Por Jaime Torres Torres
Para Fundación Nacional para la Cultura Popular
No es un Plenero el que agarra un pandero y aprende en YouTube los toques básicos del punteador y seguidor.
Menos el que acepta tocar por una centavería a cambio de un plato de arroz con gandules, pernil y varias Medallas.
Tampoco el que asiste a un plenazo callejero con un kit de panderos manufacturados en China.
Menos el que llega a una manifestación o línea de piquete a tocar y repetir consignas y estribillos.
Ser Plenera o Plenero entraña muchísimo más.
Es quien respeta el género; el que se ocupa de su enriquecimiento y evolución sin adulterar la expresión con fusiones cosméticas y oportunistas.
Plenero es el que enseña el arte de la confección del pandero, como el difunto Marcial Reyes y desde hace muchos años Juan Fuentes Molina en su Taller La Plena en La 23 en Loíza.
Plenero también es quien la recrea y contempla en tapices como el fenecido Ramón López, fundamental allá para 1982 en el lanzamiento del primer disco de Los Pleneros de la 23 Abajo.
Plenero, tal vez por antonomasia, es el que estudia, investiga y documenta el género con seriedad en libros (el propio Ramón lo hizo en “Los Bembeteos de la Plena), como el difunto Félix Echevarría, Emanuel Dufrasne y en tiempos recientes Rafael Aponte Ledee.
Los artistas del cartel que le han rendido honores a la plena; como Homar, Tufiño y otros.
Plenero es el que la compone y canta con el alma, como Emanuel Santana, Richard Martínez, Ramón Pedraza, Tito Matos y otros.
Plenero es el que promueve la unidad en el movimiento. Plenero es el que expone a las nuevas generaciones de niños y adolescentes plantando semillas como “Materia prima”, como hizo Tito Matos, y promoviendo el aprendizaje de la expresión con talleres como el que actualmente el director de Viento de Agua desarrolla en La Goyco.
Pleneros de corazón también son Bum Bum, Canario, Mon Rivera, Ángel Luis Torruellas, Pepe Olivo, Víctor ‘Toro’ Muñiz, Félix Díaz, Roberto Cipriani, Fe Cortijo, Capitol Clemente, Sammy Ayala, Héctor ‘Truco’ Valentín, los Hermanos Maysonet y en la diáspora, Sammy Tanco y Juan Gutiérrez, entre otros.
El Plenero auténtico no promueve la ‘tiraera’ ni los antagonismos entre sus exponentes. El plenero genuino no descansa en su ego.
En las próximas semanas conmemoraremos el cuarto aniversario del fallecimiento del inolvidable Rey de la Plena, Ángel Luis Torruellas. Hizo el milagro de unir al movimiento durante su velorio y sepelio en Hatillo, días antes del desastre del huracán María.
Aquella expresión de sentimiento y emoción perdura en mi memoria. Siempre pensé que eventualmente propiciaría un tributo discográfico con los artistas que llegaron a Hatillo a rendirle honores. Pero María, los terremotos, el colapso de la administración Rosselló, la bancarrota y la pandemia del último año y medio no lo han hecho posible.
De Torruellas, con quien me comunicaba semanalmente, conservo dos memorias que tocan profundo la fibra de mi ser. Supo que conservaba el vinilo original y sin abrir del disco “Camelia” que grabó para el sello Colonia con su conjunto Los Pleneros de Borinquen que también incluye la plena “La Sabandija”.
Me solicitó que se lo regalara y, por supuesto, se lo obsequié. Lo apretó suavemente contra su pecho la tarde que lo buscó a la redacción del diario en que trabajé y para el cual organizamos varias mesas redondas o foros sobre la plena con sus exponentes.
Par de meses después Torruellas llegó a la redacción con un obsequio que atesoro: un pandero de madera, ¡hecho con sus propias manos!
Soy cronista de la plena, pero no plenero. Por respeto a la memoria de El Rey, nunca lo he afinado y lo conservo como reliquia.
“Mi sueño es que todos los Pleneros seamos Uno. Nuestro género no avanza por los problemas de ego y la envidia. Siempre que pueda asistiré a los plenazos callejeros y a todas las actividades de Plena para integrar a los muchachos”, nos dijo Torruellas en una entrevista en WKVM 810 AM, a la que llegó con gabán y corbata -como solía vestir- en compañía de su inseparable Aida.
Cualquiera, indiscutiblemente, no es plenero. Aún resta un gran trecho por recorrer para descubrir y valorar el potencial y la diversidad rítmica de esta expresión que, como la bomba, no se limita a un solo golpe.
Nota al calce:
Jamás olvido una entrevista de 1994 a Juan Luis Guerra durante la sesión de grabación del disco “Fogaraté”, en la que me dijo que Puerto Rico no había descubierto el caudal de posibilidades de la plena.
Discografía sugerida (sin orden de preferencia)-
Canario y su Grupo- Plenas
Ángel Luis Torruellas – Camelia
Plena Libre – Juntos y revueltos (el original)
Truco & Zaperoko -Música universal
Viento de agua – Unplugged
Pleneros de la 23 Abajo (1982)
Pleneros de la 23 Abajo (2017)
Pleneros de la 21 – Live at Pregones
Quinto Olivo – Maraguato
Esencia – Sonaron los panderos
Relámpagos de la plena – Restauración
Harry Sebastian y Golpe de Plena
Cortijo – La máquina del tiempo
Pleneros de la Cresta
Severo – De Severo a la Calma
Atabal presenta Soneros en la plena
Plena combativa
Viento de Agua – Opus IV
Tito Rodríguez – El Colectivo I y II
William Cepeda y Ángel Luis Torruellas – Ando vacilando
Lalo Rodríguez – El Niño, el Hombre, el Soñador y el Loco
La R – La recompensa
Sangre de Plena – La sangre me llama
Ángel Luis Torruellas- Plena Maestra (producción de Rodolfo Barreras)
Plenitud – Mi Puerto Rico
Willie Colón y Mon Rivera – Se chavó el vecindario