Por Edgar Torres
Para Fundación Nacional para la Cultura Popular
La intimidad que brinda Moneró Café Teatro & Bar en Bellas Artes de Caguas estuvo en complicidad con el cantante mayagüezano Chucho Avellanet para llevar a su público por una deliciosa travesía musical en “Yo siento, yo canto”, nombre que dio a la velada recordando aquel elepé suyo que había lanzado en los años ’80, que incluye el clásico “Abeja Reina”.
Precisamente desde el primer verso de ese tema que dio título al espectáculo -como al álbum- el intérprete se adueñó del recinto durante una hora y media y, de la concurrencia que saboreó todos los demás.

Chucho pareció evocar sus presentaciones en el club Tropicoro del Hotel San Juan en Isla Verde, o del Ocho Puertas en el Viejo San Juan.
Al completar “Yo siento, yo canto”, un caballero comentó desde su mesa una frase que encierra lo que representa este gran artista: “¡Divino maestro! Y con derecho propio lo repitió en par de ocasiones, en vez de gritar el consabido “bravo”.
La noche siguió con “Vida consentida” y “Amarraditos”, canciones hábilmente seleccionadas al acercarse el día más romántico del año, San Valentín. Inmediatamente dio su primer saludo: “Buenas noches, Que bueno es estar aquí con todos ustedes”. Aprovechó para decir que llevaba tiempo sin presentarse en un lugar tan íntimo, rodeado de mesas con sillas y… ¡sin mascarilla! Con picardía, comentó, “allá está oscuro y ustedes se pueden manifestar como quieran… Mi nombre es Chucho Avellanet, por si no me conocen”. ¡Las risas del público no se hicieron esperar!
El intérprete emocionó a todos con “Love Story” (acompañado de un solo del director musical y pianista Martín Nieves), “Esta noche está para boleros” y el medley compuesto por “Así” y “No me quieras tanto”, en esta última canción había pedido que le hicieran coro y no tuvo que repetirlo dos veces.
Chucho entonó el popular tema venezolano “Caballo viejo”, recordando a su autor el fenecido Simón Díaz… Poco después hizo su primer chiste, arrancando carcajadas de los presentes.

Uno de los aciertos musicales de la velada fue “Mil violines”, recibiendo fuertes aplausos, tras destacar que es uno de sus temas predilectos.
Para darle más dramatismo al clásico “Brindemos por ella”, Chucho comentó que había compartido una novia con el pianista Martín Nieves, pero cuando lo descubrieron ellos siguieron siendo buenos amigos. Inmediatamente unieron sus voces y estremecieron a los espectadores, entre los que se encontraban su entrañable amigo, el salsero Gilberto Santa Rosa y su esposa Alexandra Malagón.
Otro brindis hizo Chucho por la memoria del legendario cantautor y músico cubano Pablo Milanés, como preludio a realizarle un tributo, apoyado en sus temas “Para vivir”, “El breve espacio en que no estás” (que tuvo que comenzar nuevamente al confundirse en la letra) y “Yolanda”. Chucho no tuvo reparo en aceptar que se equivocó en la letra, afirmándole a su director musical, “ya son 81 (años)””. Invitó al público a que asista a la segunda función de “Yo siento, yo canto” el próximo 19 de febrero en Moneró Café Teatro & Bar, prometiendo que “se las canto completas”.
La oferta musical continuó con “De qué callada manera”, “Vieja Luna” -que ha querido grabar, pero ha olvidado hacerlo en el estudio – y “Ojalá que te mueras” , advirtiendo de antemano que el título, “es feo, horrible, pero la canción es linda”.

El veterano artista sorprendió a todos con “El Sol no regresa”, de la Quinta Estación, que resaltó es muy popular en el karaoke. Acto seguido, Chucho alborotó a los asistentes con otro de sus chistes picantes.
Luego de revelar, “me voy a meter en un campo minado”, hizo una improvisación repasando parte de su carrera profesional al son de “Dime Chucho”. Admitió que se entusiasmó con la “improvisación” al escuchar al trovador Julio César Sanabria en varias fiestas navideñas. Más bien lo que Chucho hace es escribir eso que siente, como si fuera una improvisación y después interpretarlo.
Ya en las postrimerías del show a las 10:30 de la noche, el intérprete hizo otro popurrí de éxitos, incluyendo “Magia Blanca” y su exitazo “Jamás te olvidaré”, despidiéndose entonces y con gran parte del auditorio de pie… Ante la petición de “¡otra!”, Chucho regaló el impactante himno “Sueño imposible”.
Chucho Avellanet cantó y encantó a sus fieles seguidores que llenaron el Moneró Café Teatro & Bar en una jornada romántica, exquisita, divertida y ¡transparente!