efectuaron en el sistema de cilindros. Es importante aclarar que el boricua que pasó a la historia como el primero cuya voz se grabó para la posteridad fue el insigne tenor ponceño Antonio Paoli Marcano (1871-1946). Específicamente, para la compañía Discophone en 1907. Pero éste no cultivaba la canción popular, sino la ópera.
El debut discográfico de “El Paisa” constó de siete romanzas. Primero se editaron “La criolla” y “La puertorriqueña”, en ambas formando dueto con Angelito De la Rosa en la segunda voz. Las otras fueron “El huérfano”, “Escuchando mis cantares”, “Nereida”, “Responde” y, a dúo con un tal Barrios, la que sería el más resonante éxito de su carrera: la danza “Alondras en el bosque”, del arecibeño Carlos Padilla. A partir de entonces, la actividad artística de este intérprete sería muy intensa. Entre tantos méritos más, se le acredita haber sido uno de los primeros cantantes que actuó en la radio nacional, siendo frecuente invitado a audiciones de la emisora pionera, WKAQ, durante el principio de la década de 1920.
Resulta imperativo señalar que, curiosamente, los mencionados cantantes que lo antecedieron en el ámbito del disco alcanzaron cartel estelar cuando ya él era un artista exitoso. Por ejemplo, el más notable de ellos, “Canario”, cosechó sus primeros triunfos a partir de su vinculación a la casa Víctor en 1926.
Mientras tanto, antes de aquellas fechas, en los estudios de la Víctor en Camden, Nueva Jersey –4, 5 y 6 de agosto de 1924 –, Francisco Quiñones “El Paisa” había realizado las tres sesiones que le resultaron consagratorias, registrando un total de 24 piezas. En la mayoría fue acompañado por el venezolano Leonel Velazco (alternándose con el piano y la guitarra) y, en otras, por un guitarrista de lujo: Rafael Hernández. Salvador De Jesús le hizo segunda voz.
Durante largos años fueron muy populares sus interpretaciones de las siguientes obras de Padilla: “Soñé” y “Suspiros de amor” (boleros); “Despedida rumbera” y “Los chivos en el batey” (guarachas); “Charada” (vals) y la segunda versión de “Alondras en el bosque”. También: “Alma boricua” (one-step de Clodomiro Rodríguez Colón y José Rodríguez Pastor que alcanzaría categoría de clásico); los boleros “Niña” y “Tristeza” (de Julio Alvarado); “Yo no sé si me quieres” (de Enrique Dorrego); “Madre” (de Santiago Sebastián); “La Concha” (de Angelito De la Rosa) y “Amor y desengaño” (de Rafael Hernández); las danzas “Borinquen” (de Félix Astol y Luis Lloréns Torres); “Confesión” (de Blas Laguna) y “Vívelo” (de Luis Rodríguez Miranda) y el vals “Preso y enfermo” (de Hipólito”Polo el Bardo» Rivera).
Hacia 1925 ó 1926 se estableció en Nueva York. Aquí encabezó un trío que completaron Fausto Delgado (segunda voz) y el virtuoso guitarrista y cuatrista Heriberto Torres. Con ellos grabó, entre otras piezas, la que fue muy difundida versión de la danza “La Borinqueña” – convertida en Himno Nacional de Puerto Rico en 1952 –, original de Félix Astol con letra de Manuel Fernández Juncos.
El 19 de septiembre de 1934 volvió a grabar en San Juan. Esta vez, acompañado por un conjunto dirigido por Jorge Rubiano y una segunda voz prodigiosa: El Negro Chapman. Esta sesión consistió de cuatro boleros: “En el Escambrón” y “Te la regalo” (originales de Rubiano); “Candita” (de Rafael Hernández) e “Ilusión” (de Leslie A. Nieves), que fueron editados por Brunswick Records.
Catalogado por Rafael Hernández como “uno de los mejores cantantes que han tenido las Antillas, dueño de una voz de tenor de altos quilates”, este intérprete que hoy recordamos era un artista intuitivo. De formación autodidáctica, “El Paisa” nació en San Germán, el 23 de marzo de 1882. Durante su adolescencia trabajó como aprendiz de herrero. Luego se convirtió en mecánico de maquinarias de la industria azucarera, oficio que desempeñó en la Central Coloso, en Aguadilla. Sirvió al Ejército norteamericano que acababa de entrar a la Primera Guerra Mundial (1914-1916). Tras obtener su licenciamiento, se radicó en Puerta de Tierra. Fue entonces que emprendió formalmente su trayectoria musical formando un admirado dúo con Ramón Quirós. Junto a éste volvería a compartir triunfos durante su etapa en la plaza neoyorquina.
A lo largo de su carrera, “El Paisa” se presentó en teatros, centros nocturnos y radioemisoras de varias ciudades de Estados Unidos, Cuba y, naturalmente, su patria. Pero, gracias a que el grueso de su discografía fue editado por las multinacionales Víctor – luego RCA Víctor – y Brunswick, sus grabaciones se distribuyeron en casi toda América, donde recibieron considerable difusión. Las últimas que realizó fueron registradas en los estudios de Puerto Rico Records a mediados de la década de 1940. En estas fue acompañado por el Grupo Aurora, entonces encabezado por el cuatrista Ladislao "Ladí" Martínez y el guitarrista Felipe Rosario Goyco “Don Felo”. El pepiniano Ernestico Mantilla le hizo segunda voz en algunas selecciones.
Minado por la diabetes, calamidad que le provocó la amputación de sus piernas, este insigne boricua falleció en Cataño, el 12 de octubre de 1954. Contaba 72 años.
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