Laureles para 100 años de Sylvia y Bobby

Alejandro Primero, Aidita Encarnación y Luis Obed, junto al maestro José Negroni, lograron una producción que resalta el legado de los inolvidables compositores.
Las voces de Alejandro Primero, Aidita Encarnación y Luis Obed se unieron en un emotivo homenaje presentado en la Sala Exerimental Carlos Marichal del Centro de Bellas Artes de Santurce. (Foto Alina Marrero para Fundación Nacional para la Cultura Popular)

Por Alina Marrero
Para Fundación Nacional para la Cultura Popular

Las canciones de Sylvia Rexach y Bobby Capó embrujan, aunque estén cantadas por un grupo de trasnochados, en la fiesta de alguna casa o en un rincón donde les dio por cantar. Hasta en esas disfrutables circunstancias, nos conmovemos sin disimulo de que “un aparente olvido a ti te asombre” y que “me tengas que enseñar de nuevo a amar y a perdonar”. Al otro día, y durante toda la vida, lo que se recuerda de la fiesta es lo bien que la pasamos con la bohemia sacada de la manga. Nos confesamos adoradores de esas bohemias improvisadas, y nos confesamos idólatras de las bohemias organizadas. Pertenecemos a esa parte de la población que disfruta escuchar buenos cantantes que interpretan canciones de inmensos compositores nuestros.

Por eso, cuando nos enteramos que Alejandro Primero estaba organizando un espectáculo titulado “A 100 años de Sylvia y Bobby, y que tendría la participación de Aidita Encarnación y el maestro Negroni como pianista, arreglista y director musical, contamos los días para el estreno. Nos entusiasmó mucho, claro está, la participación de Luis Obed, joven vocalista, y confesamos que nos llenó de curiosidad. Somos los hijos de los padres que se enamoraron al son de “Nave sin rumbo” y bailaron “Piel canela” en el Escambrón. De hecho, aprendimos de memoria esas canciones en las marquesinas de las casas durante esas bohemias de cocodrilos que solían ser todos los fines de semana. Ver de qué manera ese legado llegó al corazón de un joven artista, también nos movió. ¿Saben los jóvenes quiénes fueron estos arrojados compositores? ¿Tienen alguna idea de cuán apasionadas fueron sus vidas y con cuánta valentía levantaron el estandarte de la rebeldía?

El maestro José Negroni bordó con elegancia musical la velada dedicada a Sylvia Rexach y Bobby Capó. (Foto Alina Marrero para Fundación Nacional para la Cultura Popular)

Comencemos llamando a Bobby Capó por su nombre de pila: Félix Roberto Manuel Rodríguez Capó, nació en Coamo, el 1 de enero de 1922, y murió en Nueva York, el 18 de diciembre de 1989. Compuso temas sabrosos cantados alrededor del mundo como “Piel canela”, “El negro bembón”, “El caballo pelotero”, “Sin fe”, y nuestro favorito “Por qué ahora”, entre muchos más.

Llamemos por su nombre de pila a Sylvia Rexach: Sylvia Regina Rexach González, nació en Santurce el 22 de enero de 1922, y murió el 20 de octubre de 1961. Fundó Las Damiselas el primer Combo en Puerto Rico formado solo por mujeres. Dejó una estela de canciones que interpretan prestigiosos cantantes del mundo, como “Matiz de amor”, “Nuestra luna”, “Por siempre”, “Tus pasos”, entre otros más. Tanto a Sylvia como a Bobby se les reconoce como artistas adelantados a su tiempo, y podríamos contar para nunca acabar.

Mientras esperábamos a que comenzara la función del viernes 2 de septiembre, en la sala Carlos Marichal del Centro de Bellas Artes en Santurce, a las ocho y media de la noche, recordamos la primera vez que vimos a Alejandro Primero. Fue en 1982, en un sensacional “café concert”, que administraba la fenecida actriz argentina Alicia Curi. Se llamaba El Granero, porque el espacio, una estructura de metal con techo cóncavo, parecía un granero, y el concepto era genial. El Granero comenzaba las funciones después de las once de la noche, y estaba orientado hacia parodias cultas para adultos. En esa misma onda, el joven Alejandro Primero cantó “El pajarito”, y nos cautivó. No solamente tenía una buena y bonita voz, también era actor, con un ángel escénico que se impone hasta el sol de hoy.

Recordamos, también, nuestro primer encuentro con José Negroni, el cual data de la misma época. El joven Negroni era el director musical de “Criollísimo”, espectáculo navideño de variedades, producido por Tony D’astro y su Primer Ballet Folklórico Nacional, que comenzaba desde principios de diciembre y finalizaba después de las octavitas en el Teatro Tapia. Trabajamos con el maestro Negroni por 10 años, en lo que han sido, hasta el sol de hoy, en las mejores navidades de nuestra intensa experiencia de vida.

Cuarenta años después, Alejandro Primero ha hecho una brillante carrera como actor, cantante, director, locutor, y productor. José Negroni, famoso por sus composiciones y arreglos de jazz, director musical de muchos grandes, ha sacado 11 discos y tiene tres nominaciones al Latin Grammy con su grupo Negroni’s Trio. Aunque ambos han logrado mucho más y es por todos conocido, los seguimos descubriendo como en aquellas primeras ocasiones. Confesaremos, desde el principio, nuestra fascinación con cada elemento que integró esta producción. Aidita Encarnación, reconocida por su trabajo como coach vocal y directora artística y musical a gran escala, es una cantante a quien admiramos y respetamos. Luis Obed es un artista que se está dando a conocer.

Alejandro y Aidita cantaron a dúo los clásicos “Olas y arenas” y “Piel canela”. (Foto Alina Marrero para Fundación Nacional para la Cultura Popular)

La disposición del escenario, dividido en cuatro partes proporcionales, abrió las venas del concepto de montaje (Alejandro Primero), y su ruta: una pequeña sala decorada con buen gusto (Wanda Malavé, Casa Moda, Ave Roosevelt), un piano de cola, espacio para micrófono, silla y guitarra, espacio para micrófono y silla. Las luces de Lynnette Salas, quien también fue la regidora de escena, pintaron con belleza el desarrollo del concierto.

A lo largo de la velada, que duró un poco más de dos horas, se develó un libreto (Alejandro Primero), sencillo, estudiado, efectivo y sincero, y una dirección (Alejandro Primero) que sacó provecho de cada recurso en el escenario con inteligencia y agilidad.

Después de la tercera llamada, Alejandro Primero entró cantando a capela, “Mi versión” de Sylvia Rexach, un minuto más tarde, el maestro Negroni hizo su entrada con el piano. Fue un inicio sensacional que nos agarró y no nos soltó hasta el final. El espectáculo se enriqueció con la entrada de Aidita Encarnación, elegante, y muy distinguida, para cantar “Ave sin rumbo” de Sylvia Rexach. Después, el dúo fundió sus voces en “Alma adentro”, también de Rexach.

Una canción tras otra, acariciaron el espacio y arroparon el tiempo con reflectores mágicos. Las voces de Encarnación y Primero, educadas, flexibles, sensibles, bellísimas, en su mejor momento, rindieron tributo y alta fidelidad a la excelente melodía y poesía insuperable, de Bobby y de Sylvia. El maestro Negroni hizo galas de su vibrante dominio en el manejo de armonías, y transformó el piano en una voz de fuerza.

Antes de cada canción, los artistas compartían anécdotas relativas a lo que interpretarían. De esa manera, Aidita contó que la autora tenía solamente 13 años cuando compuso “Di corazón” y que compuso “Alma adentro” para su hermano muerto en un accidente.

Los dialogos desarrollados entre canciones profundizaban sobre la obra de los dos compositores homenajeados. (Foto Alina Marrero para Fundación Nacional para la Cultura Popular)

Fue Alejandro Primero quien interpretó la primera canción de Bobby Capó esa noche, “Llorando me dormí”. Antes de su excelente interpretación, resaltó que la canción está considerada como la primera balada escrita por un puertorriqueño. Luego, Aidita y Alejandro volvieron a unirse para interpretar “El bardo”, del mismo autor.

Luis Obed hizo su entrada para hacer un dúo con Alejandro y cantar “Sin fe” (Bobby Capó). A esto le siguió “Cabaretera” (Bobby Capó) en la voz de Alejandro Primero. Luego, el trío se unió para deleitarnos con “Luna de miel en Puerto Rico” (Bobby Capó), lo cual se convirtió en un coro, porque el trío puso al público a cantar.

Un momento lindo en la ruta de este espectáculo, fue la lectura que hizo Luis Obed de “Una carta para Sylvia Rexach” de Tite Curet Alonso. Al finalizar, Obed rindió un homenaje póstumo al profesor Dean Zayas con la interpretación de la canción favorita del nuestro recordado director, “En mis sueños” de Sylvia Rexach.

El banquete musical continúo su marcha con “Anochecer” (Sylvia Rexach), en la voz de Aidita Encarnación; “Yo era una flor” (Sylvia Rexach), interpretada por Alejandro Primero; “Olas y arena” (Sylvia Rexach) sostenida por el dúo Primero Encarnación; “Juguete” (Bobby Capó) cantada por Alejandro Primero, “Piel canela” (Bobby Capó), compartida por Aidita y Alejandro; y “Es tarde ya” (Sylvia Rexach) por Aidita.

“Soñando con Puerto Rico”, en las voces de Aidita, Luis y Alejandro, fue el broche de platino que cerró la noche. Escucharla nos transportó a aquellos bailes en colegios, fraternidades, sororidades, Casa España, Casino de Puerto Rico, cuando todos los grupos musicales de moda la lanzaban y todos la cantábamos como un himno. No fue diferente ese viernes.

Aplaudimos con júbilo la deliciosa selección de canciones que escogió la producción, y esperamos, de todo corazón, una segunda entrega donde se incluyan las canciones que se quedaron fuera.

Entendemos que este concierto debe ser visto en todos los rincones de Puerto Rico, sobre todo por los jóvenes. Es mucho lo que se aprende con las canciones y el recorrido histórico, el cual estuvo bien cuidado en el montaje. Las canciones y el libreto reflejan lo que fue la época, pero, y es en verdad lo más importante, destaca que los seres humanos siempre hemos tenido las mismas preocupaciones, los mismos deseos de una vida mejor, y el mismo corazón.

Porque hemos expresado una opinión muy favorable acerca de este espectáculo, tenemos que comentar sobre la ausencia del programa de mano, y recomendamos a la producción que incluya uno (los programas cibernéticos son eco amigables y están muy de moda), para rendirles justicia a cada artista, a cada técnico, y a la misma producción. Un programa de mano nunca es un gasto superfluo. Entre tantos factores que le dan importancia, recordemos que, de haber premios para teatro, es el programa de mano la memoria anual.

Dicho lo anterior, pondremos laureles de oro en las frentes de los artistas y técnicos de esta producción. ¡Bravo!

Completan el equipo ganador Lourdes Laboy, (Promoción y relaciones públicas); Luis Octavio (diseño y confección del vestuario de Alejandro Primero); Reinaldo José (diseñador y realizador del vestuario de Aidita Encarnación); Marcos (Peinados y maquillaje). A cien años de Bobby Capó y Sylvia Rexach fue una producción conjunta de Casa de teatro y eventos, Inc., y el Centro de Bellas Artes de Santurce.

La producción estará el 30 de septiembre en Quebradillas, para celebrar los 100 años de la institución, el 1 de octubre estará en el café teatro Moneró en Caguas, el 17 de noviembre se presentará en el Centro de Convenciones de Coamo, y el 19 de noviembre formará parte de Teatro Bajo las Estrellas, en Ponce. ¡No se lo pierdan!

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