Por Jaime Torres Torres
Para Fundación Nacional para la Cultura Popular
Con estatura de mito y aura de leyenda, hablar de Wilkins es aludir a uno de los exponentes boricuas más auténticos de la música popular.
Se establece 1964 como el momento de su despegue profesional y poco después el cantautor mayagüezano alcanza notoriedad por su sensibilidad hacia el rock.

En pocos años Wilkins celebrará seis décadas en la canción y superado de una crisis de salud que lo alejó de los escenarios, de regreso se reencontró con su fanaticada con el espectáculo “Vive” y, discográficamente, uno de sus lanzamientos más recientes es el concepto de éxitos “Disco de oro”.
Desde “Tu Fan” Wilkins no se involucraba en una nueva producción y en 2021 reaparece con el lanzamiento de “Obra Maestra”.
Encuentro con camaradas y amigos de antaño, la presencia en los créditos del maestro argentino Jorge Calandrelli, Jorge Laboy, Eduardo Reyes y Carlos Alomar, entre otros, sugiere diversidad y variedad musical.
Wilkins es el autor de las once canciones de su “Obra Maestra”, que inicia con un arreglo grandilocuente y sublime, para cuerdas, rayando en la canción de arte, de la balada “Ella”.
La segunda pieza en la secuencia, titulada “Tú me has robado el corazón”, apela a una fusión de reggae con la cadencia carioca, con el brasileño Daniel Jobim (de la estirpe del genial Antonio Carlos) de invitado.
La onda pop bailable invita al tongoneo en “Y ni te diste cuenta” mientras en “Nuevo” transita por la balada y en “Un día normal” se acerca al rock, que retoma aunque combinado con pop en “Hermético”.
De un tratamiento y orquestación acústica, “Allá tú” es otra balada, con un solo de saxofón alto de Jorge Báez, con su trasunto a veces del éxito “Tratándose de ti” del clásico “Respiraré”.
Con reminiscencias del tango, más en una onda techno-electro-pop, Wilkins se proyecta al día con sus “Versos apócrifos” mientras que en “La Negra” se embarca en una fusión con la cadencia afrocubana, con Jason Lugo en timbal, Tito Álvarez en las tumbadoras y el legendario Pancho Amat en el tres.
Con “El tornillito”, un híbrido tropical con la base de un merengue casi subliminal, Wilkins colabora con El Cuco, Toño Rosario, en un experimento que inevitablemente recuerda la audacia de los tiempos de la lambada y “Sopa de caracol”.
“Todo pasa” es la obra maestra de la secuencia: una balada con matices de blues que eleva la producción a otro nivel, cerrando con una versión ranchera-pop de “Hermético”.
No hay duda de que el regreso de Wilkins, musicalmente hablando, supera las expectativas tras años sin la publicación de material inédito.
El contenido; las letras, historias, versos y sus composiciones, sugieren nostalgia, a veces despecho y en otras, esperanza. Una de las líneas de “Versos apócrifos” versa: “A veces lo que callas, llega más que lo que dices”. En “Alla tú” canta: “Un hombre como yo, tiene poder para morir y renacer en una cama”. Y en la balada “Nuevo” lo escuchamos cantar: “Si sigo así, voy a perder el perro, la guitarra y hasta la vida”. Es decir, en “Obra Maestra” encontramos un Wilkins un tanto enigmático en ocasiones. Pero en general le canta a las relaciones de parejas y los desengaños amorosos, como en “Y ni te diste cuenta” (“Toda la vida te amé, toda la vida te cuidé y lo peor de todo es que ni te diste cuenta”.)
“Obra Maestra” es, en mi humilde opinión, una de las sorpresas de 2021. Valió la pena la espera por lo nuevo de Wilkins, una propuesta ecléctica y de sonoridad internacional.