El mundo mágico de Gladys Vanessa

La dramaturga, actriz, directora y productora, es también autora de libros con temas juveniles, para todas las edades, con historias muy pertinentes.
El quehacer cotidiano de Gladys Vanessa Rivera Cartagena gira en torno a sus dos grandes pasiones: la familia y el arte. (Foto suministrada)

“Mis alas son el fruto de miles de intentos fallidos”. (Gladys Vanessa Rivera Cartagena)

Por Alina Marrero
Para Fundación Nacional para la Cultura Popular

Gladys Vanessa Rivera Cartagena nos hace sentir que la vida es un planeta de personas buenas. Nunca se desanima, en toda situación adversa ve una oportunidad, y siempre destaca lo mejor en todos los seres humanos. Cuando habla, tiene en la voz toda la pasión, sinceridad y pureza de una niña. No obstante, se trata de una mujer que ha enfrentado momentos duros en la vida, y ha sabido ganar. Vive sus dos grandes amores con suma intensidad: su familia y su arte.

La dramaturga, actriz, directora y productora, es también autora de libros con temas juveniles, para todas las edades, con historias muy pertinentes. Estuvimos conversando con ella sobre los dos libros que vieron la luz a fines de 2021 y a principios de 2022, “Carlos, un súper héroe en el cielo” y “Lizz, la divertida”. La escritora reveló que se inspiró en eventos de su propia vida para desarrollar las historias.

“Lizz, la divertida” es una de sus más recientes creaciones. (Foto suministrada)

Rivera Cartagena nació en Aibonito, la ciudad de las flores, el 9 de octubre de 1974, como la más pequeña de los cuatro hijos de Rafael y Antonia, y desde que tiene memoria sabía que quería ser artista.

“Soy hija de un trovador que compone décimas y canta. Mi papá no tuvo tiempo de enseñarme lo que es la cultura porque estuvo muy ocupado haciendo que yo la viera. Crecí en el campo, en mi casa se asaban lechones en el patio. Sin embargo, mi niñez no fue alegre. Nací con una tristeza profunda. Las circunstancias fueron difíciles. El arte lo saqué desde ahí”, nos dijo Gladys Vanessa. Nos sorprendió que una niña rodeada de cosas tan bellas, tuviera esa tristeza desde tan temprana edad, algo que entendimos, con solidaridad, tan pronto lo explicó: “Yo tengo un hermano con diversidad funcional, debido a los efectos de una meningitis que le dio al nacer. Eso marcó mi niñez”.

Nuestra Gladys narró que no se enseñaba arte en la escuela pública donde estudió. No obstante, la maestra Aidita Figueroa, en la escuela superior, le dio espacios para montar coreografías. Gladys enfatizó que, aunque ella nunca tomó clases de baile, bailaba como un trompo. La maestra la ayudó a participar en espectáculos de talento como “Juventud vibra”, “El bosque mágico”, y otros a través del País.

“Tita Alicea fue otra maestra que me motivó. Ella me ayudó a convertir las clases de español en arte. Al día de hoy, nos comunicamos a diario. Esas maestras fueron lo mejor que me pudo pasar. Debido a la enfermedad de mi hermano, que no podía levantarse de la cama, mi mamá se vio en la necesidad de dedicarle todo su tiempo, y no pudo atender mis habilidades especiales. Fueron las maestras quienes se ocuparon de mi arte. Yo siempre fui muy independiente. Cuando niña, montaba escenarios frente a mi casa. A mí me encantaban los limbers. Pues, nunca tuve la necesidad de pedirles dinero a mis padres para comprarlos. Las personas sabían que yo bailaba, así que me pedían bailes y me daban un dinerito suficiente para comprar unos cuantos limbers. De modo que, aprendí que me puedo ganar la vida haciendo arte desde temprana edad”, contó Gladys, quien empezó a escribir pensamientos sueltos cuando contaba con nueve añitos, y los guardaba en libretas.

Cuando ingresó al Departamento de Drama de la Universidad de Puerto Rico en Río Piedras, la joven sintió una libertad inmensa. Mientras se sumergía en los estudios de música y teatro, integraba la tuna Alondras de Puerto Rico y el Teatro Rodante con José Luis Ramos Escobar y Dean Zayas. Llegó a cantar, por un tiempo, con Los Cantores de Bayamón. Hasta ganó el certamen Bitrovas en Portugal, bailando panderetas, un certamen de tunas del mundo. Hizo teatro profesional desde antes de graduarse, y continuó con su carrera después que obtuvo el diploma. Se convirtió en la esposa de Javier Carus en 2003, con quien tuvo dos hijos. Todo la motivó, con más fuerzas, para seguir adelante.

La dinámica escritora completó en 2016 una maestría de Creación Literaria en la Universidad Sagrado Corazón. (Foto suministrada)

“Después de estar haciendo teatro para varias compañías profesionales, surgió el programa ‘La llave para tu negocio’. Ingresé en un curso que ofrecían, y me otorgaron un préstamo con el cual compré un camión que convertí en teatro rodante. Para manejarlo, saqué una licencia de camionera. Tenía un norte muy ardiente en mi corazón: llevarles teatro a los niños que no tienen acceso a las salas de teatro. Para poder pagarles a los actores, los técnicos y a todo el equipo humano que requiere este engranaje, busqué subsidios del Instituto de Cultura Puertorriqueña, Donativos legislativos, el Departamento del trabajo, y otras entidades. De esta manera formé mi grupo, Compañía Carro-Mato, Inc., fueron años preciosos.”, contó la empresaria.

Hace ocho años que Compañía Carro-Mato Inc, dejó de funcionar. Desde entonces, Gladys Vanessa se enfoca en hacer unitarios, como artista independiente. A veces incorpora talleres de escritura creativa con su guitarra, con música y canciones, para guiar a los niños en el proceso.

Como dramaturga, Gladys Vanessa Rivera Cartagena, quien en 2016 completó una maestría de Creación Literaria en la Universidad Sagrado Corazón, escribe teatro para niños y teatro con enfoque social. Entre sus títulos figuran: “Ser bully está quedao”, “Nicodemo y la puerta del cielo”, “Sancocho para sanar un pueblo”, “El quita y pon del lápiz y la goma”. Entre sus trabajos más sobresalientes, como dramaturga, está la adaptación que hizo para Escena Latina Inc., de la novela juvenil de Tina Casanova, “Pepe Gorras”, que se presentó en Bellas Artes de Guaynabo, y viajó todo el País.

Antes del huracán María estaba a punto de estreno la adaptación de Gladys Vanessa al teatro de la novela juvenil “Ángeles urbanos”, de Patricia E Acosta. Estaba corriendo la promoción de esa obra cuando fuimos azotados por el huracán María.

Al hablar de lo que pasó en aquel momento, Gladys Vanessa habló con mucho sentimiento: “El huracán María detuvo ese estreno maravilloso. No nos habíamos recuperamos del todo, cuando llegó la pandemia y se detuvieron otros proyectos maravillosos. Hay algo que me llena de ira. El arte pasa a último plano siempre. En los momentos más catastróficos, quienes salen a vitalizar el alma de los oprimidos y están sufriendo, los artistas somos los primeros en ir a dar la mano. Pero, en términos monetarios, somos los últimos. Se va a llegar a entender que el arte salva la vida el día que enfrentamos un virus que acabe con la música, con la pintura. Me molesta también que el arte se vea como un producto netamente comercial, como si hubiera una formulita para crearlo. No existe una fórmula para crear arte. El arte tiene que ser libre, y para que esto sea así, hay que subvencionarlo”.

Antes de su libro “Carlitos, un súper héroe en el cielo”, Gladys Vanessa publicó su libro “Historia del sofrito puertorriqueño”, en 2019. Se trata de una comedia, la cual también llevó al teatro en una adaptación que ella misma escribió. Se hicieron más de 100 funciones.

En “Carlitos, un suerhéroe en el cielo” la autora integró los comentarios de la tanatóloga Myrna Robles, y los ejercicios del trabajador social José Luis Sierra, quien tiene certificación en manejo de duelo. (Foto suministrada)

“Carlitos, un súper héroe en el cielo”, nació en la pandemia, pero comenzó a gestarse desde antes. La autora narró: “Yo tenía muchas cosas escritas sobre Carlitos en mi computadora, desde antes de hacer mi maestría. Me inspiré en los hermanos de los niños enfermos, como yo. Quería darles voz a esos niños a través de mi experiencia. Sabemos que es una situación bien difícil para los padres. Sin embargo, pocas veces se habla de lo que enfrentan los hermanos de esos niños, y esos hermanos son rezagados. Muchas veces, por darle alas a unos, se les corta las alas a otros. Julia, la protagonista de mi libro, tiene mi voz, reclamándole a mi familia. Además, y muy importante, incorporé herramientas de ayuda para la familia en casos de duelo por pérdida de un niño. Aclaro que mi familia es muy buena. Entiendo que la familia no tiene mala intención, tiene desconocimiento. Por eso, para ayudar a la familia, integré los comentarios de la tanatóloga Myrna Robles, y los ejercicios del trabajador social José Luis Sierra, quien tiene certificación en manejo de duelo”.

Gladys Vanessa nos informó que ha tenido reacciones súper positivas de los lectores: “Como se sabe, las personas que quieren mucho a una compran el libro y cooperan, pero el amor que he recibido de parte de lectores, tanto los que conozco como los que no conozco, no tiene comparación. Lo ha leído tanta y tanta gente. Eso me ha hecho feliz. Se añade a mi felicidad el que yo hice el libro desde la A hasta la Z, en producción independiente”.

“Lizz, la divertida” también nació en plena pandemia, como producción independiente. Trata de la historia de una niña que se sale de la raya en la escuela. Es muy creativa, pero no encaja en el sistema tradicional. Liz escribe, dibuja, inventa todo el tiempo. Pero se mete en problemas por no encajar, y se pone muy triste porque no lo puede manejar. Un día, la familia le regala una computadora, y Lizz la usa para darle rienda suelta a su imaginación. A raíz de eso, se convierte en escritora. En el libro, la niña cuenta su historia como si fuera una computadora.

“Sentí la necesidad de hablar sobre estos niños que se salen de la raya, debido a mi propia experiencia. Y fue muy interesante. Al terminarlo, se lo envié a un sicólogo, quien me dijo que yo parecía estar apoyando a una niña que promueve la rebeldía solo por ser rebelde. A raíz de la opinión de ese profesional, dejé descansar el libro. Después de un año lo retomé y consideré lo que el sicólogo me había dicho. El profesor José Borges lo editó y aportó buenas ideas. El libro acaba de salir y está en la etapa de promoción”.

Cerramos nuestra conversación con esta escritora puertorriqueña contemporánea, conversando sobre dramaturgia. “Amo al teatro por encima de todo arte”, expresó: “La dramaturgia puertorriqueña merece acaparar las librerías puertorriqueñas y del mundo. Mis colegas son excelentes”.

En fechas recientes, Gladys Vanessa agarró un pincel y comenzó a pintar. Pero sobre eso hablaremos en otra oportunidad. Finalizamos estos párrafos con el mismo pensamiento que comenzamos: Gladys Vanessa Rivera Cartagena nos hace sentir que la vida es un planeta de personas buenas.

(Gladys Vanessa tiene un canal YouTube orientado hacia los libros pueden apreciarse en su canal YouTube: Lu y los pequeños escritores https://youtube.com/user/gladysvanesa)

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