Bellísimo paseo con ‘Miss Daisy’

Las actuaciones de Marian Pabón, Willie Denton y Jimmy Navarro fueron, más que convincentes, profundas y verdaderas.
“Paseando a Miss Daisy”, dirigida por Axel Cintrón, es una producción de la compañía La Comedia Puertorriqueña., (Foto Alina Marrero para Fundación Nacional para la Cultura Popular)

Por Alina Marrero
Para Fundación Nacional para la Cultura Popular

Desde que nos enteramos que se presentaría en Puerto Rico, por segunda vez, “Driving Miss Daisy” del dramaturgo norteamericano Alfred Uhry, y que estaría a cargo de La Comedia Puertorriqueña, nuestro corazón revivió muchos recuerdos que unen a grandes teatreras puertorriqueñas que ya no están: Sandra Rivera, Myrna Casas y Jossie Pérez.

No existe la casualidad. Sandra Rivera, contemporánea de Jossie Pérez y Myrna Casas, fue la creadora de La Comedia Puertorriqueña, casa productora del montaje de la obra que estrenó la semana pasada.

El primer montaje, producido por Myrna Casas y Jossie Pérez, para Producciones Cisne, se dio el 11 de abril de 1991, y se llamó “Conduciendo a la Srta. Daisy”. Por la calidad de las actuaciones, esta puesta en escena tuvo mucho impacto.

El regreso de Jimmy Navarro (derecha) a la escena teatral es merecedora de laureles de oro. (Foto Alina Marrero para Fundación Nacional para la Cultura Popular)

Como se desprende del programa (¡Qué vivan los productores con conciencia histórica!), que nos facilitó el actor Rocky Venegas, la ocasión, celebraba los 28 años de Producciones Cisne y fue dedicada al crítico de teatro, Ramón Figueroa Chapel. El temido crítico y profesor universitario, que acababa de morir, deseaba que Producciones Cisne llevara esa obra a escena.

Como en aquella ocasión, la temporada de la segunda puesta en escena en Puerto Rico, se le dedica a una persona que acaba de fallecer, la insigne diseñadora de teatro, y también profesora universitaria, Gloria Sáez.

Un detalle causal y significativo del montaje, dirigido por Myrna Casas y protagonizado por Ángel Domenech, Jossie Pérez y Rocky Venegas, es que, la diseñadora de luces fue Toni Fernández, a quien se le dedica el Festival de Teatro del Instituto de Cultura Puertorriqueña de este año 2023.

“Driving Miss Daisy” se traduce al español, oficialmente, como “Paseando a la Srta. Daisy”. Algunas versiones tienen otros títulos. Pero la producción que vimos de Sandra Teres, Gilberto A Rodríguez, Edmundo H. Rodríguez y De Paz Managment, para La Comedia Puertorriqueña, Inc., en el Teatro Victoria Espinosa, mantiene el título oficial. La traducción al español, de esta versión es de Beatriz Urrea y Antxón Olarrea.

La obra, que hizo su estreno mundial en 1987 en Nueva York, y fue merecedora de un Pulitzer en 1988, es magistral. La tesis, que parte de una analogía del discrimen hacia los judíos y los negros en Estados Unidos (específicamente en Atlanta), y pertenece a una trilogía con el mismo tema, del mismo autor (Trilogía Atlanta: Driving Miss Daisy, The Last Night of Ballyhoo, Parade), trasciende las barreras étnicas.

Marian Pabón tomó de la mano a su Daisy. (Foto Alina Marrero para Fundación Nacional para la Cultura Popular)

La puesta en escena de entonces obtuvo varios premios. La versión fílmica fue merecedora del Oscar a la mejor actriz (Jessica Tandy), y a la mejor película, de 1989.

La historia de “Paseando a la Srta. Daisy” comienza en Atlanta, en 1948, y finaliza en 1973, en la misma ciudad. Daisy Werthan, es una mujer mayor, judía adinerada, a quien su hijo obliga a contratar a un chófer negro, Hoke.

A través de escenas que acompañan el paseo de Daisy por todos esos años, vemos cómo se transforma la relación, señora-chofer, que no comenzó en buenos términos. Daisy y Hoke, con realidades diferentes en un ambiente social de intolerancia a punto de ebullición, se convierten en los mejores amigos. ¿No es precisamente, esa perseverancia, un ingrediente para la paz?

Aunque el primer plano del conflicto es la relación humana, la obra tiene un paisaje existencial que luce a lo largo del paseo: la lucha por los derechos civiles en Estados Unidos, encabezada por Martin Luther King, hijo.

Tal como nos ocurrió en el estreno de la obra en Puerto Rico, hace 32 años, esta presentación, que forma parte del Festival de Teatro 2023, que auspicia el Instituto de Cultura Puertorriqueña, y que estrenó el jueves 23 de febrero en la Teatro Victoria Espinosa, nos atrapó de principio a fin.

Nuestro primer aplauso será para los productores, que cuidaron cada detalle. Los puntos estaban encima de las íes, y como resultado, fluyó la calidad. La selección del elenco fue acertada.

Willie Denton (derecha) acertó en su interpretación del chofer Hoke Coleburn.(Foto Alina Marrero para Fundación Nacional para la Cultura Popular)

Nuestro segundo aplauso será para el programa (Playbill Online Inc.). En el mismo, además de los créditos de rigor, sobresalen la biografía del autor, la trayectoria de la obra y la historia de la casa productora.

Para cuando empezó la obra, ya sabíamos que veríamos un montaje de teatro arena a tres lados. Sentíamos expectativa.

El tercer aplauso será para el concepto de montaje del director, Axel Cintrón, lo cual arropa luces, escenografía, ambientación, utilería, vestuario, vídeos y efectos especiales. La armonía entre todos los elementos escénicos nos hizo partícipes del paseo a través de las distintas épocas, sin más explicación.

Destacamos, muy particularmente a la soberbia selección de la música y a los vídeos con sus efectos especiales, los cuales fueron trabajados con una estética novedosa, de comentarios exteriores e interiores.

El tráfico escénico capitaneado por Cintrón pudo ser más apreciado con una mejor colocación de los muebles. Dos de las butacas, por ejemplo, estaban colocadas justo en el centro, hacia el primer plano de uno de los tres lados, y los espaldares, demasiado altos, interrumpían la visual.

El trabajo del director con los actores fue muy efectivo. Las actuaciones fueron, más que convincentes, profundas y verdaderas. Marian Pabón tomó de la mano a su Daisy, y bailó con ella durante todo el paseo. De la misma manera bailó Willie Denton con su creíble chofer Hoke Coleburn. Mientras bailaban con ellos mismos, Pabón y Denton bailaron entre sí. A través de esas actuaciones se hicieron evidentes las décadas de 1940, 1950, 1960 y principios de la década de 1970. ¡Muy bien!

Daisy y Hoke, con realidades diferentes en un ambiente social de intolerancia a punto de ebullición, se convierten en los mejores amigos. (Foto Alina Marrero para Fundación Nacional para la Cultura Popular)

Nuestros laureles irán para la frente de Jimmy Navarro, quien sostuvo una colaboración muy realista con su personaje Boolie Werthan, celador y administrador de su madre, Daisy Werthan. Navarro, sin perder un segundo de concentración, lustró su paseo con un Boolie inteligente, sincero, emotivo y simpático. ¡Feliz regreso a nuestros escenarios, Jimmy Navarro!

Aplaudimos a todo el equipo por un trabajo bien hecho: Jackmarie Ortiz (asistente de director y regidora); Milton M. Cordero (proyeccionista); Wendel Agosto (director técnico); Angel Peña, Sandra Teres, Axel Cintrón (selección de música de banda sonora); Sandra Teres, Gilberto A. Rodríguez (coordinación de vestuario): Gregorio Barreto, Cristina Sesto (utilería): Marisocorro Pérez, Cecilia Arguelles, Rubén Rosario Ortega, José Luis Núñez, Marisely Omi Cortés (vestuaristas); Jorge (Fish) Ridríguez (artista gráfico); Wilda Santamaría (coordinadora de medios); Javier del Valle (fotógrafo); María Elena Rijos (secretaria de producción); Cecilia Arguelles (coordinadora de producción); Ana Morales Colón, Abneris Carrasquillo (Contabilidad); Julio Ramos, Edmundo H. Rodríguez (transportación).

Felicitamos a los productores de La Comedia Puertorriqueña, por un inolvidable excelente y bellísimo montaje, digno homenaje a Gloria Saéz, a la altura de nuestras Sandra Rivera, Myrna Casas, y Jossie Pérez, teatreras grandes que, sin duda, los aplauden de pie.

“Paseando a la Srta. Daisy” continúa en cartelera hasta el domingo 5 de marzo, en la Teatro Victoria Espinosa. ¡No se la pueden perder!

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