‘Ave Sin Rumbo’: una experiencia única

La obra inspirada en la vida de Sylvia Rexach que presenta la Compañía Nacional de Teatro en Bellas Artes es merecedora de sonoros aplausos.
Elenco principal de la obra “Ave sin rumbo’”compuesto por José Chema Urrutia (Bill Riley), Melissa Reyes (Sylvia Rexach), Gina Figueroa Hamilton (Yeyita Cervoni) e Israel Solla Rivera (Roberto Rodríguez Suárez). (Foto suministrada)

Por José Orraca Brandenberger

¡Al fin! Estrenó la obra “Ave Sin Rumbo”, veintiún años después de prometida. Parecería que, como el vino tinto, necesitó ese tiempo para madurar a la perfección. Escrita y dirigida por Roberto Ramos-Perea, basada en un manuscrito original del dramaturgo puertorriqueño Roberto Rodríguez Suarez, el estreno cumple con la promesa hecha por Ramos-Perea de llevar ese trabajo de Rodríguez Suarez al escenario. Y en mi opinión ambos Roberto(s) se deben sentir orgullosos de lo logrado.

La experiencia teatral (a la redonda) que ofrece la Sala Carlos Marichal no se consigue en un escenario de cuarenta pies. La intimidad. Una ‘bohemia’ del segundo acto es tan presente, que solo me faltó el trago en la mano, ron con Coca-Cola, para echarle el brazo a los actores y celebrar junto a ellos la nueva composición de Sylvia Rexach. Y de ella es que se trata la historia.

La producción se presenta en la Sala Carlos Marichal del Centro de Bellas Artes de Santurce hasta el próximo domingo 12. (Foto suministrada)

Roberto Ramos-Perea, con total maestría de la dramaturgia y sin miedo a equivocarse, teje una ‘semblanza’ sobre la vida de la compositora. Sin espacios concretos ni tiempo fijo, conocemos a Sylvia Rexach. La conocemos como sólo sus mejores amigos la conocieran. En su soledad. En su delirio por escapar de sus demonios. En sus imperfecciones humanas. Escuchamos sus canciones como monólogos de un drama profundo. Lloramos con ella, sentimos con ella. Aprendemos que su dolor es también nuestro.

El recurso literario del narrador para enlazar eslabones sueltos de una historia es conocido y que ese narrador intervenga en la historia que narra también. Pero este Narrador, creado por los Roberto(s), es único. Cuenta la historia que aún no ha escrito y es él el eje de esa historia. Él nos presenta a Sylvia Rexach, sus amistades y su entorno. También, es el eje moral de su historia, aceptando las malas costumbres de sus amigos, pero a la vez, como si el personaje buscara curarse en salud, señalando la necesidad de un balance. ‘Hay que comer entre trago y trago’. El personaje de Sylvia Rexach nunca deja de ser central a la historia. Los protagonistas y antagonistas viven en cada escena, pero es también el Narrador/Creador quien mueve la acción.

La puesta en escena no puede ser más ágil. Un vivo ejemplo de que a veces menos, es más. Con un mínimo de mobiliario, un piano, una barra, una mesa y una silla configuran los escenarios en la vida de Sylvia Rexach. Un cambio de iluminación transforma una silla en la casa de la compositora y el piano está presente en la casa de su crianza, sus barras favoritas y en las casas de las amistades. La mesa es universal. Ver a Sylvia Rexach vestida con uniforme militar, explica tanto sobre esa primera relación amorosa y con simples abrigos nos pone en Nueva York.

Las actuaciones son todas excelentes. Señalar la virtuosidad de algún actor sería contradecir la idea misma de una ‘compañía teatral’. Aunque tengo que señalar al personaje Corbata. Una interpretación que crece y madura ante la vista. Sorprendido por el talento musical de ese grupo de actores, voces que saben recoger el drama de la canción. Esta Compañía Nacional del Instituto Tapia y Rivera, sigue dando ejemplo de lo que es buen teatro. La idea de que la cultura es un derecho humano abre las puertas a funciones libre de taquilla. La entrada gratis no debe dejar butaca vacía. No se pierdan esta maravilla del ingenio humano. Una única experiencia teatral. “Ave Sin Rumbo”.

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