Por Alina Marrero
Para Fundación Naional para la Cultura Popular
Tan pronto nos enteramos por el propio Vicente Castro, que él se retiraría de los escenarios teatrales después del montaje de su adaptación de la tragedia de Sófocles, Filóctetes, pensamos: “Tiene que estar bromeando”. Pero nuestro amigo insistía en eso con tanta vehemencia que decidimos, no solo creerle, sino pensar en hacerle un homenaje en algún momento de 2023. Vicente Castro es uno de los mejores directores, creativos, polifacéticos y mega osados, que ha dado nuestra tierra. Si aquella iba a ser su despedida, algo extraordinario nos esperaba en su última función.
Asistimos a la función del pasado domingo 15 en la sala Carlos Marichal del Centro de Bellas Artes de Santurce, con la solidaridad que merece una insigne trayectoria. Al entrar en la sala, como siempre ocurre en el teatro arena (en este caso, arena a tres lados) donde no hay telón, tuvimos un cara a cara con la escenografía (José Luis Gutiérrez), y desde allí quedamos cautivos con la sensación.

El escenario lucía una tienda de campaña tipi, la cual ocupaba el centro, en un círculo inmenso que dejaba un justo pasillo abierto alrededor. En las cuatro esquinas, pedazos de madera de árboles, y basura, formaban la guarida del anciano, dueño de armas inmortales para eliminar mortales. El comentario se extendía hasta el segundo piso de la sala, donde se ubicaron los músicos (Juan Carlos Marcial, Juan Antonio Segarra, Ignacio Bardecia, Yiyo González y Sachiel Rosario) y otros momentos.
En una de las paredes sobresalía una pantalla de proyección que no dejamos, ni por equivocación, de ver y escuchar, y que se involucró, de principio a fin, con el todo del montaje.
Las luces (Quique Benet), camuflaje de distintos colores desde el pre set, y a través de los insondables senderos de esta pieza, eran dueñas de esa irresistible belleza que puede tener la decadencia, y nos quita el libre albedrío de la mirada. Por momentos, hasta los personajes se mancharon de moho.
Antes de la tercera llamada, hizo su aparición Vicente Castro por una de las entradas de la escenografía y se detuvo en una rampa desde la cual informó, sonrisa en labios, que había dicho que se retiraba como una estrategia de promoción dirigida a los compañeros teatreros. “A veces me he sentido marginado, como Filóctetes”, confesó. Con esto logró la fusión de la verdad en la humanidad de las personas allí presentes. Todos nos hemos sentido marginados. De inmediato, el nombre de la versión de Castro, “Filóc-Tetes Marginal”, hizo un nudo en la conciencia colectiva existencial, mientras arrullaba la conciencia de la calle marginal puertorriqueña.
La “mentira blanca” de Vicente, nos llevó a 1970, cuando lo conocimos mientras hacíamos “Yerma” de Federico García Lorca, dirigida por Antonio García del Toro, en el teatro de la Universidad de Puerto Rico en Río Piedras. Al finalizar el ensayo general, a la una de la madrugada, una de las actrices, que vivía en la residencia para señoritas, la cual cerraba sus puertas a las nueve de la noche, no tenía donde dormir.

Vicente organizó a sus secuaces para subir a la muchacha a través de una torre humana al balcón del segundo piso, donde ella vivía en “la resi”. Los demás actores del elenco, velábamos la posible llegada de la guardia universitaria. Aquello fue bien emocionante. Aplaudimos y nos reímos en complicidad.
Escuchar a Vicente decir que nos había tomado el pelo, así, lo más campante, 53 años después del acto clandestino en la residencia para señoritas UPR Río Piedras, provocó la misma emoción, el mismo aplauso, la misma risa.
Entonces fue la tercera llamada, y fuimos testigos de un despliegue de estética ecléctica, inteligente, sensible, vigente y genial, con armonía escénica en niveles presenciales y virtuales, y un camarógrafo, que, tal como hacen los reporteros de guerra, se metía en la acción para que los detalles en vivo de la escena se proyectaran en pantalla.
La primera secuencia, convirtió la tienda tipi en un paracaídas, a través del cual un soldado hizo su entrada, acompañado con una efectiva aparición de helicópteros filmados en la pantalla.
Hijo de su generación, el director Vicente posee una innegable y genial escuela desde el cine de guerra que vio (el maestro Stanley Kubrick, el contemporáneo Oliver Stone), y un enaltecedor legado de técnicas teatrales (clasicismo, realismo, expresionismo), las cuales funde, a veces con valientes escándalos propios de su “vicencastronismo”). El montaje de “Filóc-Tetes Marginal” es el corazón abierto de toda una vida de creación profesional.

En su versión, Castro mantiene la historia, el diálogo, el arco y las flechas del protagonista, de la obra que le dio el primer premio a Sófocles en el Festival de las Dionisias, 409 años antes de nuestra era, enmarcados en un ambiente contemporáneo (uniformes de camuflaje, helicópteros, etc.), lo cual es suficiente para que podamos entender lo poco o nada que ha cambiado la humanidad, en lo que se refiere a codicia de poder, corrupción, traición, y falta de compasión.
Conforme el programa de mano, Filoc-Tetes Marginal, versión teatral puertorriqueña del director Vicente Castro, de la tragedia griega escrita por Sófocles, “sigue la historia de Filoctetes un retirado del ejército, quien desde hace 10 años ha estado viviendo en aislamiento en la isla de Lemnos. La misma es considerada un lugar peligroso, habitada de animales salvajes, pero la realidad es otra. Tras los sucesos de la invasión de Troya, Filoctetes contrajo una enfermedad que pondría en riesgo el resto de las tropas. Como consecuencia, fue abandonado en Lemnos y en su posesión quedó un arma poderosa que podría acabar con la guerra. Ante la situación que se encuentran las tropas y como una posible oportunidad para ganar la guerra de se inicia el operativo de búsqueda de Filoctetes por parte de Odiseo y Neoptólemo.
De la pieza original, Vicente eliminó el coro y mantuvo cuatro personajes: Odiseo (José Eugenio Hernández), Neoptólemo (José Enrique Segarra), Filóctetes (Jorge Luis Ramos), y un Corifeo (Héctor Oliveras) (compendio de Hércules, Mercader (espía), Coro), además de un soldado (Rubén Rosario) que acompaña a Odiseo al final sin articular palabra.
Las actuaciones fueron más que convincentes, sobresalientes. José Eugenio Hernández demostró su veteranía imponente a las riendas del inescrupuloso Odiseo.

Héctor Oliveras dio a luz un Corifeo soberbio, con el cuerpo y la voz, canciones incluidas. Su mejor escena fue la que ejecutó con la asesoría de judo de Luis Martínez y la complicidad de la coreografía, muy histriónica, de Mariana Quiles. Quiles se sostuvo de movimientos de danza con susurros del teatro de la crueldad, pellizcos de Tadeusz Kantor, y la burla propia de las máscaras. ¡Muy bien!
El joven José Enrique Segarra, con orgánica sinceridad realista, sostuvo con mucha verdad su Neoptólemo, desde el principio hasta el final. Esperamos verlo a menudo en nuestros escenarios.
Los laureles de oro de esta puesta en escena son para Jorge Luis Ramos, un actor de infinitos kilates, y docenas de ángeles. Su Filóctetes nos conmovió con la fuerza de la rabia desgarradora. Quisimos socorrerlo, ampararlo, sanarlo. Pero el actor lo supo hacer mejor. ¡Bravo!
Aplaudimos con vítores al resto del equipo: Benjamín Aponte, José Javier Roselló y Rodríguez Cruz (realización escenografía); Lissette Letriz (diseño de vestuario); Daviana Rivera Vázquez (asistente de vestuario); Inelda Santana Santiago (diseño de maquillaje y efectos); Rubén Rosario (utilero).
La parte audiovisual contó con los siguientes artistas: Vicente Castro (director contenido audiovisual); Esteban Butler (asesor audiovisual); Deimian Jiménez Lugo (director técnico exterior); Christian Soler Otero y Luis Olivencia Maldonado (camarógrafos de exteriores); Christian Soler Otero y Oscar Santiago Santiago (audio de vídeos de exteriores); Deimian Jiménez Lugo (vídeos publicitarios); Luis Hernández Lamourt (cuña de radio); Sebastian A. Figueroa Martínez (voz de cuña de radio); Deimian Jiménez Lugo (cuña de TV); Jorge Luis Ramos, José Eugenio Hernández y José Enrique Segarra (voz de cuña de TV); Deimian Jiménez Lugo y Christian Soler Otero (audiovisuales).

La producción estuvo en excelentes manos: Delianys Maldonado Carrión (plan de medios); Nashalie Arroyo Lamarche (plan de trabajo); Nadia Pérez Polanco, Delianys Maldonado (manejo y creación de redes sociales); Nadia Pérez Polanco, Delianys Maldonado Carrión y Nashalie Arroyo Lamarche (coordinación de medios); Nadia Pérez Polanco (comunicados); Andrea Afanador (asistente medios); Paola Santiago Berrocal (diseño y arte, cartel); Nickolas Torres Cortes, Gildaly Villanueva Vega, Julimarie Barreto López (fotógrafos); Alexis Ruiz Vélez (asistente de producción).
Filoc-Tetes Marginal, producción altamente recomendada, contó con la producción ejecutiva de Vicente Castro y Jorge Luis Ramos, y la producción de José Fonseca Delgado para el Centro de Bellas Artes Luis A. Ferré, Municipio de San Juan y XCL TV.
Las primeras 100 personas en adquirir boletos para cada una de las funciones de este fin de semana, podrán disfrutar de una excelente puesta en escena, libre de costo. ¿Mejor? ¡Imposible! ¡Vayan!