La siempre excepcional, Luz Odilea Font

Su recuerdo brilla entre sus compañeros del arte que la distinguen por su profesionalismo, don de gente y puntualidad.
La actriz Luz Odilea Font en una foto de archivo de 1982 cuando formaba parte de los elencos melodramáticos de la televisión puertorriqueña. (archivo Fundación Nacional para la Cultura Popular)

Por Alina Marrero
Para Fundación Nacional para la Cultura Popular

Después del huracán María en Puerto Rico, en septiembre de 2017, como hicieron muchos buenos puertorriqueños, la primera actriz puertorriqueña Luz Odilea Font se fue a Estados Unidos, a pasar un tiempo con su familia en un ambiente menos desolador. Regresó el mismo año muy determinada. Fue al canal 6, donde trabajaba y entró en la oficina del vicepresidente de radio de la Corporación de Puerto Rico para la difusión pública, Roberto Díaz (Bobby) para notificarle que su tiempo como actriz en el Taller dramático de radio 9.40 am, había llegado a su fin. Tenía 88 años y había trabajado desde que tenía 14 años. Más allá de eso, había sido inmensamente feliz. Amaba tan profundamente lo que hacía en la radio, que, cuando enfrentó el cáncer, salía del tratamiento de quimioterapia para ir directamente a grabar sus programas, sin quejarse, sin dejar de sonreír. Ese comportamiento, en ese específico tramo de la vida de Luz Odilea Font, describe el comportamiento de toda su vida, sin excepción.

“Rémora”, película de su sobrino el cineasta Skip Font – marca la última actuación en cine de Luz Odilea Font. (Foto suministrada)

“Cuando digo que Luz Odilea Font era familia, no lo estoy diciendo en sentido figurado. Yo toqué en la boda de su hijo Luisito, quien se casó con una prima mía. En la boda, la vi por primera vez en persona, porque, claro, yo la había visto muchas veces por televisión. Hubo entre nosotros una relación de cariño desde el principio. Antes de ser vicepresidente de radio en la Corporación, fui director del Taller dramático de radio. A pesar de su experiencia y la familiaridad que había entre nosotros, Luz Odilea siempre me trató con respeto profesional. Nunca dijo que no a nada de lo que le pedía, siempre tenía una sonrisa a flor de labios, y decía algo gracioso. Pero era muy seria y decidida. Por eso, cuando vino a decirme que había llegado su momento de dejar de trabajar, y dije que las puertas del Taller estaban abiertas, si cambiaba de parecer, yo sabía que ella no lo iba a hacer. Luz Odilea se nos fue el 9 de febrero de este año 2022, pero nos deja un legado sobre la labor de los artistas. Le dio muchos años de gloria y felicidad a Puerto Rico, y al mundo entero”, expresó Díaz.

Por supuesto, Luz Odilea Font tiene una conocida trayectoria en cine, radio y televisión, algo que en los últimos días, a raíz de su muerte, los medios han destacado. No obstante, el legado al mundo entero de Luz Odilea, al cual Bobby se refería, se trata de la cantidad de doblajes de clásicos del cine que la actriz interpretó, cuando Puerto Rico era el centro de doblajes en español. Se cuenta que nuestros doblajes de películas y series eran tan buenos, que en países como España, donde las películas, ya dobladas, se vuelven a doblar, mantenían las nuestras, por la alta calidad. Nuestra Luz Odilea, fue, entre muchas otras, la voz de Luisa Lane (Phyllis Coates y Noel Neill) en “Las aventuras de Superman”, la voz de Della Street (Barbara Hale) en “Perry Mason”, las voces de actrices como Marlene Dietrich, Rita Hayworth, Lana Turner, Shirley McLaine, Jean Arthur, Machiko Kyō, Sandra Dee, y su voz vive en Emily Monroe Norton Kane, personaje interpretado por la actriz norteamericana Ruth Warric, en “El ciudadano Kane” de Orson Welles, obra de arte considerada como la mejor película de todos los tiempos.

Sobre el momento de platino del doblaje en Puerto Rico, conversamos con el primer actor puertorriqueño Luis Daniel Rivera, también padre y gestor del Taller dramático de radio en la Corporación de Puerto Rico para la Difusión Pública: “¡Qué tiempos! Yo hice doblajes de películas con Luz Odilea y muchas otras cosas más. ¡Qué actriz estupenda! Estuve muy cerca de ella. Trabajamos juntos en Telemundo, primero, en el espacio de la una y media de la tarde, y después en el espacio de las siete de la noche. Ella estaba en los repartos de las telenovelas, al igual que yo. Al cerrar los talleres de telenovelas en Puerto Rico, me fui a la República Dominicana, contratado por Colorvisión. A mi regreso, recibí una oferta de Interamerica Advertising para hacer el ‘Súper Show Goya’, ya que Enrique Maluenda, que era el moderador junto con Luz Odilea, tenía que regresar a Chile. Entonces, pasé a ser el moderador con esta gran dama de la televisión. Fue extraordinario. Nosotros estábamos muy compenetrados. Todas las semanas se presentaban cantantes de distintos países y orquestas, por todo lo alto. El programa se veía dondequiera que se vendía Goya en Estados Unidos. Luz Odilea y yo, viajábamos, constantemente, a recibir premios como animadores del año. La recuerdo como una compañera que nunca dijo una palabra de desagrado. Tenía una familia amorosa en sus hijos Diana, Wanda y Luis, y su esposo Luis Alberto Font. En 1993, fundé el Taller Dramático de radio 9.40 AM, preocupado por la ausencia de trabajo para los actores. Luz Odilea aceptó ser parte de ese sueño en los momentos más difíciles, cuando estábamos comenzando, y siempre se ajustó a las necesidades del proyecto. Como yo se que ella tenía un espíritu tan noble, esa es la imagen que queda en mí”.

Luz Odilea junto a Enrique Maluenda y Luis Daniel Rivera,, animadores en distintas etapas del inolvidable programa de variedades, “Super Show Goya”. (archivo Fundación Naciona;l para la Culturas Popular)

La voz de Rivera nos hizo revivir los primeros momentos del Taller Dramático de Radio 9.40 AM, cuando WIPR se llenaba de actores y actrices, que estudiaban sus libretos en el vestíbulo y alrededores, para darle vida con sus voces a través de los micrófonos, y conversamos con tres pioneros del Taller.

Edith Cabrera nos habló de Luz Odilea Font con lágrimas en los ojos: “Yo fui la primera que entré a trabajar como actriz al Taller Dramático de Radio, el 2 de julio de 1993. Luz Odilea entró un poco después. En el Taller, fui también asistente de producción, libretista, y llegué a ser la directora. Mi relación con Luz Odilea fue muy cercana. Yo era muy confidente con ella. Cuando fui la productora del programa radial matutino, ‘Buen día Puerto Rico’, en 2001 Luz Odilea, que era una de las moderadoras junto con Yazmín Pereira, Carlos Ortega y Alejandro Primero, era la más exigente. Ella tenía mucha experiencia y era muy orgullosa con su trabajo. No recuerdo haberla visto discutir, ni protestar. No recuerdo que yo haya tenido que retarla por algo. Era muy puntual y muy, muy coqueta. Se vestía de punta en blanco, para ir a su trabajo en radio, como si fuera a presentarse ante una cámara de televisión. Recuerdo con especial admiración cuando su esposo Luis enfermó y estuvo recluido. Ella cocinaba todos los días para él. Hacía sus programas, salía corriendo a llevarle la comida a mediodía, regresaba a seguir grabando y cuando terminaba, salía corriendo para verlo otra vez. Ahora mismo, estoy viendo una foto donde la estoy maquillando. Se me hace un nudo en la garganta. Ese día, teníamos una conferencia de prensa en la oficina del presidente y yo sabía que ella quería estar intacta siempre, así que le dije: “Espérate, déjame ponerte un poco de ‘blush’. ¡Qué lindo haberla conocido y qué significativo el hecho de que, cuando quiso despedirse de los micrófonos, eligió WIPR para decir adiós!”

La actriz y dramaturga Aleyda Morales, libretista pionera en el Taller, se expresó como sigue: “Me uno a las palabras publicadas por Roberto Ramos-Perea sobre Luz Odilia Font: “¡Qué actriz para ser justa, sencilla, buena persona y comprometida con el trabajo que se hacía por la nación puertorriqueña! ¡Que artista tan diáfana, tan afable, tan verdadera!” Esas palabras expresan la experiencia que muchos tuvimos con la señora actriz, Luz Odilea Font. Su respeto a la actuación, al trabajo artístico y a sus compañeros de trabajo en todos los medios, sin importar posición, edad o experiencia, fue ejemplo de verdadera dedicación y profesionalismo. A quienes pudimos en algún momento compartir con ella, su ejemplo nos motivó a ser mejores personas y verdaderos profesionales. Escribiendo sobre la muerte dije esta mañana… ‘la muerte de apreciados y queridos artistas últimamente, ha hecho florecer la fibra sentimental de la clase artística llenando el ambiente de un aroma a humildad. Porque si hemos aprendido algo de los que se han ido, es la responsabilidad de cada uno en el arte de todos’. Gracias a extraordinarios profesionales como Luz Odilia Font, aprendí hace tiempo sobre el preciado valor del respeto y la fortaleza requerida para, navegando entre egos, mantener la claridad de la humildad”.

La actriz fue un pilar importante en el Taller Dramático de Radio de WIPR. (Foto Niza Ortiz)

El actor y cantante Alejandro Primero, quien también llegó a ser director del Taller Dramático de Radio, abrió su corazón: “Llegué al Taller en 1994, y ya Luzo, así le decíamos los panas, estaba allí. Nos hicimos amigos por circunstancias naturales. Nos veíamos todos los días antes de las seis de la mañana para hacer ‘Buen día, Puerto Rico’. En una ocasión, el compañero moderador Carlos Ortega y su entonces esposa, Luzo y yo, decidimos ir a Nueva York a pasar Acción de Gracias. El mismo día de la celebración, ella me dijo: ‘Vamos a Rockefeller Center, que en la parte baja, justo mirando a la pista de patinaje, hay un bar donde hacen los mejores martinis del mundo’. Allá fuimos a parar. Un bartender, que era puertorriqueño, nos reconoció y nos preparó los mejores martinis de la galaxia. ¿Qué te cuento? Esa fue una de las noches más divertidas que he pasado en Nueva York. Ella vivió bien, disfrutó la vida, adoraba a su familia, sus ocho nietos, sus nueve bisnietos. No paró de trabajar. Siempre sorprendía en el micrófono. No le gustaba perder el tiempo. Luzo siempre se acordaba de mi cumple y llegaba con una botella de vino para mí. Ella amaba el Taller y estuvo al pie del cañón cuando había que manifestarse, dar cara, promocionar. Después de vencer el cáncer, Luzo tuvo un accidente, que para su edad, pudo haber sido fatal. Le hicieron una cirugía. Fui a la casa y le llevé una orquídea. Ella venció el obstáculo, aunque no volvió a usar tacos, volvió a caminar y a trabajar como siempre. Ella era inteligente y supo saber hasta dónde podía llegar”.

Manuel Villafañe, director del Taller Dramático de Radio cuando cesó sus funciones en octubre de 2021, nos había informado sobre la delicadeza del estado de salud de Luz Odilea, y nos dejó saber cuán afectado estaba, al pensar que la podía perder: “Ella marcó mi vida desde que me dijo que se tenía que someter a quimioterapias, pero no iba a dejar de trabajar. Me dijo que si sentía mal, iría al baño y regresaría rápido a grabar. Y tal como lo dijo, así fue. Cuando llegué al taller en 2002, ella fue de las primeras personas que me abrazaron. Yo venía de hacer televisión en el Proyecto Lucy Boscana. Bobby Díaz me llamó para trabajar en radio. No tardé en enamorarme del taller. Conocí facetas de actores, como Luz Odilea Font, que veía desde niño, que jamás pensé tener el privilegio de conocer”.

El actor Herman O’Neill, también pionero del Taller Dramático, nos habló de su admiración por la compañera: “Yo era joven cuando la dirigí en el programa del canal 30, ‘Las chicas de oro’, pero ella se entregaba a mis directrices sin cuestionar. Eso fue una gran lección de disciplina y humildad. Llegaba con el libreto de memoria y la interpretación clara. Era muy correcta como compañera de trabajo. En el Taller Dramático de Radio, sus trabajos salían de una sola tirada. A Luzo no le gustaba perder tiempo. Respetaba mucho el trabajo, decía que ella iba a trabajar no a bembetear, que el ensayo y la grabación no eran fiesta”.

El actor, moderador, productor y cantante Edgardo Huertas, acostumbraba ver a Luz Odilea Font en el canal 6, todos los días. Con tristeza, nos dijo que empezó a sentir la pérdida el mismo día que se retiró: “Sentí la ausencia de su sonrisa. La veía llegar, bajarse de su carro, entrar al canal, caminar hasta el estudio, siempre con su sonrisa. Es una ausencia que no se repone. Recuerdo que la contraté, con Jorge Inserni, para un programa en el canal 11 llamado ‘Fiesta’. Ella tenía una sección ‘Cocinando con salsa’. Eso era, literalmente, así, porque ella cocinaba y había una orquesta de salsa. ¡Hacía las mejores barriguitas de vieja con calabaza! Como profesional, y se que todos lo tienen que haber dicho, era puntual y disciplinada. Cariñosa, bondadosa, un ser humano de energía de luz, como su nombre. Ella llegaba y había que imitarla, había que sonreír”.

La actriz plasmó su huella en los escenarios del País como fue en la obra teatral “Cristal roto en el tiempo” de Myrna Casas. (archivo Fundación Nacional para la Cultura Popular)

Al recordar que el debut de Luz Odilea Font en teatro, fue con “Cristal roto en el tiempo”, en 1960, conversamos con la dramaturga Myrna Casas: “Del elenco original de mi primera obra, ‘Cristal roto en el tiempo’, Luz Odilea era la única que quedaba. Yo no la conocía para entonces, pero la había visto en televisión, ¡muy buena actriz! Cuando me tocó seleccionar el elenco, Madeline Willemsen me recomendó a Luz Odilea y yo no lo dudé, me encantó la idea. No me arrepentí. Estuvo excelente. Además de su talento, ella tenía algo que todo actor debe tener: disciplina hasta en los mínimos detalles. Tampoco era limitada, podía hacer todo tipo de personajes y todos los hacía bien”.

Después de su retiro del Taller dramático de radio 9.40 AM, Luzo aceptó trabajar en la película “Rémora”, por ser un proyecto de su sobrino, el cineasta Skip Font. Sabemos que nuestra amiga, que tuvo una feliz vida de 94 años, cumpliendo con su misión de actriz, y rodeada de mimos y amor, mantendrá su sonrisa en nuestros recuerdos, mientras hacemos esfuerzos para emular sus invaluables ejemplos. ¡Aplauso eterno para Luz Odilea Font!

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