A 195 años del natalicio de Betances

El 8 de abril de 1827 nació en Cabo Rojo ‘El Padre de la Patria Puertorriqueña’, Ramón Emeterio Betances.

Por Vicente Toledo Rohena
Para Fundación Nacional para la Cultura Popular

El nombre de Ramón Emeterio Betances es sinónimo de grandes aportaciones, extenso legado y un caudal de colaboraciones que van, más allá de su Puerto Rico amado. Generó gran pasión y compromiso por las Antillas (República Dominicana, Cuba, Haití). París, fue considerada por el doctor Betances como su segunda patria. A lo que apegó en su pensamiento patriótico, Puerto Rico (eso incluía las Antillas y América Latina) y por otro lado París, Francia, lo que llamó amores complementados.

El prócer, escritor, doctor y gran hombre de pensamiento filosófico, nació en Cabo Rojo el 8 de abril 1827. Fue el quinto hijo y único varón del matrimonio Betances-Alacán, criollos de ascendencia dominicana (lado paterno) y francesa (lado de su progenitora). Una familia de comerciantes en Cabo Rojo y terratenientes en Hormigueros y San Germán.

De niño, Betances fue enviado a Francia a estudiar, bajo la protección de una pareja de masones amigos de su padre.

“Betances llegó a Francia, después de la muerte de su madre, y su padre un masón de la corriente francesa, lo envió allá a estudiar. Era un patriarca nutrido de esa influencia de la masonería francesa y libre pensamiento, por lo que la educación que recibió el niño fue de ‘home schooling’. Es cuando decidió enviar a Betances a la casa de un amigo masón al sur de Francia. Fue recibido por la pareja-familia Prévost-Caballiery -un farmacéutico que vivió en Puerto Rico, casado con una puertorriqueña y al no poder obtener la licencia para ejercer la profesión se marchó a Francia- y entró por primera vez a la escuela institucional (Colegio Real de Toulose) porque sus padres nunca confiaron en la educación del estado”, señaló Liliana Cotto Morales, socióloga urbana, investigadora de movimientos sociales y educadora.

En 1856 regresó a Puerto Rico y logró un trabajo como cirujano de sanidad interino en el ayuntamiento de Mayagüez, donde contribuyó grandemente a combatir la epidemia de cólera que azotó Puerto Rico en ese año, y brindó sus servicios médicos en toda el área oeste.

“Precisamente, ese fue el año de la epidemia de la cólera. Su labor fue grandísima. Su sensibilidad lo llevó a darle una atención de entrega a los más necesitados. Ahí es que nace el nombre de ‘Médico de los pobres y los negros’. Les daba más atención a los pobres que a los militares y otros grupos. Por lo que funcionarios españoles, comienzan a resentir esa atención de Betances por los más necesitados y aunque lo reconocieron como ciudadano ejemplar, se inician los problemas. No lo exilian oficialmente, pero en pocas palabras le dicen, que tome camino… estaba creando malestar con las gestiones abolicionistas”, explicó Cotto Morales que es artífice del mapa biográfico ‘Ruta Betances’ proyecto interesante que brinda datos e información del prócer y ayuda a la realización de un viaje cronológico por la vida del precursor de la abolición de la esclavitud en Puerto Rico.

La experiencia y labor como médico durante la epidemia de cólera, definitivamente, incrementó la sensibilidad para luchar por la abolición de la esclavitud. En continuidad con la agenda de aportar sobre el tema abolicionista, junto a su amigo Segundo Ruiz Belvis y otros, fundó una sociedad secreta con el fin de liberar esclavos. Gestión descubierta por autoridades coloniales españolas, que llevó como consecuencia el exilio en 1859.

“Betances siempre estuvo orgulloso de su raza y origen. Un suceso que lo incomodó y rechazó fue cuando su padre, para poder casar a una de sus hijas con un europeo blanco y evitar la marginación por razones de raza, obtuvo una certificación de limpieza de sangre. Esta certificación pasaba a la familia Betances al libro-registro de los blancos. Una acción que nunca aprobó”, relató Cotto Mortales, escritora del libro ‘Desalambrar’ y productora junto a Pedro Ángel Rivera del documental ‘Desalambrando’.

Otro desempeño exitoso del célebre puertorriqueño fue en el campo literario y periodístico. Distinguiéndose en la poesía, cuento, novelista por entrega en revistas; y en la realización de análisis, estudios y ensayos científicos (fue miembro de la Academia de Medicina de Francia).

“Betances legó una gran aportación periodística. Nunca pudo tener un periódico propio, pero siempre sus escritos aparecían en los periódicos. Sabía que era el medio que más influía en la época. Columnas regulares en diversos periódicos, en donde quiera que fuera: Nueva York, Francia, Cuba y Santo Domingo. Buscaba la forma de ubicarse como columnista. En toda el área caribeña, escribió gran cantidad de artículos bajo el pseudónimo de ‘El Antillano’. Era un buen humorista. Un recurso que utilizó muy bien, con caricaturas, chistes y juegos de palabras. Un gancho con el lector. Incluso, aprovechó la situación para anunciar el régimen de los compontes en Puerto Rico”, detalló Cotto Morales, quien resaltó la manera sencilla en que escribía, con el fin de llegar más fácil al lector y a la mayor cantidad de gente. Betances dominaba perfectamente el español y francés”.

El prócer recibió la medalla de Francia: Caballero de la Orden Nacional de la Legión de Honor, por sus servicios diplomáticos a la República Dominicana, incluso, y fue embajador oficial de Quisqueya, y aportó con un ‘Proyecto de País’ para el hermano país antillano, pensando en América Latina y las Antillas.

“El historiador e investigador francés Paul Estrade, un estudioso de la figura de José Martí dijo que Betances viene a ser para los puertorriqueños lo que significa Martí para los cubanos. Betances es el Simón Bolívar de las Antillas, aunque no logró la independencia para su país. Estrade en el proceso de conocer a Martí se topó con Betances. Escribió un excelente libro que se llama ‘En torno a Betances, Hechos e ideas’; y es coeditor de libros que contienen obras completas de Betances, recopilaciones y trabajos completos, escritos médicos y literarios. Una labor en equipo junto al historiador e investigador puertorriqueño Félix Ojeda.

Bajo la consigna ‘Patria, Justicia y Libertad’, emprendió desde Santo Domingo, la organización del movimiento armado para poner en marcha la primera gran expresión revolucionaria del pueblo contra España, la insurrección de Lares, -23 de septiembre de 1868- el movimiento fue derrotado, más no, sus ideales.

“Siempre siguió el ideal de la independencia para su País. Fue a muchos lugares por las Antillas para reactivar el grito, continuó tratando. Donde quiera que iba, los españoles se metían con los gobiernos y lo perseguían. Mantuvo la lucha. Su pensamiento era firme y claro: la independencia. Posteriormente, se fue a Francia y prosiguió la lucha desde otro ángulo. En Puerto Rico cambiaron las condiciones de la lucha. Los intereses económicos y otros elementos trastocaron las condiciones de pensamiento más allá de lo ideológico. Los autonomistas pensaban que se lograría más, mediante un proceso no revolucionario y sí, a través de la negociación”, concluyó diciendo la educadora y socióloga urbana.

El hombre de ideas y visión de mundo falleció a los 71 años en París, entre enfermedades y pobreza. Como fue su deseo, sus cenizas se enlazaron con la bandera de Puerto Rico y se guardaron en una caja de cedro en un nicho del cementerio de París. Los restos mortales de Betances llegaron a Puerto Rico el 5 de agosto de 1920; y se trasladaron a su pueblo de Cabo Rojo. Hoy, a 195 años de su natalicio, su Patria recuerda y celebra su vida. ¡Viva Betances!

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