Por Javier Valentín Feliciano
Para Fundación Nacional para la Cultura Popular
Carol Bajandas se convirtió en Miss Puerto Rico 1966 y quienes la conocieron la describen como un ser luminoso y especial. Es una mujer muy educada y adelantada a sus tiempos por sus posturas. Su esencia está presente y documentada en testimonios y publicaciones que recogen los valores que la distinguen.

Desde pequeña ya había iniciado carrera en el modelaje, por lo que a sus padres no les sorprendió su participación en el concurso Miss Puerto Rico que en aquel momento dirigía la señora Anna Santisteban.
El escenario que entonces enmarcaba la competencia era muy distinto a lo ostentoso y tecnológico en diseño que puede ser el actual. De hecho, el grupo de las participantes desfiló ligeramente por la pasarela y, en cuestión de minutos, escogieron a la ganadora que mejor se proyectó.
Sin campañas previas que crearan expectativas, ni la atención mediática que hoy generan los llamados “misiólogos’’ en los medios de comunicación, la seleccionada de 1966 fue reseñada por los periódicos El Mundo, The San Juan Star y El Imparcial, así como en el diario La Prensa que se publicaba en Nueva York.
Según los datos, Carol Bajandas estudió sus primeros grados en el Colegio Espíritu Santo en Hato Rey y completó su educación superior en el Colegio Puertorriqueño de Niñas (CPN). A tono con lo que era la norma a mediados de la década de 1960, la institución de donde obtuvo su diploma de cuarto año era reconocida por preparar a sus egresadas con una formación similar a la que se recibía en universidad. Mejor aún, el objetivo principal de aquel plantel educativo era formar a mujeres que optaran por carreras profesionales y continuaran estudios postsecundarios. Esa filosofía estaba muy lejos de aquellas creencias que fomentaban roles femeninos codependientes de sus parejas y dedicadas estrictamente a las faenas domésticas.

Con todo esa base en términos educativos, esta embajadora de la belleza puertorriqueña se destacaba entonces como aficionada a los deportes, tenía habilidad para dibujar y, en términos musicales, tocaba la guitarra y el piano. En cuanto al aspecto físico, se le consideraba una persona con gracia y soltura en sus movimientos, dueña de una figura que la identificaba como modelo, además de poseer una sonrisa contagiosa.
Ciertamente, aquellos tiempos de los concursos de belleza eran muy distintos a los actuales, pues en las últimas décadas han predominado las cirugías estéticas, auspiciadores de renombre en cuanto a vestuario, joyería, clases de pasarela, promotores y, en muchas ocasiones, hasta obtienen como premio un vehículo automotriz de último modelo. Ninguno de esos incentivos existía en la década de 1960 cuando participó la joven santurcina, quien apenas había cumplido los 18 años.
El concurso Miss Puerto Rico se celebró el 29 de mayo de 1966 en el hotel San Gerónimo Hilton (hoy Condado Plaza). Las dos favoritas para ganar esa noche en el pequeño grupo de concursantes eran Carol y Miriam Pedreira, cuya hermana Lydiette compitió en el certamen del año anterior. Como dato curioso, en la final ambas quedaron tomadas de manos, victoria que recayó sobre Carol y la posición de primera finalista fue la de Miriam. Las dos hermanas quedaron con el puesto de primera finalista durante los dos años consecutivos.

Carol trabajó para la recordada aerolínea Trans Caribbean Airways en el entonces Aeropuerto Internacional de Ilsa Verde (hoy Luis Muñoz Marín). Allí compartió labores en el Jet Club con Gloria Mercedes Cobián, quien fuera Miss Puerto Rico 1965, su antecesora que le colocó la cinta, el cetro y la corona. La santurcina se convirtió en la segunda soberana que preparó la fenecida creadora de reinas, Anna Santisteban. Ambas gozaban de buena amistad, fueron compañeras del CPN y junto a sus progenitoras llegaron a compartir en diferentes actividades.
Durante una visita que hizo a Puerto Rico, Margareta Arvidsson, ganadora en 1966 del concurso Miss Universo representando a Suecia, en el que participó Carol, coincidió con Gloria. Como recuerdo de ese encuentro, las tres aparecen juntas en una foto que salió publicada en los medios impresos de aquel momento, pero no se conserva una copia.
Carol compitió el 16 de julio junto a un grupo de 58 concursantes provenientes de diferentes partes del universo desde el Miami Beach Auditorium. La décimoquinta edición del evento se transmitió por la cadena CBS a más de 150 países. Margareta ganó por segunda vez el concurso, acto que se repetiría con Hellevi Rombin, ganadora de 1955 y en 1984 con Yvonne Ryding. Los animadores de esa noche fueron June Lockhart, Jack Linkletter y el cantante Pat Boone.
Esa edición contó con Armi Kuusela como parte del jurado, quien se convirtió en la primera Miss Universo elegida en 1952 y que representó a su natal Finlandia. Ese año también tuvo la curiosidad de tener a dos Miss Simpatía, a Elizabeth Sánchez, representante de Curazao y a Paquita Torres, quien compitió por España. El título de Miss Fotogénica recayó sobre Margareta Arvidsson, ganadora del concurso.

Para el número de apertura y la presentación, Carol lució un traje largo en color blanco con estampados azules que evocaba a una mujer boricua de antaño y llevó en su cabeza una banda con una tira que le llegaba hasta los hombros. Para la noche final, modeló uno de cuello alto sin mangas y con guantes. El cabello lo llevó recogido con un moño alto, tendencia que era muy usual en esa época.
Poco antes de la fecha pautada para entregar su corona como Miss Puerto Rico en el concurso que eventualmente ganó Ivonne Coll al año siguiente (1967), Carol se mudó a California con la expectativa de comenzar una carrera en la cinematografía, por lo que su antecesora Gloria Mercedes volvió a coronar por segunda vez.
Bajandas había comenzado su carrera en la actuación con la película “Tres mujeres y un deseo”, filmada en Puerto Rico, Miami y Venezuela. El filme contó con la actuación de Chucho Avellanet y Braulio Castillo. Además, hizo anuncios televisivos para la compañía Guastella Films.
En fechas posteriores, Carol regresó a Puerto Rico y se estableció en San Juan, donde aún reside.
(Este artículo forma parte de la serie de Miss Puerto Rico realizada por el periodista Javier Valentín Feliciano)