Trovador por derecho propio

Con el lanzamiento de su producción discográfica, Jonathan Colón Cabán prueba sus quilates como improvisador y propulsor de sus propias décimas.
El joven trovador Jonathan Colón Cabán acaba de lanzar su producción disccográfica “El Nene de la Trova”. (Foto suministrada).

Por Eduardo Villanueva
Para Fundación Nacional para la Cultura Popular

A finales del primer trimestre de 2023, el joven trovador Jonathan Colón publica su primer trabajo discográfico bajo el título “El Nene de la Trova”. En formato de cedé, la producción contiene ocho canciones de las cuales siete son en estructura decimal y una en fusión que incluye decimillas. De esta manera Colón se une a quienes entendemos que la música jíbara no es un género exclusivo de la época navideña, siendo responsabilidad de sus defensores y exponentes producir eventos y trabajos discográficos en cualquier fecha del año.

Jonathan, poseedor de una melodiosa y muy afinada voz, nos muestra en este primer trabajo su capacidad como escritor de décimas espinelas con detalles muy bien cuidados e imágenes retóricas originales. El primer corte en un compás de un seis Celinés (en tonalidad de la menor) da al traste con su visión de la posición actual del género musical, en una comparación respetuosa con la que ocupa el reggaetón donde Colón reclama el lugar de dignidad y aceptación meritorio para el arte campesino.

En esta incursión discográfica el trovador cuenta con el respaldo del maestro Junior Carrillo en el cuatro, la guitarra y los arreglos musicales. (Foto suministrada)

Una vez establecido su punto – con argumentos muy válidos – nos prepara para el segundo corte que en género de seis habanero (mi mayor) con el pie forzado “Soy rico sin tener nada”, hace pequeño inventario sobre lo que considera la verdadera fortuna del ser humano. El joven trovador comienza por la enumeración de sus familiares, pasando luego por el talento para la música sin dejar de mencionar su agradecimiento al Ser Creador, para hacer una comparación con lo efímero de la riqueza material.

En el tercer tema de la grabación, podemos apreciar un seis bolero (en la menor) que – cercano a un pulso de 127 en un metrónomo – nos da una idea de sus orígenes como entusiasta del género de la bachata que aún interpreta muy bien y el cual, junto al merengue era lo más escuchado en su casa por gusto de su progenitora y madre de cinco de sus seis hermanos, Rosalía Cabán Valle. A ella precisamente le dedica el tema titulado “Madrecita linda” donde además de unas décimas bien logradas emplea metáforas sutiles para describirla. Incluye un coro que melódicamente nos recuerda que el género hoy identificado como parte de la cultura de nuestros hermanos dominicanos, se origina en la zona centro-oeste de Puerto Rico donde precisamente Jonathan nació – Mayagüez – previo a establecerse definitivamente en Las Marías.

No conforme con eso, la cuarta canción con el pie forzado “A la trova campesina” nos sorprende con la voz de uno de sus cuatro retoños, su hija Nahieris Colón González fruto de su primer matrimonio, y quien – interpretando un seis gaucho (en mi mayor) de forma intachable – hace un compromiso de continuidad y valor al género que nos presenta su padre en esta primera producción.

Acto seguido, y con un acompañamiento totalmente diferente, aunque con la presencia del cuatro puertorriqueño, Colón Cabán nos ofrece “El envidioso” que son décimas espinelas en una fusión en sol menor con compases de guaracha que raya en el sonido electrónico donde cuenta con bajo eléctrico, batería y viento metal. El tema con el cual hace una contribución musical a las formas interpretación decimal, evoca – en cierto modo – el del mismo título de Los Dos Carnales, intérpretes de la música regional mexicana.

Ya en el punto culminante de esta obra, el orgulloso hijo de don Carlos H. y doña Rosalía, vuelve a traer a escena a su hija Nahieris con quien realiza un diálogo decimal en un interesante seis mapeyé. Aquí, ella comienza en tonalidad dominante de mi menor y da paso a un arreglo en el cual – y a la perfección – cambian a re menor para que su progenitor de apenas 36 años y padre de sus tres hermanos interactúe en un tema que nos recuerda los diálogos que con destreza y en formato de décimas escribió don Tite Curet Alonso para la interpretación de Tony Croatto y el entonces niño trovador Luis Daniel Colón. En este caso, y sin necesidad de imitación, Jonathan escribió cinco hermosas estrofas muy originales donde él establece que su compromiso musical y espiritual guarda estrecha relación con el nacimiento de la mayor de sus hijos.

La séptima canción, cual si estuviera destinada por lo sagrado del número, está enfocada en la figura de Cristo. Es un interesante estilo cercano a los cantos de avivamiento religioso y con un sonido donde la guitarra y el cajón son los protagonistas en un círculo armónico de re mayor, donde Jonathan interpreta cuatro bellas estrofas. Bajo el pie forzado “Con Cristo todo lo puedo”, el joven trovador muestra la sincera inclinación de su corazón hacia la doctrina de Jesús.

La última propuesta de esta producción musical toma al oyente por sorpresa puesto que es entre un compás de guaracha y aguinaldo de trulla en sol menor que, aunque el coro tiene un escogido de notas muy parecido al del tema número cinco, en realidad es una canción diferente. Logra con ésta, la inclusión de versos de medida octosilábica para dar paso a una decimilla muy bien trabajada de corte navideño en tiempo de aguinaldo orocoveño. En la misma abre el camino para el coro y las coplas, como muy bien dice el título “con sabor a Navidad”, aprovechando así su primera grabación para acercarse a la festividad de diciembre.

Este trabajo discográfico del trovador Jonathan Colón no tiene desperdicios. Para alcanzar este innegable acierto el joven contó con el respaldo de Álex Pérez en el bajo, Geraldo Hernández en el saxofón y coro, Richard Cordero en la percusión y coro, Luz García en el coro y el maestro Junior Carrillo en el cuatro, la guitarra y los arreglos. La producción cuenta además en la parte técnica con una excelente mezcla y su carátula es diferente en comparación a las que tradicionalmente presentan muchos empaques de trovadores contemporáneos.

Con este disco compacto de producción independiente, Jonathan Colón, quien otrora fuera estudiante de los trovadores Edgardo Rivera y Luis Rodríguez Báez, demuestra que además de ser un gran improvisador, es muy buen escritor de décimas y un joven con una voz dulce, agradable y privilegiada que merece ser escuchado porque se lo ha ganado por derecho propio.

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