Por Edgar Torres
Para Fundación Nacional para la Cultura Popular
Al comenzar en el concepto musical que llegó a convertirse en Anexo 3, la cantante Arlene González solo disfrutaba de su arte, jamás pensaba en establecer una carrera profesional. Conoció a Lou Briel y Julio Ortiz mientras eran compañeros de estudio en la Academia del Sagrado Corazón en Santurce.

“Nosotros siempre estuvimos involucrados en la música. Íbamos a ver los shows en el Caribe Hilton. Nos hicimos famosos porque era lo que Dios tenía para nosotros, porque siendo jovencitos nos íbamos para el Viejo San Juan para cantar con guitarra y piano, hasta que un día nos llevaron a una emisora de radio y surgió la oportunidad”, rememoró de sus inicios.
Indicó que su familia la apoyaba, principalmente su mamá porque “era una cantante frustrada. Escucharla a ella, era escuchar a Libertad Lamarque. Cuando me vio cantando y encaminada, se lo disfrutó hasta lo último y nunca me puso un pero… En cuanto a los muchachos, con Loubriel más o menos, porque siempre tocaba piano, y las tías de Julio no querían, porque eso no le dejaría ingresos. ¡A la larga siempre nos apoyaron!”.
Arlene, nacida en Manhattan (Nueva York), pero criada en Puerto Rico, compartió que no fue hasta que se escuchó la canción “Oh, cuánto te amo” en las estaciones radiales que se estremecieron y pensaron en lo que habían logrado. “Los tres empezamos a llorar. ¡Fue una emoción tan grande! Antes de eso, sí a la gente le gustaba, lo que estaba chévere…”, relató sobre la canción que los catapultó en el primer lugar de las listas de éxitos en septiembre de 1976.
Abundó que el éxito “Oh, cuánto te amo” llegó a manos de Alfred D’ Herger, quien fue el productor del disco, y uno de los pocos que los apoyó y hasta les cambió la imagen. “Fue él quien trajo la canción que había pegado en otro sitio. De donde él la sacó se había hecho famosa en Venezuela con Pecos Kanvas y la adaptamos a voces. Nos tomó de sorpresa que ese tema pegara tanto y tanto. No entendíamos que una canción tan sencilla pudiera llegar donde llegó. Tuvimos hasta un acercamiento de un ejecutivo de una agencia de publicidad para hacerla en un anuncio de auto y la adaptó. Ese número nos llevó a la fama inmediatamente y después con el anuncio… ¡Fue espectacular!”, compartió emocionada recordando el comercial que se difundió en radio y televisión para la firma Datsun.

Al hoy evaluar ese respaldo contundente a “Oh, cuánto te amo”, Arlene entiende que el éxito arrollador del tema fue por “su simplicidad. Lo que en aquel momento no entendíamos, después de un tiempo realizamos que mientras más sencilla la canción y cuantos versos repetitivos tiene, más le gusta a la gente. Su mensaje también es corto. A la gente se le hizo fácil memorizarla y el ritmo era un poquito diferente. Entiendo que por eso el público se contagió con la canción”.
La intérprete admitió que el compañerismo entre ellos también los catapultó y perdura hasta ahora. “Pienso que eso contagió a la gente. Esa relación de hermanos entre los tres; siempre estábamos juntos. Nos tratamos como hermanos hasta el Sol de hoy. No había altanerías entre nosotros. Lo que queríamos era disfrutar con el público. A las fiestas patronales íbamos a pasarla bien”, rememoró.
Arlene mencionó que desde los primeros pasos en la música la función de cada uno en el escenario estaba bien definida. “Siempre quien ha dirigido el grupo ha sido Lou Briel y nosotros compartimos las decisiones. Julio escribía letras románticas, Lou Briel ponía la música o viceversa, y yo me encargaba de cantar. También al coser, yo hacía algunos vestuarios y me encargaba de las gestiones administrativas… En cuanto a las canciones dábamos opiniones si nos gustaban o no, pero Lou Briel fue la cabeza del grupo. ¡Trabajamos en equipo!”, apuntó.

Con mucha ilusión, la artista recuerda su primera presentación en el Ocho Puertas en el Viejo San Juan. “¡Aquello fue espectacular! No podíamos entender que allí había mucha gente importante para cantar y que los dueños (Bern Zale y Tor Boberg) querían que nosotros cantáramos. Nos trataban como hijos, tanto que nos presentamos allí muchísimas veces. Nosotros salíamos de la escuela superior en ese momento. Tendríamos 17 o 18 años, pero éramos bien arriesgados… A los 16 años nos íbamos a un lugar en el Viejo San Juan que se llamaba Sorrentos, donde estaba una señora que tocaba el bandoneón. Ahí íbamos a matar la noche y a cantar”, dijo.
La vocalista no olvida tampoco las oportunidades que le brindaron las fenecidas personalidades Luis Vigoreaux, Myrta Silva y Paquito Cordero, solo lamenta no haber contado con un manager que ‘nos llevara a otro nivel”.
Arlene tuvo entradas y salidas a Anexo 3, “todo por amor”. Muerta de la risa expresó que “me enamoré y dejé el grupo”. Fue Angelita Pedroza, hermana de Awilda (La Mimosa), quien la sustituyó. Luego recibió una llamada telefónica de Julio y Lou Briel y aceptó volver, pero posteriormente en una etapa de mucho éxito de Anexo 3 se fue nuevamente. A principios de los ’80, llegó a lanzarse brevemente como solista, grabando la producción discográfica “Mujer, mujer” bajo la tutela de Jochi Loubriel. Pero abandonó el escenario porque “escogí la familia sobre el mundo del entretenimiento”. Inmediatamente no se dedicó más a cantar, aunque sí grabó algunos anuncios comerciales para el detergente Fab y la campaña del licor Don Q.

En 1992 se marchó con su familia a Ohio donde vivió por 17 años, alejándose completamente de la música secular, pero sí cantaba en la iglesia. “Me convertí al Evangelio en septiembre de 1992 y meses después entro a la Iglesia Nazarena (con 4,000 feligreses) donde había un coro de 200 personas. Luego me uní al grupo de adoración y alabanza”, precisó.
Fue en 2006 que se mudó al estado de la Florida. y se hizo miembro de la Iglesia Auditorio de la Fe, dirigida por el pastor y experiodista Edwin Lemuel Ortiz. Al tiempo se entusiasmó a grabar un disco de música inspiracional, en el que incluyó un tema de Glenn Monroig.
Regresa al ‘Ocho Puertas’ –
Como una “bendición” describó Arlene el reencuentro que hizo el productor Josantonio Mellado de Anexo 3 en 2019 en el Centro de Bellas Artes de Santurce… Ahora se prepara para el próximo sábado 5 de noviembre “volver a pasarla bien” en un espectáculo en la sede de la Fundación Nacional para la Cultura Popular en el Viejo San Juan, como parte de la serie “A las puertas del Ocho Puertas”.
“Mi propósito es disfrutar lo que Dios tenga en mi camino y si aparece algo lo acepto, pero debe ser provisto por Él”, destacó Arlene, quien tiene cinco hijos: dos biológicos y otros dos y un sobrino de su exesposo. Trabaja en Estados Unidos con Ramón, uno de los hijos de su exesposo (nunca le ha llamado hijastros).