“El azul es el color de la distancia”.
(“Camino Real”, Tennessee Williams)
Por Alina Marrero
Para Fundación Nacional para la Cultura Popular
El pasado jueves 22 de junio asistimos a la segunda propuesta del Festival True Colors Fest 2023, producción de Aníbal Rubio para Producciones Acrópolis, Inc., en el Centro de Bellas Artes de Santurce. Las puestas en escena del año pasado fueron muy buenas, y la entrega de premios brindó nuevos bríos a los teatreros en Puerto Rico.
El vestíbulo de Bellas Artes estaba encendido, con funciones en las tres salas. Era jueves. Por lo regular las funciones de teatro comienzan los viernes. Este hecho nos trajo a la memoria que, antes de la década de 1970, las funciones teatrales, comenzaban los jueves y presentaban dos funciones los domingos, ambas funciones en matinée.
Aunque las filas no nos entusiasman a plenitud, ver tantas personas alineadas para entrar a un teatro, hace que nos olvidemos de las penas del mundo. Así que entramos sonreídos, programa de mano cibernético incluido, en la sala Carlos Marichal, donde sufrimos un golpe de impacto con lo que vimos en el escenario.

Sin pedir permiso, la escenografía se apoderó de las miradas. El azul, entre el cobalto y el marino, y el blanco (de vez en cuando), gobernaban el espacio escénico. Las paredes fueron sustituidas por rayas de cinta adhesiva de color blanco en el piso, como en los ensayos. Las escaleras que daban al segundo piso de la casa, también estaban marcadas con cinta adhesiva, y todo estaba rotulado en inglés; el baño, la cocina, todo.
El telón de fondo, diseñado por Leonardo Morales, era un plano aéreo que indicaba los espacios del segundo piso, también rotulados en inglés. De la misma manera estaban los iconos de las puertas, las ventanas y la estufa del comedor.
Solo un elemento era de otro color: un velocípedo rojo. Comprendimos que aquello tenía su por qué, y no nos equivocamos.
Después de la tercera llamada, Edwin Ocasio, quien, para esta producción, tuvo la responsabilidad del diseño del programa de mano (¡Gracias!), el diseño de publicidad y las artes gráficas, se dirigió al público en representación de Aníbal Rubio.
En sus palabras, destacó la importancia de seguir levantando la voz a favor de los derechos LGBTTQ, dado que se ha puesto en evidencia el peligro de que esos derechos, por los cuales tanto se ha luchado, sean revocados. Fue muy conmovedor escucharle decir que él y su esposo, Edwin Batista, que vivían en Florida, tomaron la decisión de regresar a Puerto Rico cuando se dio una campaña de odio en el estado.

Por desgracia, la campaña de odio que pretende revocar los derechos adquiridos de muchos grupos minoritarios se deja sentir también en Puerto Rico, por lo que urge el diálogo, la educación, la acción y eventos como el True Colors Fest.
Después de un fuerte aplauso, Ocasio, visiblemente emocionado, tomó asiento al lado de su esposo. Con un cambio de luces, la obra comenzó.
El título de esta obra en inglés “Two Thirds Home”, fue traducido para la puesta en escena en Puerto Rico como “Casi un hogar”. La escenografía, croquis de la casa, en combinación con la distancia que suele sugerir el azul, resultó ser el comentario más certeramente creativo del director.
Confesamos la fascinación que sentimos cuando los montajes realistas se salen de la zona de confort, y continúan siendo realistas.
Sabíamos que el texto era muy bueno, y conocíamos algo sobre el autor.
Padraic Lillis es un dramaturgo norteamericano, además, es educador, y un galardonado director de teatro y cine. Es miembro fundador y director artístico de Labyrinth Theatre Company. También, formó parte de la facultad del Departamento de Escritura Dramática de la Universidad de Nueva York, y parece que es muy importante mencionar que es fanático de los Yankees, porque el dato aparece en todas sus biografías y se destaca más que el teatro en su perfil de Facebook.

El teatro de Lillis se ha representado, con éxito, en varios países.
“Two Thirds Home” (“Casi un hogar”) estrenó, como una producción de Broken Watch Theatre Company, en el Michael Weller Theatre, en julio de 2007, con buenas reseñas.
El texto explora las relaciones entre dos hermanos y la amante lesbiana de la difunta madre, desde todas las posibles perspectivas.
Aunque el discurso sostiene que las mentiras sobre las relaciones (en este caso, relaciones homosexuales), conducen al caos que provoca la depresión ocasionada por la incertidumbre, no se parcializa con un sector. Los sentimientos de los tres personajes, y sus razones, son expuestos y considerados.
La historia escénica comienza cuando los hermanos, Paul y Michael, después del funeral de su madre Anne, regresan a la casa de la niñez. Michael tiene prisa por recoger los documentos de su madre, y desaparecer. Pero Paul, con aparente nostalgia, desea regodearse. Todos los intentos que hace Paul por incluir a su hermano en el juego del recuerdo son reciprocados con el cinismo inteligente de Michael.
De hecho, los parlamentos de Michael en esta obra son los más ingeniosos, y el intercambio de burlas entre los hermanos es sobresaliente. En el trayecto de la conversación, nos enteramos del asunto, desde la mirada de cada cual.
La situación se pone más interesante cuando Sue, aparece y aporta una tercera mirada. La forma de tratar el encuentro de los tres personajes, y el diálogo, es, precisamente, lo que destaca a esta pieza.

Mientras se desenrollan los líos, las alianzas entre los personajes cambian sus solidaridades y la audiencia muta con esa veleta. Por parecer un fiel reflejo de nuestros comportamientos diarios, nos pareció genial.
La maraña del enredo podría encontrarse en el hecho de que, aunque la verdadera relación entre ellas era algo que todos sabían, Anne se refería a su amante como una amiga, y nunca se habló el asunto en la familia con sinceridad. Esa decisión, hecha toda comportamiento, es algo que todavía se estila.
Dado que se trata de un secreto a voces, la falta de sinceridad genera caminos de lava ardiente. Ahora que Anne está muerta, ¿continuaremos con la hipocresía? ¿Y qué va a pasar con la casa?
Por el título en inglés se entiende que los bienes de la casa serán divididos a partes iguales, entre tres, pero establece una división entre los dos tercios de los hermanos y el tercio de la mujer. Por el título en español entendemos el conflicto de los tres personajes.
Después de aplaudir la escenografía y vitorear el montaje, ambos de Miguel Vando, le daremos un tercer aplauso por el vestuario. Tendremos que añadir un cuarto aplauso, como director, por su tráfico escénico y su trabajo con los actores.
Las actuaciones estaban tan definidas, como delineados los personajes. El resentimiento, los reproches, en fin, la humanidad, fueron expuestos por los tres intérpretes con conmovedora profundidad.

La pareja de hermanos, Luis Obed (Paul) y Héctor Enrique Rodríguez (Michael), genuinos con ellos y entre ellos, lucieron convincentemente brillantes. Lograron hacernos sentir emociones de odio y de amor, sin transición, pero ellos sí tenían estupendas transiciones. Lograron captar nuestra atención durante la primera escena, bien larga, donde la información imperó, sin retrospecciones al pasado ni efectos especiales.
Aida Encarnación (Sue), convincente, real y sincera, se apoderó, con carácter de exclusividad del amor que su personaje siente por Anne y aquello de que “el resto de la humanidad, no son capaces de entender nada”. De la misma manera, a través de Encarnación, Sue soltó las lanzas de ira propias de la frustración por haber sido descartada.
La actriz debe cuidar el volumen de su voz, dado que no logramos escuchar su primera escena en el comedor. De la misma manera, debe revisar el patrón en los finales ascendentes de los parlamentos.
Ponemos laureles en la frente de Ana Salgado, por una impecable iluminación, sin escondrijos, que nos hizo ver tan claro como la luz del día.
Ponemos laureles en la frente, de la no menos impecable traducción (inglés a español) de Osvaldo Luis Cintrón.
Ponemos laureles en la frente de Miguel Vando, por todo su desempeño.
Ponemos laureles en la frente de la producción, por la excelente selección de la obra, y los profesionales que se desempeñaron en las diferentes tareas.

Completan el equipo Alicia Vega (asistente de dirección y regidora), Edwin Batista (diseño de sonido), Osvaldo Luis Cintrón (utilería), Wilda Santamaría (relaciones públicas), Rey Effecto (fotografía).
Y si pensaron que nos olvidamos del único elemento de otro color en esta producción, se equivocaron. Como esperamos que esta producción se reponga cuanto antes, tendrán que esperar hasta entonces para enterarse.
“Casi un hogar” fue una producción de Awilda Cintrón para En Buena Compañía.
True Colors Fest continúa el próximo fin de semana con “Máscaras afuera” del dramaturgo puertorriqueño Joselo Arroyo, producción de Edna Lee Figueroa para Contraparte, Inc.