Entre Teatro del 60 y Teatro Breve

Las vivencias del colectivo vanguardista fueron desempolvadas para ilustrar a las nuevas generaciones algunas lecciones sobre nuestra historia teatral.
El conversatorio “Desde Teatro del 60 hasta Teatro Breve” se llevó a cabo en el Teatro Victoria Espinosa. (Foto Alina Marrero para Fundación Nacional para la Cultura Popular)

“Los actores tienen que encontrarse,
tienen que verse,
tienen que celebrar”. (Ernesto Concepción, padre)

Por Alina Marrero
Para Fundación Nacional para la Cultura Popular

En días recientes disfrutamos de dos actividades abarcadoramente enriquecedoras, que fueron parte de las celebraciones que comprenden el 53er Festival de Teatro Internacional, que auspicia el Instituto de Cultura Puertorriqueña. Ambas actividades giraban en torno al quehacer teatral de José Félix Gómez, actor, director, dramaturgo y académico, a quien, más que merecidamente, se le dedica el festival.

Más que felicitarlo, nos urgía apoyar a Jofe (apodo amistoso), a quien nos une 52 años de amistad. Nos conocimos en 1971, como estudiantes del Departamento de Drama de la Universidad de Puerto Rico en Río Piedras. Ese mismo año, compartimos nuestra primera experiencia en el teatro profesional: “Areyto pesaroso”, dirigida y escrita por la Dra. Victoria Espinosa.

La producción fue uno de los tres montajes que representaron a Puerto Rico en el Primer Festival de Teatro Latinoamericano que se dio en el desaparecido Teatro Cooparte, en Villa Palmeras. Para nosotros, jóvenes estudiantes, la participación en ese festival, fue invaluable. La experiencia de ser dirigidos por una leyenda que terminaba los ensayos a las cuatro de la madrugada, marcó nuestras vidas.

El diálogo formó parte del programa de actividades que celebra el Insituto de Cultura en torno al 53er Festival de Teatro Internacional. (Foto Alina Marrero para Fundación Nacional para la Cultura Popular)

No pudimos estar presentes en la apertura del 53er Festival Internacional; de modo que al conversatorio “Desde Teatro del 60 hasta Teatro Breve”, no podíamos faltar.

De esa manera, nos encontramos, la brillante mañana del martes 10 de octubre, en el Teatro Victoria Espinosa, con Antonio García del Toro, Orvil Miller, Anamín Santiago, Idamaly Jiménez, Noelia Crespo, Checo Cuevas, Rosabel Otón, Luz María Rondón, Roberto Alexander Pérez, Jessica Gaspar, Ineabelle Colón, Pedro Muñoz, José Caro, Florita Pérez Garay, Manuel Padilla, Julio Ramos y Ramfis González, entre unos cuantos teatreros más.

¡Qué falta nos hacía esa rumba! Entre risas, lágrimas, descubrimientos, y remembranzas, pasamos un momento supremo.
Las palabras de bienvenida del Dr. Ismanuel Rodríguez, director del Programa de Teatro y Danza del Instituto de Cultura Puertorriqueña (ICP), definieron la intención del encuentro: Explorar los puntos en común que tienen dos compañías teatrales, una del siglo 20 y otra del siglo 21, que se han mantenido activas, y la relevancia en nuestra historia y futuro teatral.

La mañana ofrecía también un estreno mundial: la presentación del documental “La verdadera historia de Teatro del 60: la primera década”. La crónica fue presentada por Aixa Méndez, experta de teatro en el Programa de Teatro y Danza del ICP.

Aplaudimos el soberbio trabajo del director Vicente Juarbe, narrado por la recia voz de la primerísima actriz, directora, diseñadora y académica puertorriqueña, Idalia Pérez Garay. La selección de imágenes y palabras reafirmaron el norte que Teatro del Sesenta nunca dejó de enfilar.

Las secuencias mostraron la entrada real, al teatro Sylvia Rexach, antaño lleno de gloria, ahora destruido inmisericordemente, entre afiches, programas de mano, cartas, facturas, oficina, sala de ensayo, camerinos, fotografías, periódicos, saudade inexpresable, ira, lucha desmedida, ingenuidad.

Prevalecieron comentarios de artistas y personalidades como Jacobo Morales, José Luis Ramos Escobar, Luz María Rondón, Flor Joglar, Eduardo Lalo, Tito Fortuna, Victoria Espinosa, Carlos Esteban Fonseca, Ulises Santiago, Raúl Carbonell hijo y María Soledad Romero, entre otros.

La crónica fue presentada por Aixa Méndez, experta de teatro en el Programa de Teatro y Danza del ICP. (Foto Alina Marrero para Fundación Nacional para la Cultura Popular)

Sinceridad, espontaneidad y naturalidad son las tres palabras que coronaron la actividad. En esa dinámica, el director Vicente Castro, resultó ser el moderador ideal.

Al destacar que Teatro del Sesenta cumplía 60 años, Castro enfatizó, además, que Teatro del Sesenta manejó el Teatro Sylvia Rexach por 17 años, justo la cantidad de años de existencia que tiene la compañía Teatro Breve, nacida en 2006.

Representaban a Teatro del Sesenta en el foro, Belén Ríos, Idalia Pérez Garay y José Félix Gómez. Mientras que Lucienne Hernández, Lourdes Quiñones y Luis Gonzaga, fueron los representantes de Teatro Breve.

Idalia inició la conversación: “Queríamos hacer el documental de una manera asequible a los tiempos. Por ejemplo, subirlo a YouTube. Hicimos un organigrama y decidimos hacerlo por décadas. Esta primera parte expone desde 1963 a 1969. Nuestros orígenes, una década extraordinaria donde hubo cambios drásticos en el mundo y en Puerto Rico”.
La profesora aclaró que, si tienen subsidio, esperan estrenar las otras décadas en 2024. Manifestó, además, que era un “gusto y un honor compartir con Teatro Breve, quienes habían sido sus estudiantes y estudiantes, también, de Jofe”.

Cuando Idalia culminó esa disertación, Vicente Juarbe comentó: “Eso mismo es lo que yo iba a decir”. Las carcajadas se dejaron sentir.

Entonces, Vicente Castro motivó el dialogo con los representantes de Teatro Breve, grupo que administra el teatro Shorty Castro desde hace nueve años.

Lucianne Hernández expresó que sintió deseos de llorar al ver, en el documental, las condiciones actuales del Sylvia Rexach: “Nosotros tenemos el Shorty y sabemos que se crea amor por el espacio. También hemos tenido nuestras luchas. Por ejemplo, después del huracán María no había luz, y después de la pandemia, vendieron el edificio, así que nos subieron el alquiler”.

La actriz informó que Teatro Breve cuenta con productores a tiempo completo, que no son actores: “Tenemos la suerte de contar con Nahima Rodríguez, y un equipo de producción, desde nuestros inicios, cuando cobrábamos cinco dólares la entrada”.

Vicente Juarbe e Idalia Pérez Garay realizaron una producción fílmica que documenta parte de la historia de Teatro del 60. (Foto Alina Marrero para Fundación Nacional para la Cultura Popular)

“No administramos el teatro, lo que es una diferencia grande para el artista. Estamos en una burbuja creativa. Escribimos y creamos nuestros trabajos. Presentamos, lo que pasa en la calle, y el público se siente identificado”, sostuvo Hernández.

Lourdes Quiñones enfatizó la importancia de contar con un espacio para presentar: “Yo entré a la universidad al cierre del teatro principal. Teatro Breve fue una respuesta a la rebeldía por no tener un espacio. El Teatro Sylvia Rexach es conversación imprescindible para el desarrollo de distintos grupos”.

Quiñones abundó: “Nosotros trabajamos con los temas inmediatos de la actualidad. Otras personas, con otras inquietudes, no tienen foro. Por tanto, el público no se acostumbra a que son opciones. Poseer un espacio teatral otorga absoluta libertad de repertorio, de trabajo continuo”.

“Recuperar espacios perdidos tiene que ser prioridad. El capital artístico del país es uno de los más sólidos, importantes y prolíferos. En todas partes hay un artista”, finalizó Lourdes.

Por su padre, Luis Gonzaga recordó que los inicios de Teatro Breve fueron en Taller Ce, en Río Piedras: “Más que estar en escena, me motivaba hacer la obra. Estar alrededor de los ensayos. Me siento afortunado y agradecido de poder estar viviendo el momento donde contamos con un espacio. Urge tener más espacios”.

Vicente Castro opinó que la inexistencia de una efectiva política cultural colaboró con el cierre del Sylvia Rexach, y, por unos minutos, aflojaron las opiniones, sobre todo de los más jóvenes.

Posiblemente, el momento más encantador del conversatorio fue cuando Idalia Pérez Garay reconoció que ellos no eran administradores: “Somos hijos de los 60. Éramos hippies. Cuando comenzamos nos reuníamos en el piso, en círculo, a soñar con la utopía. Soñamos con un local. Lo tuvimos alquilado al principio. La sala se llenaba a toda capacidad, teníamos un éxito extraordinario”.

“Éramos románticos, soñadores, idealistas. Decíamos: ¡El teatro no se vacía! Y un día el teatro se vacío”, Idalia admitió.

“Muchos artistas nos apoyaron. Se reunieron 50 mil dólares y se abonaron. Pero había que pagar 250 mil dólares en cinco años, y solo dependíamos de la taquilla. Y cómo éramos ‘auténticos’, era ‘asqueroso’ pedir fondos. En aquel momento, todos cobrábamos 20 dólares por función. Recibimos consejos de no meternos en esa deuda por cinco años, pero lo hicimos”, Idalia esclareció.

El director Vicente Castro aportó sus observaciones sobre el tema en discusión. (Foto Alina Marrero para Fundación Nacional para la Cultura Popular)

La profesora relató que cuando terminó “La verdadera historia de Pedro Navaja”, en 1981, se dio una ola de violencia y crímenes en Puerta de Tierra. A eso se añadió la inauguración del Centro Bellas Artes de Santurce: “Con todo, luchamos. Hicimos un festival internacional que auspició Joseph Papp. Hicimos unos montajes bellísimos… aun así, la sala siempre estuvo a mitad hasta, que tuvimos que entregar el teatro”.

Explicó Idalia que, después del cierre del Sylvia, hubo introspección: “Unas amigas nos convencieron de solicitar fondos, así que dejamos aquel “orgullo” de lado, tomamos un taller de empresarios, e hicimos una propuesta. Nos aprobaron cinco mil dólares, lo que nos dio para pagar una oficina, una secretaria y un fax”.

La profesora abundó: “Jaime Suárez nos ofreció un espacio en Casa Candina. Hicimos una propuesta a largo plazo a National Endowment For The Arts. Nos aprobaron 160 mil dólares. Así fue como desarrollamos proyectos como ‘Puertorriqueños’ de José Luis Ramos Escobar, ‘Fulgor y muerte de Joaquín Murieta’ de Pablo Neruda y ‘La gaviota’ de Anton Chejov, entre otros. En fin, después de perder el Sylvia, reaprendimos”.

José Félix Gómez habló sobre sus inicios con Teatro del Sesenta, con la obra “El herrero y el diablo” de Juan Carlos Gené (Capítulo XXI de Don Segundo Sombra de Ricardo Güiraldes) dirigida por Carlos Ferrari en 1971: “Yo valoraba el trabajo de Ferrari, por el lenguaje y las situaciones populares. Cuando Dean Zayas renunció, creamos una junta, hacíamos trabajo común. Pero no se vislumbraba la logística hacia el futuro. Era producción tras producción”.

“¿Cómo se ven en los próximos 60 años?”, preguntó Vicente Castro, sonrisa en piel. Y si la pregunta fue simpática, la respuesta de Idalia Pérez Garay no se dejó esperar: “Es posible que esté haciendo teatro en otro plano. Porque ahora, la compañía está inactiva, casi muerta”. Las risas no la dejaban hablar.

No obstante, la profesora pudo continuar: “Después de Casa Candina, tuvimos otra oficina. En 2016, la Junta de Control Fiscal cortó los fondos a las compañías sin fines de lucro. Nosotros no pagamos nada, ni luz ni agua ni alquiler, durante un año. En 2017 llegó María. Cuando intentamos recuperar nuestras cosas, no pudimos porque el dueño del local nos cerró la oficina con candado, y allí está todo, tal cual lo dejamos”, aseveró.

Idalia reveló que fue en ese momento que se le ocurrió dejar un documental como legado para la posteridad. Entonces, les habló directamente a los representantes de Teatro Breve: “Ahora son ustedes los que tienen que continuar con el trabajo y nosotros los asesoramos. Los esfuerzos que hagan se verán en las próximas décadas y nosotros los vamos a entrevistar, para la década del milenio, en el documental”.

Después de los alegres aplausos, Vicente Castro felicitó a todos los participantes. Al finalizar, corrimos a abrazarnos con algarabía, indiscriminadamente, sin tiempo ni edad.

Al hacer nuestras las palabras del compañero teatrero Roberto Alexander Pérez, en una red social, pondremos el punto semi final: “Cada quien está llamado a conocer su historia, solo así honraremos nuestros procesos, sólo así honraremos nuestro propio camino”.

Felicitamos y agradecemos al director de Oficina de Teatro y Danza del Instituto de Cultura Puertorriqueña, Ismael Rodríguez, y a su equipo de trabajo, por esta bellísima actividad.

Dato de interés –

Nos cuentan dos o tres pajaritos cibernéticos que el Teatro Sylvia Rexach, fue diseñado al estilo modernista catalán por el insigne arquitecto, (que también diseñara La Casa España, El Castillo Serrallés, y El Capitolio, entre otras joyas icónicas dignas de ser patrimonio nacional) Pedro Adolfo de Castro Besosa (1895-1936).

Dicen que el teatro fue comisionado por la compañía Warner Martí de Puerto Rico, y que estrenó como Teatro Martí, en marzo de 1937. Más tarde se conoció como Teatro Lara.

Dicen que, desde inicios de la segunda década del siglo 21, dos incumbentes capitalinos, que no están en el poder, anunciaron la remodelación.

Nos contó otro pajarito cibernético que un proyecto de remodelación obtuvo Mención de Honor en la Categoría de obra no construida, XVI Bienal de Arquitectura del CAAPPR, 2016. Nos contó el mismo pajarito que la remodelación incluía tres salas de espectáculos, un café teatro, dos cafés y que la construcción comenzaría en 2017. (https://www.ganifcsp.com/teatro-sylvia-rexach)

Y como algunas de esas avecillas no se ponen de acuerdo, si algo de lo que han leído aquí es incorrecto, culpen a esos pajaritos embusteros.

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