Por Edgar Torres
Para Fundación Nacional para la Cultura Popular
Desde la primera silla hasta la última en el recinto, cada espectador del concierto del cantautor Hermes Croatto se dio cuenta que emana talento por derecho propio.
El hijo menor de Tony Croatto demostró durante la segunda función de su concierto en el Teatro Tapia del Viejo San Juan -la primera fue el viernes y la tercera y última hoy, domingo- que ya no es aquel jovencito que interpretaba los temas que popularizó su fenecido padre y llegaban a las entrañas del pueblo puertorriqueño.

Hermes Croatto ha evolucionado: es ya un hombre de familia, casado y con dos hijos (Mauro y Vida), a lo que suma, un gran artista con los quilates más que probados.
Cuatro años después de pisar el mismo escenario, el cantante evidenció madurez musical e identidad propia.
La cita musical con su “familia” -como llama al público- inició a las 8:48 de la noche con “Vida mía”, un tema que considera una catarsis, una liberación quizás hasta de traumas de la niñez.
De entrada, Hermes Croatto comentó que iba a cantar temas que su padre hizo famosos, pero con un estilo propio, más otros que escuchó durante su formación de niño a hombre, hasta llegar a los de hoy que lo han hecho un ser “bendecido”.
De principio a fin, Hermes cantó a sus grandes amores: la patria, la naturaleza, la libertad y la vida familiar, resaltando las cuatro generaciones de los Croatto, y su esposa y mano derecha a nivel profesional, Viviana Santana.
Tras impactar con “Respiro perdón”, agradeció al público su respaldo, destacando que después de tantos temblores y pandemia, “me llena de tanta alegría verlos aquí”, para luego seguir con “Eres tú”.
Los espectadores se alborotaron cuando Hermes comenzó a cantar “Las Costas” que popularizó el autor de sus días.

Orgulloso de sus raíces, deleitó a todos con “Antillano”, recalcando que “es mi identidad, de cómo me siento, de lo que siento”.
Acto seguido, aclaró que tuvo el deseo de escribir algo sobre la libertad, surgiendo “Refundar”, pero dejó entrever que en muchas ocasiones se relaciona el tema como que está ligado a los partidos políticos. En su caso, dijo que en la letra tuvo influencias de Pedro Albizu Campos y Ramón Emeterio Betances.
La naturaleza fue protagonista de la noche en múltiples ocasiones, pero principalmente en la significativa canción “Madre Tierra Bendición”.
Hermes logró que el público se sintiera en la sala de su casa, al comentar que “llegó el momento del embeleco”, dando inicio a una parte acústica. El vocalista hizo una travesía musical por las influencias musicales de Tony Croatto – llevando a la audiencia desde Italia y Uruguay hasta Argentina y Puerto Rico – acompañado de su primo Leonardo Croatto (desde Montevideo), su sobrino Ale Croatto (guitarrista y director musical del espectáculo) y su primogénito Mauro. El intérprete repasó los ritmos sudamericanos que su padre conocía hasta quedar prendado con nuestra música.
El auditorio se estremeció con el homenaje a Tony Croatto por parte de un hijo orgulloso de su herencia musical, pero lo revistió con estilo propio. Así el público se conmocionó con “Agüeybaná”, “Los carreteros”, “Serranía”, “Mujer de 26 años” y “La máquina”. “Bendición” y “Sabor boricua” dieron un ‘nocaut’ emocional a los asistentes.

El cantautor hizo un aparte para reconocer, además de Ale Croatto, la aportación de los otros excelentes músicos del show: Efraín Martínez (batería), Diego Centeno (percusión), David Marrero (percusión), Carlos “Toro” Ortiz (bajo), Rafael “Joey” González (programación/teclados), Stephanie Mercado (coros/flauta), Abdiel Serrano (guitarra eléctrica) y José Eduardo Santana (cuatro puertorriqueño). En muchísimas ocasiones durante la noche se escuchó a los espectadores elogiar a los músicos.
Luego de desnudarse musicalmente ante su “familia”, Hermes Croatto plantó bandera con su EP producido con Eduardo Cabra y con la colaboración especial del cantautor Sie7e. Así llegó y convenció con “Esperando”, “Isla de tus ojos” (recordando cómo conoció a su esposa siendo muy jóvenes), “Piel azul” y “La voz del monte”.
Tras quedar en un trance con “Borikén”, la velada que su “familia” nunca olvidará llegaba a su fin con el emblemático tema “Yo habito una tierra luz”.
El magnífico evento fue producido por Tony Mojena Entertainment, con modernas luces y pantallas de Music Express, impecable sonido de Harrold Wendell y vídeos nítidos -que tuvieron un rol crucial durante la jornada- a cargo de David Norris.
