Por Alina Marrero
Para Fundación Nacional para la Cultura Popular
Hablar con el joven actor que en cuestión de días llegará a la escena teatral convertido en el prepotente “Guillermo Ríos” – inversionista que con acento fingido prefiere que le llamen ‘William Rivers” en la nueva obra “Casandra nuestra” de Adriana Pantoja – es una experiencia sumamente reveladora.
El histrión, cuyo nombre de pila es Julio Enrique Vizcarrondo Carrión, y que el pasado verano lo vimos brillar en la obra “Lentejuelas” de Abilio Villareal, nació el 4 de julio de 1988. Desde muy pequeño, las Bellas Artes le llamaron poderosamente la atención. Su primer encuentro con el arte fue en el nivel preescolar, dónde interpretó a José en el nacimiento viviente. Luego, formó parte del coro de su escuela y del grupo de baile.

“Fue la maestra de coro, Mayra Fontánez, quien me puso a bailar; y fue ella quien me habló de la escuela especializada en teatro José Julián Acosta”, apuntó de inmediato para hacerle justicia a su mentora.
Nos contó Julio, con la misma naturalidad, que fue criado por sus tíos, porque su mamá estaba en la cárcel: “Yo tenía ocho años cuando arrestaron a mami. Mis abuelos habían muerto, así que mis tíos se hicieron cargo de mi hermano, Leonardo Sambolín y de mí. Mi mamá, estuvo 10 años confinada; pero, cuando salió, era otra mujer. Cambió cuando mi hermano murió de cáncer. Ahora, mi mamá es enfermera. Aclaro, mi relación con mami siempre fue buena. Pero, ahora, estoy bien orgulloso de ella”.
En la conversación, Vizcarrondo reconoció que, como estudiante, no era, precisamente, experto en materias académicas: “No me botaron porque la escuela era especializada en teatro. Y como yo era muy bueno en las clases de arte, los profesores Tati Benítez, Aidza Santiago, Iván Olmo y Efraín Rosa me defendieron”.
Mientras estudiaba en la José Julián Acosta, Vizcarrondo formó parte del taller “Viviendo el arte”, dirigido por Antonio Morales, en el residencial Luis Llorens Torres. Con el grupo, tuvo la oportunidad de viajar a Ciudad México en varias ocasiones para tomar talleres de cine, canto, televisión y teatro musical en la Academia M&M Studio, de la reconocida actriz mexicana Patricia Reyes Espindola.
En 2006, Julio comenzó a estudiar Comunicaciones, con especialidad en Educación Elemental y Dirección Teatral, en la Universidad del Sagrado Corazón.

Durante sus primeros años de universidad fundó Teatro Libre, Inc. junto con su mentora y amiga Yamara Rodríguez: “El propósito de la compañía era montar piezas teatrales con los actores del residencial para que, al igual que yo, vieran el arte cómo un empleo y fuera parte de su desarrollo. Fueron 10 años maravillosos, con múltiples proyectos y colaboraciones realizadas”.
En enero de 2015, Julio tuvo la oportunidad de administrar la Sala Beckett en Río Piedras, junto a un grupo de amigos obreros del arte. Trabajaron arduamente por cerca de dos años y medio para mantener un espacio de artistas y para artistas. Lamentablemente, el huracán María puso punto final a dicha gestión cultural.
Vizcarrondo ha trabajado en diversos proyectos de cine, televisión y teatro, en el área de producción. Durante los pasados 10 años, ha tenido la encomienda de promover las Bellas Artes en los residenciales de nuestro archipiélago, como parte de sus funciones en una compañía adscrita a la administración de Vivienda Pública.
El artista reconoce que la actuación es su pasión y que han sido varias las oportunidades que han llegado a su vida: “He formado parte de varios elencos teatrales, como “Por amor en el caserío”, de Antonio Morales; “Aquí mando yo”, de Marieli Durán; “Casi un pueblo”, de John Cariani; “El fantasma del Paradise”, de Alina Marrero; y “Lentejuelas”, de Abilio Villareal.
Cuando vimos “Lentejuelas”, quedamos profundamente impactados por la forma en la cual Julio Vizcarrondo supo sacar partido de su físico para sobresalir con su personaje, al lado de travestis que interpretaban mujeres con cuerpos espectaculares y sofisticados.

Según se establece en su historial artístico, todos los personajes que Julio ha interpretado al momento, en todas las obras de teatro que ha hecho, han sido como actor travesti. Por tal razón, cuando Adriana Pantoja se le acercó para ofrecerle un personaje donde tendría que interpretar a un hombre, Julio sintió que era un reto.
“Mi personaje en ‘Casandra nuestra’ es un puertorriqueño que se llama Guillermo Ríos, pero hace que todos le digan William Rivers y finge acento extranjero. Es súper prepotente. Se trata de un inversionista… un oportunista que quiere aprovecharse del empresario Roberto Príamo Suárez”, informó el actor.
Julio Vizcarrondo entró en los detalles del reto que representa su personaje: “Cuando leí el texto, me di cuenta que es todo lo contrario a mí. Por ejemplo, yo no les hablo a las personas mayores como él le habla a Roberto. Mi personaje es el antagónico de Casandra. Ella lo ve una sola vez y lo lee de arriba abajo”.
Julio se siente entusiasmado de trabajar con los intérpretes de señas para sordos, algo que es completamente nuevo para él: “Estoy como los nenes pequeños, pendiente a todo. La interacción de ellos es magistral. Ellos están actuando como nosotros. Mi intérprete, Ismael Joel Sánchez, busca mis maneras y su gesticulación es bien parecida a la mía. Es tan bonito saber que los sordos van a entender. Es tan bonito saber que también le van a dar voz y visibilidad, a una figura femenina que tratan de pisotear”.

El actor también manifiesta que “la brega con los compañeros es maravillosa. Aunque mi única intervención en la obra es con Willie Denton, la energía y la vibra de todos me encanta. Nos apoyamos, nos disfrutamos el proceso. Además, uno de mis sueños era ser dirigido por Adriana Pantoja. Puedo decir que lo logré”.
Vizcarrondo, como muchos puertorriqueños, organizó sus velices para buscar otras rutas, por lo que estuvo un año fuera de Puerto Rico antes de decidir regresar. Y nos cuenta que, desde que puso un pie de regreso en el Aeropuerto Luis Muñoz Marín, no ha parado de trabajar: “Hay mucho por hacer. Hay que luchar para hacer lo que nos apasiona. Nuestra tierra tiene una cantera de talento que no se puede dejar perder. Sabemos que las cosas no están tan buenas como quisiéramos, pero hay esperanza”.
Al preguntarle al actor si hay algo que quiera decir y que nunca haya dicho, respondió: “Si algo me caracteriza es que soy transparente. Trato de no ocultar nada, de no quedarme con nada”. Y como sabemos que Julio no se queda con nada, no dudamos que lo dará todo en el escenario para lograr una excelente caracterización de Guillermo Ríos… perdonen, debimos decir “William Rivers”, el prepotente inversionista de “Casandra nuestra”, que se presentará en la sala Carlos Marichal, del Centro de Bellas Artes de Santurce, desde el próximo viernes 24 de marzo, para celebrar el 34to aniversario de Cuarzo Blanco, Inc. en las artes puertorriqueñas.