Por Alina Marrero
Para Fundación Nacional para la Cultura Popular
La diáspora teatrera puertorriqueña en Nueva York está, verdaderamente, activa. Muchas de las producciones se han desarrollado desde la obra de un dramaturgo puertorriqueño, y han sido muy exitosas, lo cual nos pone a brincar en un pie. La dramaturgia puertorriqueña, representada en todos los géneros y estilos, y en grandes ciudades del mundo, no carece de nada.
Otras producciones en esa diáspora han partido desde los libretos de dramaturgos hispanos de otros países, y, eso, por supuesto, también nos entusiasma.

El vivir en una de las ciudades más fascinantes y multiétnicas del mundo, nos reúne con ciudadanos del planeta que comparten nuestro idioma, y nos fusiona con ellos en un mismo universo. Por tal razón, una producción de teatro puertorriqueña en Nueva York, puede tener excelentes actores, de países hispanos variados.
Pensábamos en lo anterior, cuando recordamos que uno de esos montajes “mixtos” nos visitó en el Ateneo Puertorriqueño hace dos semanas, y que nosotros no habíamos hecho comentarios.
Pero nunca es tarde si la dicha es buena, y esta dicha es muy buena.
“El Gol de Alex” del dramaturgo español Antonio Hernández Centeno, que tuvo su estreno mundial en los teatros Luchana de Madrid, en 2017, subió a escena, como parte del Fuerza Fest de Nueva York, el 31 de marzo de 2023, en el Teatro Julia de Burgos (1680 Lexington Avenue, New York, NY 10029), como una producción de Josean Ortiz para Latinx Performance Ensemble, Inc.
Semanas después del estreno en la ciudad de Nueva York, en el último fin de semana de abril, el director y productor Josean Ortiz, la presentó en el Ateneo Puertorriqueño, protagonizada por el mismo Josean Ortiz y el actor colombiano William Pérez.
Ortiz consideró para la puesta en escena en Puerto Rico, el mismo equipo actoral y técnico que tuvo las presentaciones en Nueva York, con la excepción del regidor de escena, que en lugar de Astrid López, fue Javier Dávila, y el diseñador de luces, que en lugar de Fabricio Saquicela, fue Daniel Figueroa.
Además de dramaturgo, Antonio Hernández Centeno es director teatral y guionista de televisión. Como autor teatral, ha sido recipiente de varios premios. Entre sus títulos se destacan “La última casa de putas del mundo”, “Horas”, “Baile de máscaras”, “Combatientes”, “El día que nació Isaac”, “El día que te vi”, “Fin”, “Hotel Paraíso”, “Krámpack”, “Mar de ansias”, “Náufragos” y “¿Próxima cita?”.

“El gol de Alex” sería una comedia romántica tradicional, aun entre dos personas del mismo sexo, de no ser porque explora la homosexualidad en el mundo del deporte, lo cual resulta en una bofetada a la homofobia en un ambiente donde la macharranería (del público y su fanaticada) se esculpe como ley. Esto se enfatiza, aún más, en el ambiente del deporte “a lo bruto” que es el fútbol.
El tema tiene una vergonzosa vigencia. Aun en el siglo 21, por ejemplo, las mujeres que practican futbol son consideradas poco femeninas. Aunque no lo crean, para la mayoría de los seguidores del deporte es difícil de asimilar que un homosexual de patadas y fuertes golpes con la cabeza para lanzar una bola.
Por supuesto, que hay homosexuales que son estrellas en todos los deportes. Sin embargo, son muy pocos los jugadores de futbol que han salido del closet de lo más campante, a lo “Ricky Martin”.
La historia de esta obra narra el asunto de Mario, un periodista de deportes, que conoce a través de una red social de citas para homosexuales, a Alex, una súper estrella del fútbol, que acaba de meter el gol de su existencia. Mario y Alex se dan cita en la clandestinidad de una habitación de hotel, y ustedes podrán imaginar el resto.
¡Esperen! ¡Ojo con lo que imaginan! No caigan en nuestra trampa, que falta información. Este trabajo explora el tema de la cita entre dos homosexuales en la clandestinidad de un cuarto de hotel, lejos de la chabacanería. Los personajes presentan la sensibilidad de su mundo interior, corazones expuestos y heridos.
Pero más allá de los deseos sexuales, los cuales importan, claro que sí, esos dos seres humanos necesitan el calor de un abrazo, un entendimiento sensible, en los precisos momentos en que se da el encuentro. Lo que sucede se desarrolla, sin rebuscamientos, con naturalidad y con sinceridad.

El autor desarrolla unos personajes que conoce y adora. Nosotros, al ser testigos del encuentro, concluimos que no hay diferencias humanas, ni de género, cuando se trata de sentimientos. En tal sentido, podríamos decir que la obra puede ser apreciada por todo tipo de público.
Al entrar en la sala de teatro del Ateneo Puertorriqueño, nos encontramos con la escenografía de “El gol de Alex”. Inspirada en el diseño del montaje en España, esta escenografía, diseñada por Astrid López y por William Pérez, simuló ser un campo de futbol de dimensiones muy pequeñas, sin porterías, con una pequeña plataforma redonda en centro-centro, forrada de grama artificial.
Es el futbol, precisamente, el planeta en común de estas dos personas de personalidades opuestas, por lo cual el diseño, nada realista, funcionó como “realidad interior”.
Las luces de Daniel Figueroa corrieron, desde el primer momento en un concepto práctico. No hubo comentarios rebuscados ni especiales con efectos que deforman los cuerpos. Los cambios de luces fueron mínimos, y esa sencillez fue la constante del montaje. El vestuario y la utilería de Josean Ortiz, estaban al servicio de lo anterior.
El futbol, el cual no es la gran pasión del deporte en Puerto Rico, ha ganado fanaticada con el paso de los años. Por tanto, no somos ajenos al lenguaje de ese deporte, el cual pudimos entender y seguir en el muy buen diálogo realista de unos excelentes personajes. Los actores estuvieron muy bien seleccionados.
Como Mario, el periodista deportivo en sus 40, que acaba de terminar una relación amorosa, que vive a sus anchas su homosexualidad y siempre ha admirado las piernas musculosas del joven futbolista, Josean Ortiz, conocedor del espacio escénico, se desempeñó con aplomo y alta credibilidad.

Alex, el futbolista en sus casi 30, con un cuerpo que dice apártate, que tiene novia y no ha salido del closet, le cuadró como anillo al dedo a William Pérez.
El colombiano William Pérez, actor de premios y trayectoria, además de poseer el físico perfecto para encarnar a Álex, y practicar el futbol en su vida personal, posee buen dominio de su voz. Tal vez su experiencia con el teatro hispano de Nueva York, lo ha ayudado a desarrollar lo que se conoce como “acento en español internacional”, pero nada afectado. Esto último es algo difícil de lograr.
Ortiz y Pérez se complementaron el uno al otro, en todas las escenas. Creímos sus interacciones y disfrutamos las actuaciones.
La dirección podría enriquecerse con más atención a los detalles, como silencios, ciertas reacciones y desplazamientos, que imparten profundidad.
Completaron el equipo: Josean Ortiz (diseño de promoción); Luis Carle (fotos de promoción); Javier Dávila (regidor de escena); Elizabeth López y Fernando Asencio (asistentes de producción).
Para concluir, la puesta en escena de Latinx Performance Ensemble, Inc., resultó ser un montaje digno, realizado con mucho corazón, que divirtió, e hizo reflexionar, a un público que aplaudió de pie, el desempeño de los actores y el final feliz de la historia. ¡Esperamos más producciones de Latinx Performance Ensemble, Inc., en Puerto Rico!
Dos datos al margen –
Durante esta temporada 2023-2024, se estará presentando, junto con “El Gol de Alex”, los estrenos mundiales de las obras “Sainete del Vegigante Loca” y “Julio se fue volando”, ambas piezas de Leo Cabranes-Grant, en colaboración con Productora Angeles-Del-Fin Inc.
Igualmente, nos contó un pajarito que la compañía se prepara para la próxima producción. La obra, que tendrá su estreno mundial en el mes de junio, en Nueva York, presenta un caso real fascinante… pero no diremos más.