Por Alina Marrero
Para Fundación Nacional para la Cultura Popular
Tuvimos una estupenda conversación, rica en anécdotas personales y opiniones teatrales, con Mario Colón, cuando estuvimos en Nueva York, justo antes del encierro por la pandemia. El Fuerza Fest, que se celebra todos los años desde 2016, y conmemora el 17 de mayo, Día contra la Transfobia y Homofobia comenzaría pronto y, Mario, quien es su gestor, tenía mucho entusiasmo. Pero al poco tiempo de nuestro encuentro, comenzó la cuarentena. Nueva York se convirtió en el epicentro de la pandemia y se detuvo la actividad teatral. Al enterarnos, recientemente, que Fuerza Fest regresa con sus talleres, exposiciones, charlas, películas y obras de teatro, entre los días 11 y 21 de mayo, retomamos la estupenda conversación con Mario Colón.
Mario es un talentoso director de teatro que comenzó una exitosa carrera en Puerto Rico y vive en la ciudad de Nueva York desde hace 22 años. Su historia es una de superación constante y merece contarse. Su niñez transcurrió en Toa Alta, donde se destacó en todo cuanto se empeñó. Cuando estudiaba en la escuela superior, el joven creó un espectáculo de talento, el cual desarrolló en la cancha municipal y tituló “Caricatura 85”. El evento tuvo tanto éxito que tuvo tres entregas. Mario, que también ganaba premios como artista plástico, iba a entrar en la Universidad de Puerto Rico en Arecibo, cuando lo invitaron a unas audiciones para el Departamento de Drama en UPR Río Piedras, las cuales pasó, y eso cambió su vida. Allí tuvo experiencias diversas, muy valiosas, que le señalaron el camino de la dirección escénica. Como universitario, tuvo contacto directo con directores de trayectoria con Gilda Navarra, Maricusa Ornes, Dean Zayas, Victoria Espinosa y José Luis Ramos Escobar. A la vez, fue asistente de directores como Vicente Castro, lo cual fue, para él, invaluable.

Nos contó Mario que, en cierta ocasión, fue a pedirle a José Luis Ramos Escobar, quien era el entonces director del Departamento de Drama, un espacio para que los estudiantes pudieran desarrollar la creatividad. Así surgió el Taller de Teatro Experimental.
Ya era conocido como un joven director talentoso, cuando el mismo Ramos Escobar lo invitó a dirigir su obra “El olor del pop corn”, que iba a presentarse en un festival internacional en Venezuela. Con esa obra, Mario tuvo la oportunidad de viajar a varios países y dirigir actrices del calibre de Jackeline Duprey, Luisa de los Ríos, Yamaris Latorre, Kisha Tikina Burgos e Ivonne Arriaga. Cuando la obra se publicó, el autor se la dedicó a Mario.
Después de dirigir su primera producción profesional, para Contraparte, Inc., en el Teatro Tapia, en la década de 1990, donde tuvo en sus manos actores del calibre de Gennie Montalvo, Luis Daniel Rivera, René Monclova y Magaly Carrasquillo, la carrera de Mario Colón floreció, hasta que tuvo que irse de Puerto Rico, en 2000. Mario enfrentaba una enfermedad severa y se mudó a Nueva York para someterse a tratamientos experimentales.
Sucedió que, mientras se sometía a un tratamiento, recibió una invitación de un amigo: “Frankie Miranda trabajaba en Comunicaciones con la Federación Hispana y, para animarme, me invitó a trabajar como voluntario a una actividad donde se repartieron juguetes para los niños. Mientras estábamos allí, llegó una mujer con una bolsa llena de juguetes, quien después de preguntarme quién yo era, me ofreció trabajo. Le expliqué que yo estaba en tratamiento médico, lo cual era evidente, y ella me dijo que, precisamente por eso, yo necesitaba trabajar. La mujer resultó ser Lorraine Cortés Vázquez, presidenta de la Federación Hispana. La vida da muchas vueltas, Lorraine se retiró y Frankie Miranda es presidente de la Federación Hispana”.
Entre las crónicas impactantes de Mario durante su primer tiempo en Nueva York, sobresale su experiencia en el World Trade Center, el 11 de septiembre de 2001: “Yo estaba en el sótano de la Torre 2, comprando el libro de Harry Potter para un amigo, cuando todas las puertas se cerraron con un sonido impresionante. Nos sacaron por un pasillo hacia la calle y nos dijeron que camináramos rápido sin detenernos. Yo caminé bien rápido y no me detuve hasta que llegué a Times Square, donde me enteré de lo que había pasado”.
¿Qué les parece? La vida ha sido aliada de Mario Colón, quien es ahora el vicepresidente de Iniciativas Especiales de la Federación Hispana. Además de ocuparse de un trabajo que ama, Mario ha dirigido teatro en Nueva York, en español y en inglés, para distintos grupos como Teatro Círculo y La Tea. Sobre los retos que ha tenido que enfrentar, manifiesta que de los mismos surgen las oportunidades más creativas.

En 2013, el espacio que hoy es el Julia de Burgos Performance & Arts Center en Lexington Avenue 1680 en Nueva York, estaba cerrado. La comunidad reclamaba el sitio para hacer actividades, pero el municipio entendía que la única forma de hacer esa apertura viable era entregar el local a una organización que lo pudiera costear. Así fue como el sitio llegó a las manos de la Federación Hispana. Mario Colón se sentía muy inspirado por el Festival del Tercer Amor que se celebraba cada verano en el Teatro Coribantes que dirigía Rafael Rojas: “Yo quería hacer un festival que, además de celebrar una comunidad vibrante, como lo es la LGBTQ, accionara activamente con los problemas críticos, políticos y sociales, que nos impactan. Yo deseaba, además, incorporar lo que había vivido en los festivales internacionales a los que fui”.
El deseo de Mario Colón se forjó en 2016, cuando la Federación Hispana lanzó Fuerza Fest, el primer festival de arte LGBTQ Latino, en Nueva York. En estos momentos, la Federación Hispana, se ha extendido a Connecticut, Nueva Jersey, Washigton DC, Carolina del Norte, Florida y Puerto Rico, y ha creado un espacio para el diálogo y la concienciación sobre las barreras y amenazas sistémicas que enfrentan las comunidades latinas.
Fuerza Fest, destaca el trabajo escénico y cinematográfico, las exhibiciones de arte, los talleres y los paneles de discusión que contribuyen al movimiento por los derechos de los homosexuales. En el mismo año que se dio el primer festival, ocurrió la tragedia de la discoteca Pulse, el 12 de junio de 2016. El club nocturno gay, celebraba su popular noche latina, cuando un hombre armado entró con una escopeta la cual usó en forma indiscriminada, ocasionando 49 muertes y varios heridos. De inmediato, Fuerza Fest se dejó sentir en Orlando.
En aquel momento, el festival aceptaba solo artistas latinos que vivían en Nueva York. Ahora, el festival acepta grupos de otras ciudades: “La dramaturgia es importante. Buscamos historias de perspectivas latinas gay, no importa cómo se digan. Brindamos un estipendio, pero cada grupo tiene que proporcionarse el pasaje y la estadía. Además de la sala de teatro, equipada con luces y sonido, tenemos dos salas de ensayo y una galería. Los grupos pueden ensayar en esas salas. El 80 por ciento de lo que se recauda, se divide entre los dos grupos de cada noche. El día final, otorgamos premios en distintas categorías. La dinámica es interesante y entretenida. El público llega una hora antes de que empiece la función, para ver la exposición, a veces hay performance. Este año, 2022, dedicamos Fuerza Fest al centenario de Victoria Espinosa, porque nuestra Vicky es uno de esos pilares que son más grandes que la vida”.

Durante la pandemia, movieron la estructura para dar paso a Queerantine Fuerza, un festival virtual que permitió la fácil participación de ciudades, como Texas y Puerto Rico, y países como Argentina y México. Sobre ese particular, Mario comentó: “Como había tanto sufrimiento en Nueva York, quisimos hacer un divertimento para llevar alegría al público. Hicimos lo mismo en 2021. Fuerza Fest 2022 será totalmente presencial. Después del encierro no somos los mismos. La situación me ayudó a tomar tiempo para mí, algo que nunca hacía. Pude revaluar las cosas que están pasando y establecer prioridades. Veo el festival de otra manera. La conversación tiene que girar hacia los tiempos. La forma en que se cuentan las historias no puede ser la misma”.
Fuerza Fest 2022, presentará solamente cuatro obras de teatro, de no más de una hora de duración, a razón de dos el mismo día. Mario nos informó que dos de las cuatro producciones son puertorriqueñas: “De la cartelera que íbamos a presentar en 2020, solo se mantiene ‘Buckle Up’, de Adriana Pantoja. Adriana trae algo que nunca habíamos tenido, el lenguaje de señas para sordos, y eso nos entusiasma. La obra se presentará el 12 y 14 de mayo, junto con ‘Las réplicas’ del dramaturgo puertorriqueño radicado en California, Leo Cabranes-Grant”.
“Buckle-Up” es una producción de Cuarzo Blanco que pondrá en el escenario a Willie Denton y a Omarjadhir Flores. “Las réplicas” es una producción de Latinx Performance Ensemble, dirigida por Mariana Quiles, que presenta en escena a Josean Ortiz y a Edwin Emil Moro. Las otras dos producciones que estarán en cartelera el 13 y el 14 de mayo son “Las mártiras”, del dramaturgo venezolano radicado en Nueva York, Pablo García Gamez; y “La pietá” del dramaturgo brasileño radicado en Nueva York, Víctor Vauban, Jr.
Antes de despedirnos, Mario reveló que rendirá su propio homenaje a la maestra Victoria Espinosa en su centenario, con un montaje de “El público” de Federico García Lorca, en el Teatro Julia de Burgos Performance & Arts Center: “Las audiciones se harán en junio, con una convocatoria para actores latinos que vivan en Nueva York. Mi versión estará basada en las conversaciones de Lorca con Martínez Nadal, a quien el poeta le entregó la pieza para que la guardara. Voy a tener en cuenta la visión que esos dos amigos tuvieron sobre la obra. El espectáculo se va a enfocar en la historia emocional de los personajes. Nueva York será un elemento importante en mi montaje. Será una mirada diferente. Estrenaremos en noviembre”.
Conocemos el trabajo de este director y sentimos mucha curiosidad. Sobre ese particular, nos lleve la vida o no a Nueva York para ver esa producción, retomaremos la conversación con Mario Colón.