‘La santa noche’ que hay que ver…

Lo que fue una comedia de humor negro sobre una cruda realidad en 1977 y en 1986, se convirtió en una historia con un tenue velo sofisticado.
La actuación de los protagonistas Pedro Orlando Torres y Efraín Rosa fue un gran acierto de la producción “La santa noche del sábado” del dramaturgo Luis Torres Nadal. (Foto Alina Marrero para Fundación Nacional para la Cultura Popular).

Por Alina Marrero
Para Fundación Nacional para la Cultura Popular

Desde días antes del pasado domingo 28 de agosto, cuando, a las cuatro de la tarde nos dimos cita en la sala Carlos Marichal del Centro de Bellas Artes de Santurce, para ver “La santa noche del sábado” del dramaturgo puertorriqueño Luis Torres Nadal, sentíamos un toquecito de emoción nostálgica. Luis Torres Nadal fue amigo de juventud, hicimos con él obras de teatro y compartimos buenos momentos fiesteros, donde siempre él se destacó por la chispa de su cinismo inteligente que nos hacía morir de la risa. Era solidario y colaborador. Recordábamos, además, el montaje que Antonio García del Toro (otro gran amigo), hiciera para el estreno mundial de la obra en 1977, como parte del XI Festival de Teatro de Vanguardia del Ateneo Puertorriqueño, producido por la compañía teatral El Cemí, y protagonizado por Marcos Betancourt y Ernesto Concepción. Recordábamos el montaje conjunto, a manera experimental, que hicieron Ernesto Concepción, y José Luis (Chavito) Marrero, para la misma obra, en 1986, producido por Bohío puertorriqueño. Como anécdota de esto último, compartiremos que, cuando Ernesto ganó el premio del Círculo de Críticos Puertorriqueños, como mejor actor, desde el escenario le dijo a su compañero: “Chavito, quiero que sepas que yo te dirigí bien”. Como respuesta, desde el público, Marrero lanzó un ramo de flores que cayó a los pies de Concepción en el escenario, y ese fue el chiste de aquella noche.

El drama presentado en la Sala Carlos Marichal del Centro de Bellas Artes contó con la dirección de Doel Ramírez. (Foto Alina Marrero para Fundación Nacional para la Cultura Popular).

Entre esos pensamientos, entramos en la sala, y como si el tiempo no hubiese pasado, tuvimos un alegre encuentro con Antonio García del Toro, quien estaba presente para participar de un homenaje que se le rendía a Luis Torres Nadal, antes de la función de esa tarde. Fue García del Toro quien nos ayudó a captar el programa de mano digital, y nuestro primer aplauso será para ese programa.

Además de ofrecer la información que hace justicia histórica a todos y cada uno de los trabajadores que honran la producción (biografía de los actores, sinopsis de la obra y mensaje de los productores) el programa de mano rindió loas a las dos producciones anteriores que llevaron a escena la obra de Luis Torres Nadal, a través de las biografías de Luis Torres Nadal, Marcos Betancourt, Ernesto Concepción y José Luis (Chavito) Marrero. El programa ofreció, además, copias de recortes de periódico de los estrenos. Esta documentación es de vital importancia, sobre todo en estos momentos cuando urge recordar.

La reposición de “La santa noche del sábado”, en 2022, producida por Rafie Echevarría y Samuel Echevarría para Producciones Eche, es una versión del director Doel Ramírez que se traslada al momento en el cual vivimos. La misma, destaca la importancia de un autor que fue transición y antesala de un teatro que grandes autores están desarrollando y que, a pesar de su efectividad y grandeza, muchos teatreros puertorriqueños resisten. Torres Nadal ofreció, en la década de 1970, un nuevo realismo donde no necesariamente se siguen las reglas de la forma ortodoxa, donde parece que no pasa y pasa la vida, donde el punto culminante se coloca o se quita, donde no existe la frontera entre el desenlace y el principio, donde, con todo, el ritmo puede ser frenético, y la pregunta existencial es compartida: “¿Quiénes somos?” El espectador no extraña la historia tradicional. Posiblemente sea lo más parecido a la verdad en muchas situaciones humanas. Estamos en deuda con Luis Torres Nadal.

Nuestro teatrero, nació en Ponce, el 4 de julio de 1943, y fue privado, vilmente, de su vida el 15 de mayo de 1986 en su ciudad natal. Se distinguió como bailarín, coreógrafo, actor director y profesor. Paso a la posteridad como dramaturgo y poeta. Su sueño era establecer un Departamento de Drama en la Pontificia Universidad Católica, sueño que se pudo lograr después de su muerte. Entre sus obras se encuentran “El asesinato de la mariposa” (1972), “La víspera del día después” (1973), “Responso para una reina difunta” (1974), “La cena gentil” (1975), “Las once en punto y sereno, muerte y elogio del prócer Facundo Padilla”, (1976), “Maten a Borges” (1985).

En este montaje la trama de la obra fue ubicada en un marco contemporáneo. (Foto Alina Marrero para Fundación Nacional para la Cultura Popular).

Entendemos que “La santa noche del sábado” funciona a la perfección si el montaje destaca un documento que señala la cruda realidad de las parejas homosexuales mayores de 55 años en la década de 1970. Entendemos, también, que la versión de Doel Ramírez, muy bien planeada y ejecutada, que coloca la trama en 2022, hace que el ojo del huracán se enfoque en la humanidad y en los asuntos que, a estas alturas del partido, a pesar de la legalidad del matrimonio entre parejas del mismo sexo, no han sido resueltos, lo cual logra la identificación del espectador (sin importar género o condición sexual), y funciona muy bien. En ambos casos el título de la obra, “La santa noche del sábado”, elude a la salida de diversión desenfrenada en esa noche de culto.

Doel Ramírez dirigió hasta las tres llamadas de rigor antes de la función. Las mismas se hicieron con los dos actores, quienes, con unas líneas de la obra, dejaron saber al público el motivo existencial que los puso a funcionar en el escenario (¿Quiénes somos?). En la función del domingo, una vez dada la tercera llamada, Doel Ramírez se dirigió al público para ofrecer un corto y emotivo homenaje a Luis Torres Nadal. Compartieron palabras para esos fines, Antonio García del Toro, José Martínez (Presidente de la Junta del Colegio de actores), Maddy Rivera (actriz ponceña), y la Ana María Marrero Sicardo (actriz e hija de José Luis (Chavito) Marrero y Mercedes Sicardo).

Después de la ceremonia, comenzó la obra, que corrió por más de dos horas (sin intermedio) sin que el público perdiera interés.

Conforme la producción, “La santa noche del sábado” es “un drama para adultos que narra la historia de Emigdio (Pedro Orlando Torres) y Monserrate (Efraín Rosa), dos homosexuales maduros que luego de 24 años de relación, descubren y redescubren sentimientos y soledades que emergen con el pasar del tiempo y la falta de interés”. La pieza explora temas como soledad, marginación, rechazo, aceptación propia, aceptación de los demás, y la marginación del homosexual puertorriqueño.

La producción incluyó poesía del autor y añadió un paso coreográfico con un bailarín. (Foto Alina Marrero para Fundación Nacional para la Cultura Popular).

El montaje de Doel Ramírez procuró belleza a cada milésima de centímetro, desde antes del principio. Una moderna escenografía (Samuel Echevarría), de excelente gusto, enmarcada en una jaula (o prisión), nos hizo sus comentarios sobre los personajes. El diseño incluyó una ducha practicable y muy sofisticada, cuyas paredes rindieron ilusión de transparencia. Las luces (Raymond Batista), que no dejaron de ser bellísimas aun en los momentos oscuros, fueron creativas, elaboradas, muy precisas y mejor atinadas: ¡mágicas! En algunos momentos, la luz tiñó el piso con palabras.

La dirección de Ramírez añadió un bailarín e incorporó poesía de Luis Torres Nadal. Fue un trabajo estético muy creativo, que sostuvo una ruta escénica precisa, delineada por dos planos: el realista donde interactuaron los dos personajes y el existencial donde se manifestó el bailarín. Ambos planos estuvieron definidos por la luz y el sonido. Formaron el rompecabezas de la música en el plano realista, éxitos musicales conocidos de distintas épocas. La música del plano existencial fue instrumental, moderna, inquieta, muy efectiva. Nos hubiera gustado saber quién fue el compositor.

La estética del director bordó su trabajo con los actores. Noris Jofre (voz grabada de María) y Luis Aníbal Díaz (voz grabada del amante de Monserrate), funcionaron con credibilidad. La ejecución técnica entre las voces grabadas y el actor en escena fue impecable. El bailarín, Karlos Khalil, famoso por sus danzas árabes, mostró una dimensión de otra sensibilidad. Su desempeñó fue cálido y muy sincero.

Celebramos con algarabía el regreso de Pedro Orlando Torres a los escenarios y aplaudimos su acertada interpretación de Emigdio, el hombre quien, a pesar de la infidelidad de su compañero de toda la vida, no quiere romper la relación. Torres, quien se mueve como si no hubiera pasado el tiempo, impartió profunda credibilidad y tierna sensibilidad a su personaje desairado, pero decidido a continuar. ¡Muy bien!

Tras el aplauso final en el que se le cantó “Feliz cumpleaños” a Efraín Rosa, se anunció la reposición de la obra el próximo octubre en el Centro de Bellas Artes de Santurce. (Foto Alina Marrero para Fundación Nacional para la Cultura Popular).

En nuestra última reseña, destacamos a Efraín Rosa por una actuación inolvidable. No haremos menos en esta ocasión. Rosa no soltó las riendas de Monserrate, un personaje que desnudó hasta el tuétano. Al haber sido testigos del desempeño de este actor en dos personajes tan diferentes, con una escasa diferencia de dos semanas, podemos volver a poner una corona de laureles sobre su frente.

El dúo Torres-Rosa fue un gran acierto de producción.

Lo que fue una comedia de humor negro sobre una cruda realidad en 1977 y en 1986, se convirtió en una historia con un tenue velo sofisticado, que arrancó lágrimas y solidaridad del público. Pondremos otra corona de laureles sobre la frente del director y mil premios de agradecimiento a los productores, quienes, contra toda adversidad, colocaron la estrella de uno de nuestros mejores dramaturgos nacionales en el escenario, donde tiene que estar. Todas las funciones estuvieron llenas a capacidad. ¡Qué viva la dramaturgia puertorriqueña!

Completan el equipo Karen Andino y Perlyanne Cardona (Fotografías); Jaidy González (arte gráfico); Natalia Almedina (vídeo promocional); Yerilis Rivera (maquillista); Efraín Rosa (vestuario); Rafie Echevarría y Doel Ramírez (utilería); Tartak (mobiliario); Alanis Rose Manzano (asistente del director); Doel Ramírez (director, sonido, regidor); Carlos Omar Camacho (asistente de producción); Rafie Echevarría, Iconic Media (relaciones públicas).

“La santa noche del sábado” es una obra que hay que ver. Si no la vieron, o quieren verla por segunda vez, tenemos buenas noticias. La producción regresa al Centro de Bellas Artes el 7 y 8 de octubre de este año 2022. ¡Apúntense!

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