Por Alina Marrero
Para Fundación Nacional para la Cultura Popular
Aclaramos, en este artículo no se atacará a ninguna religión ni a ningún partido político. Tampoco atacaremos a las personas en su carácter jurídico personal. El asunto es el siguiente: Cuando tenemos, ante nosotros, hechos que violan derechos constitucionales y humanos, no lo podemos dejar pasar.
El asunto tiene un solo bando: la defensa de los derechos de todos. Si vamos a opinar, debemos asesorarnos con verdaderos expertos. En ese camino, si es que no lo sabemos, nos vamos a enterar de lo que protege el derecho a la libre expresión, lo que implica vivir en un país donde existe la separación de iglesia y estado, baluartes democráticos que no pueden ser mancillados.

Desde que Miyady Velázquez, primera dama de Ponce, que dejó de ser una ciudad señorial para convertirse en cuna del avivamiento (no es un cinismo, es una descabellada verdad), hizo manifestaciones a favor de la censura en el arte, las terapias de conversión para la comunidad LGBTQ, y la religión como norte en la toma de decisiones del gobierno, en un programa radial en la ciudad ideal (título que también sustituye a ciudad señorial), el asunto se comenta en todas partes.
No obstante, la acción de censura y dirigismo religioso, en Ponce, estaba presente, posiblemente antes de que, en 2021 se removiera de la escalera principal de la alcaldía el cuadro del artista ponceño Alfredo Bauzá, “El alma de mi pueblo”. Este cuadro destaca, la colorida figura de un vejigante del carnaval de la ex ciudad Señorial.
Horrorizados, escuchamos por radio el argumento de la señora del honorable Luis Irizarry Pabón, alcalde del municipio de Ponce: “Es que los vejigantes meten miedo”. Indignados, nos enteramos de lo que el mandatario y su consorte habían manifestado delante de personas que escucharon, pero, conforme dijeron, no refutaron por temor a represalias: “Hay que quitar esa pintura pagana de ahí”.
Nos dimos a la tarea de indagar y nos sorprendió que el creador del cuadro no se hubiera manifestado, así que lo buscamos, y lo encontramos.
Alfredo Bauzá, que nació en Ponce, el 20 de septiembre de 1977, es una gloria ponceña de trayectoria. Como artista, ha sido galardonado en varias ocasiones, y sus trabajos han engalanado exhibiciones en el extranjero.
“El alma de mi pueblo” de Alfredo Bauzá tiene un gran formato aproximado de 8×8. El vejigante que luce en la pintura, irradia inocencia, es encantador. Su colocación centro izquierda compone con la máscara un pájaro centro derecha. Ambas figuras, en primer plano, son acariciadas por colores muy vivos, en el terreno del famoso Parque de Bombas, que guarda las espaldas de la tradición, en el segundo plano de la obra de arte.
“El alma de mi pueblo”, adquirido por el municipio de Ponce durante la incumbencia de Rafael “Churumba” Cordero Santiago, permaneció en la escalera principal de la alcaldía durante las Delis Castillo Rivera de Santiago (2004 – 2005), Francisco Zayas Seijo (2005 – 2009) y María “Mayita” (2009 – 2021). Aunque no todos pertenecían al mismo partido político, respetaron el icono ponceño en el cual el cuadro se había convertido, y durante todos esos años, la obra permaneció en su lugar.
“Cuando me dijeron que mi cuadro ya no estaba en la escalera de la alcaldía, fui a verlo, porque no lo podía creer. No tienen idea de lo que sentí cuando vi la pared vacía. Traté de hablar con el alcalde, pedí una cita, y sigo esperando por esa cita, desde 2021, al día de hoy. No he superado esa tristeza”, así habló Bauzá, sobrecogido, con voz entrecortada.
Bauzá nos informó que no conocía el paradero de su cuadro, hasta que, en días recientes, en el noticiario de Telemundo, lo vio: “Allí estaba, al lado de una pizarra y un escritorio, en un cuarto que no pude identificar. Pero no es el sitio que merece mi cuadro”.

El pintor manifestó cuán devastado se sintió cuando le dijeron que habían removido la obra de la escalera principal porque, supuestamente, era pagana: “Yo soy creyente cristiano, estudié en la Pontificia Universidad Católica de Ponce, mis obras tienen mucha espiritualidad, son prueba de mi fe. Fue el día más triste de mi vida. Durante muchos meses me sentí inerte, casi sin poder hablar. Me sentía degradado. Ahora me siento ofendido”.
Reconoció el artista que la ofensa que enfrenta tiene dos planos: “Está la ofensa a mi espiritualidad, como te dije, mi obra no es pagana. Y está la ofensa por la violación a mis derechos humanos, donde no importa si una obra tiene un tema pagano, y eso no hay que justificarlo. Imaginen cuántas obras de arte tendrían que ser removidas si eso fuera legal. El vejigante es tradición de nuestro pueblo”.
Buazá continuó diciendo: “Soy una persona seria y preparada. Cuando yo estudié en la Universidad Interamericana, estuve bajo la tutela del ex Director de la División de Artes Plásticas (ICP), ex Director del Departamento de Arte de la Universidad Interamericana, especialista en las artes y crítico Humberto Figueroa. Mi maestro ha servido como embajador de la plástica puertorriqueña en y fuera de Puerto Rico. En ese proceso, tomé cursos de aspectos éticos humanos del arte. Conozco mis derechos”.
Alfredo Bauzá, fue el primer artista residente de la Pontifica Universidad Católica, entre 2007 y 2008. Fue nombrado por Marcelina Vélez, presidenta del centro docente. “Recuerdo que la universidad hizo un CD, y usaron mi cuadro en la portada”, comentó.
Cuando le preguntamos por qué había guardado silencio durante dos años, respondió: “La tristeza me paralizó. Por otro lado, ningún periodista se me acercó. Como si yo no fuera nadie… eso añadió dolor”.
Bauzá nos reveló que su cuadro se había realizado en un momento en el que no se le hizo justicia: “Yo era bien joven cuando me gané una medalla de la UNESCO por un grabado. Participé en una exposición junto con cuatro artistas veteranos. No quiero entrar en lo que pasó, pero diré que me dolió. En lugar de echarme a llorar y hacer tribuna, me encerré a crear. Y así fue como “El alma de mi pueblo” vio la luz.

Contó Alfredo que el cuadro se expuso en Plaza del Caribe, a principios de la década de 1990: “Cuando el alcalde ‘Churumba’ y su señora Madeline Velazco vieron el cuadro, tuvieron palabras de elogio para un joven ponceño que todavía no se había graduado. Estaban construyendo la alcaldía nueva y ya tenían una obra de arte del artista ponceño Fano Irizarry, un mural que se encuentra en Pagaduría. También tenían, un cuadro del prestigioso artista español de los siglos 18 y 19, Francisco de Goya, ese está en la oficina del alcalde. Apostaron al futuro de los jóvenes artistas y adquirieron mi obra para ponerla en la escalera principal”.
“Fueron unos días felices. Mi cuadro salió en la primera plana de algunos periódicos, y yo fui invitado a España. En España, mi obra se vio junto con obras de Pablo Picasso y de Andy Warhol, entre otros”.
En la conversación, Alfredo enfatizó que “la obra es una cosa y el artista es otra”: “Los artistas tenemos vida y obra. En los aspectos de mi vida yo no merecí que se removiera mi obra, y tampoco el silencio que vino después. El destino de mi cuadro era estar allí. Agradezco el apoyo y la gestión de personas como la actriz Maddy Rivera, quien, como yo quiere representar a las artes como un poder que no convoca a la guerra ni a la violencia. Nosotros no hacemos juicio. Nosotros despertamos sensibilidades. Creamos líderes. Nos unimos”.
Por razones personales, Alfredo Bauzá se mudó de Ponce hace dos años. Fue en los momentos donde su matrimonio también se disolvió. Pero es un gran padre para sus dos hijos, de quienes habla con orgullo: “José Alfredo, de 17 años, es ‘baloncelista’, y Loira Mía, de 10 años, pinta como su papá. Ahora vivo en Vega Baja, donde tengo mi taller. Mi compañera, Jazmín Díaz, me apoya mucho”.
Nuestra conversación giró en torno a los artistas que han sido víctimas de la censura en todas las épocas y en todas partes del mundo.
“El gobierno de Puerto Rico le negó a Francisco Oller una pensión vitalicia y ese hombre murió de pena”, recalcó y siguió diciendo: “Los artistas somos puentes para que todos puedan pasar. No entiendo por qué el arte es lo primero que se quita en el Departamento de Educación”.
“Siempre he dicho que la juventud no está perdida. Se sostiene a través de la cultura, el deporte y la educación”, manifestó Alfredo Bauzá, quien además es un ex atleta del tenis de mesa, graduado del Albergue Olímpico, que tuvo logros nacionales e internacionales en esa disciplina.
En cuanto a las terapias de conversión, o de amor, de la primera dama ponceña, dirigidas a las personas “confundidas” de la comunidad LGBTQ, el artista se manifestó: “Yo trabajé en siquiatría forense dando terapias de arte a confinados, en un taller coordinado por el municipio de Ponce. También trabajé como tallerista nacional en el ICP, en 58 municipios en nuestro archipiélago, llevando experiencias estéticas a los jóvenes y adultos de este nuestro país. El arte es la medicina del espíritu, es el vehículo de la paz y la mejor sociedad. Son las terapias que todo el mundo debe considerar”.
La libertad de ideas y de expresión no son asuntos decididos por mayoría, son derechos humanos amparados por la Constitución. La mayor parte de los casos de violación a los derechos constitucionales y humanos, es por la ignorancia. A veces, esa tesis está más que reforzada por líderes religiosos, y a veces esa agenda es la agenda del gobernante. Tanto en un caso como el otro, o en el caso que sea, violar los derechos constitucionales y humanos es un crimen, que si no se detiene, genera el odio y la desunión.
Sobre lo anterior, nos dijo, para terminar, Alfredo Bauzá: “Con este reportaje y con lo de la protesta que haremos (hoy) 1ero. de marzo, frente a la alcaldía de Ponce, una protesta que no será contra ningún partido político, ni ninguna religión, siento que renace mi esperanza. Tengo fe en la buena voluntad de las personas, y espero que el alcalde recapacite. Lo espero de todo corazón”.