Por Anilyn Díaz Hernández
Para Fundación Nacional para la Cultura Popular
El pianista Pablo Cintrón y el cuatrista Rolando Hernández se conocieron un 4 de julio de 2019 con motivo del concierto “Danza para la Diáspora”, producido para la Fundación Nacional para la Cultura Popular en el Teatro Tapia del Viejo San Juan. Cintrón dirigió la parte musical de ese evento en que Hernández participó junto a la Orquesta de Cuerdas de Puerto Rico. Justo dos años después, el pasado sábado 3 de julio, se unieron otra vez para ofrecer un recital de danzas como parte de la serie “Solos, dúos y tríos” en la Fundación, un evento libre de costo y abierto a toda la comunidad.

El resultado de este reencuentro fue un exquisito recital, emotivo, altamente didáctico y dirigido a un público diverso compuesto por personas de todas las edades y puntos cardinales de Puerto Rico. La audiencia atendió con interés el virtuosismo de Cintrón y su amplio conocimiento sobre la historia de cada danza, y quedaron embelesados con la belleza que el cuatro impartió a este género musical puertorriqueño.
Entre los asistentes estuvieron Francisco “Pancho” González, director y productor de “El Cuatro Sin Fronteras” y Francisco “Paquito” Marrero, su colaborador en dicho programa radial. También gozamos la presencia de la veterana locutora Judith Felicié, de los programas “Solo Boleros”, “En Familia” y “Voz y Cultura” (Radio Universidad de Puerto Rico).
El espectáculo constó de dos actos, el primero a piano solo y únicamente interpretaciones de danzas, en el que Cintrón incluyó los clásicos “Laura y Georgina” y “Maldito amor”, ambas de Juan Morel Campos, “Mis amores” de Simón Madera y un arreglo personal de “Verde Luz” compuesta por Antonio Cabán Vale “El Topo”. El pianista introdujo cada tema, quien nos invitó a reflexionar sobre nuestros seres queridos, hizo hincapié en la narración de historias cotidianas de amores en cada danza. “Casi todas las danzas son de amor y dedicadas a alguien, por eso tienen usualmente un nombre [de mujer] por título”, indicó el también académico formado en etnomusicología.

El cuatrista Rolando Hernández se unió a la presentación en el segundo acto, marcado por la fusión de lo clásico y lo popular. El dúo inició este segundo acto con un “Seis Mapeyé” compuesto por Cintrón, seguido por la danza “Margarita” de Manuel Gregorio Tavárez. El hecho de que Tavárez naciera en la Calle Sol del Viejo San Juan, muy cerca de donde se llevó a cabo este recital, movió a Pablo Cintrón a reflexionar sobre la historia de los edificios en esta ciudad antigua y cómo eran los conciertos de danza hace poco más de un siglo en San Juan, muy íntimos como el que tanto Hernández como él ofrecieron el sábado pasado en la Fundación.
Cintrón aprovechó esta coyuntura educativa en el recital para invitar a su hija mayor, Nicole Cintrón, a mostrar el lenguaje del abanico, que se estilaba entonces entre personas en actividades públicas en Puerto Rico para distraer a las chaperonas. Con soltura y seguridad, Nicole entró a escena y recorrió el salón en un vestido de época, rojo y negro, y demostró cómo algunas mujeres decían frases como “estoy soltera”, “salgamos”, “estoy comprometida” y otras sin mediar palabra, solamente a través de simbolismos con su abanico.
El recital continuó con la icónica danza “Tu vives en mi pensamiento”, de Eladio Torres, cuya introducción a cuatro solo fue muy lucida. Cintrón dedicó la pieza al propio autor, quien al igual que él reside en los Estados Unidos. Sin duda, una de las piezas que más movió al público fue “Delirio”, escrita por Cintrón desde su hogar en Utah durante la pandemia y arreglada por Hernández para tocarse a cuatro y piano. Esta pieza, compuesta para la competencia nacional de danzas del Instituto de Cultura Puertorriqueña, se grabó y mostró a través de las redes sociales, pero se tocó por primera vez la noche del recital.

El cuatro tuvo su momento cumbre en un solo introductorio para la pieza “Seis Fajardeño”, muy aplaudida por el público. Luego de esta pieza y en nombre de “los amigos de la diáspora”, Cintrón rindió homenaje a Javier Santiago, director ejecutivo de la Fundación, como preámbulo al Vigésimoquinto Aniversario de esta institución cultural. Uno de los asistentes, Andrés Valverde, aprovechó la oportunidad para entregarle a Santiago una paloma de la paz hecha en el arte asiático conocido como Origami, que inmediatamente se exhibió en el espacio que alberga la tienda de la Fundación. El simbolismo de la paloma inspiró a Cintrón a dedicarle a Santiago una versión a piano solo de la pieza “El canto de los pájaros” (El cant dels ocells) una canción popular catalana que Pablo Casals arregló para violoncello y tocó en todos sus conciertos tras su exilio en Puerto Rico.
El recital culminó a dúo con la danza “Romance del campesino” del mayagüezano Roberto Cole, pieza que Cintrón aprendió mientras crecía gracias a su madre, y un arreglo suyo de “En mi Viejo San Juan” de Noel Estrada, en la que el público lo acompañó y cantó. “No me voy de aquí sin tocarla”, dijo orgulloso el pianista, satisfecho al final de un encuentro muy especial con su añorado Puerto Rico.
La serie “Solos, dúos y tríos” en la Fundación continuará el mes próximo. Para más detalles, síganos en las redes sociales o visite www.PRPop.org.