Elsa Román

Actriz



Fecha de nacimiento
2 de diciembre de 1935


Lugar de nacimiento
San Juan, Puerto Rico


Fallecimiento
29 de febrero de 2016

De todas las expresiones del arte en las que incursionó la actriz Elsa Román, el teatro fue por siempre su gran pasión. Desde sus primeras experiencias histriónicas en la etapa universitaria hasta la madurez de su vida, la artista riopedrense no tuvo límites en términos de interpretaciones histriónicas. Ya fuera comedia, drama, zarzuelas o representaciones de corte romántico o histórico su carrera fue ejemplo de dedicación y empeño.

Su primer contacto con las artes lo tuvo en el Teatro Infantil Universitario que dirigía Victoria Espinosa. El colectivo, que posteriormente se conocería como Comedieta Universitaria, la llevó a participar en producciones infantiles como “Hansel y Gretel” y “La Sota de Corazones”.

Mas ciertamente entregar su vida al teatro no fue algo que surgió con facilidad. En sus años de juventud hablar de una carrera artística no fue una propuesta que recibiera la aprobación de su familia. De ahí que aunque tuviera la satisfacción de actuar en la Universidad de Puerto Rico en obras como “El abanico” (1952), “La vida que te di” (1955) y “El desconfiado prodigioso” (1956), Román se preparó en el campo de las ciencias sociales dejando su desarrollo como actriz como un pasatiempo.

Mientras Elsa cumplía con sus deberes oficiales que incluían la programación de computadoras, los ensayos y las actuaciones teatrales se fueron sucediendo. De ahí que su trabajo histriónico se marcara en producciones como “La rosa tatuada” (1961) y “La tentación va de compras” (1962) en la década de 1960.

Un súbito contratiempo de salud en 1971 la llevó entonces a reflexionar sobre su futuro. Y en la encrucijada sobre su derrotero, Elsa Román decidió que en lo sucesivo iba a dedicarse a lo que ella se sentía llamada: el teatro.
Decenas de títulos en los que trabajó fueron apareciendo en la cartelera nacional de inmediato. Así formó parte de los elencos de producciones como “El seminarista”’ (1970), “El rompecabezas” y “La trampa” (1971), “La víspera del día después” (1973) y “La casa de Bernarda Alba” y “La plena murió en Maraguez”, ambas en 1978.

En 1973 el crítico de The San Juan se volcó en elogios para la actriz por su actuación en la controvertible “Culebra U.S.A.” de Lylel González. Tres años más tarde el mismo diario reconocía su labor al publicar en titulares “Para Elsa Román los 27 vagones” por su labor en “27 vagones de algodón”. Sin embargo, fue su protagonización en “El asesinato de Sister George” en 1977 uno de los trabajos que mayor satisfacción le dio a la actriz.

Román, quien trabajo con una amplia gama de directores como Arturo Machuca, Myrna Casas, Victoria Espinosa, Getsy Córdova y Dean Zayas, era entonces un nombre reconocido en el circuito teatral mas no así en la televisión nacional. La idea de aparecer en la pantalla chica fue algo que no le llamaba la atención a la actriz, al menos en sus primeras décadas de carrera. Y no fue por no recibir ofertas. La realidad era que el contacto directo con el público era lo que verdaderamente nutría su ser como artista.

Aún así, la actriz dio el paso inevitable a la televisión marcando sus primeras incursiones en novelas que producía Tommy Muñiz. Posteriormente hizo lo propio en las telenovelas “Pueblo Chico” (1976) y “Los dedos de la mano” (1979) de Enrique Laguerre. Hasta que en la década de 1980 se convirtió en la progenitora de “Juanma Román” en la exitosa comedia “En casa de Juanma y Wiwi” que protagonizaban Awilda Carbia y Juan Manuel Lebrón.

Con el reconocimiento público que facilita la exposición televisiva, Elsa incursionó en otros proyectos. Mas el teatro siguió siendo su vehículo de máxima expresión. Así laboró en producciones como “La casamentera” (1981), “El gran pinche” (1982), “El gran circo EUcraniano” (1988/89), “Este país no existe” (1993), “Al garete” (1994) y “Lo mío es de nacimiento” (1999) hasta su entrada a la edad de oro. Con la llegada del siglo XXI, uno de sus últimos trabajos en la escena boricua lo fue “Marta y Cristóbal, la aventura” en 2006.

Si bien en sus últimos años sus vivencias fueron enmarcadas dentro de su residencia en un proyecto dedicado a personas de la tercera edad, Elsa Román no dejó de ser actriz. Allí realizó actividades artísticas con sus compañeros de comunidad llevándolos inclusive a actuar en pequeñas obras que ella dirigía por su experiencia en la actuación.

Complicaciones de salud marcaron sus últimos días en los que recibió al menos la visita de compañeros del arte como Velda González, Myrna Casas, Juan Manuel Lebrón, Tito Negrón y colegas del Colegio de Actores de Puerto Rico. Pero el 29 de febrero de 2016 la actriz Elsa Román entró a la inmortalidad.


Autor
Javier Santiago para la Fundación Nacional para la Cultura Popular
Nota
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