En las alturas Tata Cepeda

El edificio de T Mobile en San Patricio sirve de lienzo para exhibir la creación de la artista Betsy Casañas sobre la respetada folklorista.
El gigantesco mural dedicado a Tata Cepeda realizado por la artista Betsy Casañas. (Foto Joevanny Moux).

Por Jaime Torres Torres
Para Fundación Nacional para la Cultura Popular

Desafía las alturas por amor al arte.

A cientos de pies del pavimento, su musa traduce en formas, siluetas, gráficas y signos multicolores, a veces abstractos, el pulso de la vida.

Tata Cepeda junto a la artista Betsy Casañas posan para el lente fotográfico frente a la mural. (Foto Joevanny Moux)

En 28 años de trayectoria, la artista plástica Betsy Casañas ha pintado más de 70 murales alrededor del mundo.

El más reciente lo dedica a la folclorista Tata Cepeda y ya se puede apreciar en el edificio de T Mobile en San Patricio.

“Me invitaron de Muraleo para pintar durante el festival y la idea de cada mural era concebida por cada artista. No nos dieron tema y a mí me interesaba honrar el esfuerzo que Tata ha hecho tantos años para mantener la cultura y las tradiciones vivas. Es muy importante poner luz en esas personas que hacen su esfuerzo para demostrar que la cultura y las tradiciones son cosas vivas que siguen transformando y creciendo”, explica Betsy, artista visual, educadora y activista comunitaria.

La emprendedora mujer contó que ha viajado alrededor del mundo creando murales y trabajando con comunidades marginadas racial y étnicamente.

“La creación de espacios seguros siempre ha sido parte vital en mi trabajo. El crecer en un vecindario como North Philadelphia, lleno de violencia, donde el sonido de los disparos era parte del día a día, me hizo ver cuán fácil una persona puede perder su voz”.

También le inspira la Mujer, como ente de fuerza y vida que sostiene la sociedad. Con sus trazos, disipa estereotipos y clarifica estigmas anti femeninos.

“Como mujer y artista latina, entiendo la importancia de que los miembros de la comunidad se vean reflejados en el arte y en sus líderes. En los medios nos han representado de manera negativa, como ciudadanos de segunda clase a los que hay que temerle. Es nuestra obligación como artistas reflejar los tiempos en los que estamos viviendo, e intentar cambiar la narrativa negativa que se ha creado. Al dar a conocer nuestras historias colectivas, creamos comunidades más tolerantes”, abunda la visionaria fundadora de Semilla Arts, una iniciativa -según la describe- que utiliza el arte como catalizador de cambio social y la colaboración artística como medio para empoderar individuos y comunidades.

Su primer mural lo pintó en Filadelfia cuando apenas contaba con 19 años. (Foto Jeovanny Moux)

Con semejante bagaje y sustentando su musa en la cruzada por visibilizar el heroísmo de la mujer, Betsy pintó a Tata Cepeda.
La artista plástica de fama internacional se concentró durante una semana en el diseño del boceto y la pintura del mural inspirado en Tata.

“Este mural es más una celebración, para honrarla. El boceto lo hice en una semana y el mural lo pinté en 20 días con pintura de agua o acrílico. Le pedí permiso para usar una foto que vi en su página, en la que aparece bailando”.

Betzy Casañas es la directora de A Seed on Diamond Gallery, espacio emergente y alternativo en el que artistas de diversas comunidades comparten y cuentan sus historias a través de la música, la palabra, el baile y el arte visual.

“Me mude para Puerto Rico en 2019 y estoy acá casi ocho meses del año. Después de la pandemia cerramos la galería, pero este año 2020 abriré un estudio de pintura en Yauco con la idea de volver a la tierra de mi familia, que son 17 cuerdas en Utuado. La idea es crear un estudio y conectar a la diáspora con Puerto Rico. Es crear un espacio en que se promueve la cultura en diferentes formas comunitarias”.

Su primer mural como profesional Betzy Casañas lo pintó a los 19 años, embarazada de su primer hijo y estudiante de Moore College of Arts & Design en Filadelfia.

Allá comenzó a trabajar con el Taller Puertorriqueñ, donde se familiarizó con la comunidad infantil. Sus obras originales fueron mosaicos y su primer mural lo concluyó dos semanas antes del nacimiento de su hijo. Lo inspiró en Frida Kahlo.

“Ese primer mural era un poco diferente porque trabajaba para una escuela y era con una organización. Mi trabajo se enfoca en comunidades y en gente normal. La mayoría de los murales que pinto no son de gente famosa o que se conocen, sino de personas que hacen el esfuerzo por sobrevivir con sus familias. Trabajan fuerte. El esfuerzo que hacen a diario me inspira”.

Subirse a una grúa para realizar la labor requerida para un mural no es lo más que apasiona a la artista. (Foto Joevanny Moux)

Desde entonces, los murales de Betsy Casañas son comisionados por universidades, museos y festivales locales.

“Me han llamado de diferentes lugares y son organizaciones que están trabajando en comunidades”.

Sus murales son permanentes porque usa pintura de calidad que puede durar alrededor de 25 años. El clima de Puerto Rico, no obstante, exige que se retoquen cada cinco o seis años.

Al presente las obras de Betsy Casañas se observan en Loíza, Santurce, Yauco, Guayanilla, Ponce, San Juan y ahora Guaynabo.

Lo más sacrificado de su faena es desafiar las alturas subiéndose a una grúa para ascender 30, 50, 70 y hasta poco más de 100 pies. Pero sobra corazón y la fuerza espiritual de la pintura la acompaña.

“El mural de Tata Cepeda es el más grande que he hecho y me tomó cuatro días subir hasta lo último de arriba porque me daba un poco de miedo. Uno se va acostumbrando a la pared. Del piso hasta lo último de arriba eran 108 pies y pinté casi 90 pies de arriba hacia abajo”, concluyó la audaz artista puertorriqueña.

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