Por Nelie Lebrón Robles
Por fin puedo organizar mis pensamientos y reflexionar en torno al evento del domingo en que tuve el grandísimo privilegio de participar: 1er Encuentro de Cantaoras de Bomba, celebrado en la Cueva María de la Cruz en Loíza.
Comencé a cantar bomba públicamente en 1981. En ese entonces, recién me graduaba de la Universidad de Puerto Rico, recinto de Río Piedras, entrenada en bel canto por la profesora Camelia Ortiz del Rivero. Ella, que siempre me auguraba una carrera en el mundo operístico, me incluía en todas las producciones de ópera que se hicieron en esos tiempos en la Isla.
Cuando Emanuel Dufrasne-González me invitó a cantar en Paracumbé, a raíz de un escrito que hice sobre la bomba para mi clase de Música y Músicos de Puerto Rico, lo primero que hice fue consultar con mi maestra. Sus palabras, inolvidables fueron: “si vas a dedicarte a cantar bomba, procura ser la mejor”. Eso me caló hondo y siempre ha sido mi norte… ser la mejor, no por falsos orgullos, sino por honrar un género musical que históricamente ha sido invisibilizado en el mundo de la música tradicional de nuestra Patria.
En ese entonces, cuando nos gritaban: “mamá Inés”, “mamá yoyó”, “cantaora de música de negros”, “desperdicias tu voz en esa música de poca monta, de pacotilla, de esclavos”, no nos quitamos, porque sabíamos que el que persevera ve luz al final del túnel.
Hoy, exactamente 40 años después, vemos el fruto de ese duro esfuerzo. Un encuentro multigeneracional, que honró de manera extraordinaria a María Cristina ‘Cristy’ Alfonso Mangual, pero que igualmente honró a todas esas bomberas que nos precedieron, que tampoco se quitaron, luchando contra discrímenes de toda clase, siguieron cantando.
El domingo 4 de septiembre, nuestras voces fueron sus voces. En mi caso particular, he viajado el mundo cantando bomba y con gran emoción puedo decir que este Encuentro ha sido una de las experiencias más maravillosas que he vivido. Y que sea en mi Patria, junto a las mías (tanto las que compartimos tarima como las que cantan conmigo en mi querido grupo Paracumbé, que estaban allí presentes), lo hace doblemente significativo. Ayer hicimos historia junto a lxs tocadorxs, bailadorxs y el público que fue porque entendió.
Mi familia estaba allí… mi hermano, mi esposo, mis hermanas de Paracumbé; otras, a distancia… mis hijas, mis tías, primxs, la diáspora… y no he dejado de recibir sus felicitaciones, sus fotos, vídeos… En fin, una alegría, un orgullo colectivo que sé que todas las que estábamos lo estamos viviendo.
Por ello expreso mi profundo agradecimiento a mi amiga Maribella Burgos, Beba Febo, ex integrante también de Paracumbé y amiga de toda la vida; a la alcaldesa de Loíza, Dra. Julia M. Nazario Fuentes y a todo el extraordinario equipo organizador que nos hicieron sentir como reinas. El domingo se escribió la historia de los que nunca salen en los libros; se hizo visible a los invisibles, y de qué manera.
Gracias, cantaoras, por estar allí, por aceptar la invitación y por demostrar que en la unión sÍ hay fuerza.
Honro y bendigo a nuestrxs ancestrxs y juntas, hermanas cantaoras, dejamos un legado para futuras generaciones. Paz y bien.