Por Alina Marrero
Para Fundación Nacional para la Cultura Popular
Me parece estarla viendo caminar, por el pasillo de la izquierda exterior del teatro de la Universidad de Puerto Rico en Río Piedras (que debería llamarse Leopoldo Santiago Lavandero) que conduce a la entrada de los camerinos y al “teatrito”, altísima, imponente, bellísima, vestida con pantalones, una camisa de manga larga, chaleco de lana, sin mangas, por encima de la camisa, como escapada de un planeta ideal. Aunque nunca la había visto, la identifiqué: “¡Esa es Myrna Casas!” Como casi siempre pasa, las personas impresionan por el impacto físico. Pero 20 minutos después, ya convertida en la discípula de una mujer que dictó la clase de Historia del teatro totalmente de memoria – fechas y bochinches incluidos – quedé perdidamente enamorada. Lo que cuento, sucedió en junio de 1971, y al sol de hoy, junio de 2011, continúo enamorada. De manera que, 50 veranos después, yo tenía que estar dondequiera que fuera que se le rindiera tributo, a quien, además de mentora, es amiga y confidente.

Mis pensamientos entraban y salían entre recuerdos indiscriminados, cuando el pasado 22 de junio, a las 10 de la mañana, mi compañero, Manuel Padilla, y yo, hicimos el registro. El estricto protocolo pandémico, exigía presentar certificados de vacunación. Nos identificamos como invitados de Myrna y nos llevaron a nuestros asientos, en las primeras filas. La emoción por los encuentros con amigos que no veíamos desde antes de la pandemia, ambientaron la celebración: Eduardo Bobrén Bisbal, Antonio García del Toro, Adriana Pantoja, Rocky Venegas, José (Pachi) Llompart, Fernando Aguilú, José Vidal Martínez, Rafael Cruzado, Rafael Fuentes, Tere Martínez, José Félix Gómez, Idalia Pérez Garay, Rosabel Otón, Toni Fernández… Un acordeón (Rafael Martínez) invocando canciones de compositores de música popular del siglo 20, regaba su estela de bemoles y calderones, en su peregrinación por los pasillos de la sala, bajo la estricta supervisión de tres maniquíes, a la izquierda del delantal.
El travieso acordeón, a veces infiel con una flauta de pico, anunciaba las llamadas, acompañado, cuando no era infiel, de la agradable y afinada voz de aquel que lo tocaba. Después de “Silencio”, de Rafael Hernández (1892-1965), se dio la segunda. La tercera sucedió después que “Smile” de Charlie Chaplin (1989-1977), le diera paso a Coralia que entonó estrofas de “Bello Amanecer” de Tito Enríquez (1920-1992), y que “Génesis” de Guillermo Venegas Lloveras (1915-1993), impusiera sus notas finales. ¡Cuánta belleza!

Pero el único silencio que hubo después de la tercera llamada, fue la palabra mencionada en la canción de Rafael Hernández, porque después de las notas de “será el amor el amor para empezar”, “Vereda tropical” de Gonzalo Curiel (1904-1958) nos recordó la infancia. En el mismo saudade místico, la niña de “Absurdos de Soledad” (Lizbeth Román), se salió del libro y trajo con ella una canción, y allí mismo la soltó a son de mareas creadas por el maestro del acordeón.
Todo lo anterior hizo poesía de la antesala al protocolo de rigor. Tomó la palabra Rafael Chavez, director ejecutivo del Teatro, seguido de la Dra. Agnes Bosh Irizarry, decana de la Facultad de Humanidades, y presidenta de la Junta Teatro UPR. La Decana excusó al presidente de la Universidad, Jorge Haddok, quien se encontraba fuera del País.
La tercera en tomar el micrófono fue Rosa Luisa Márquez, directora general de la actividad que celebraba la trayectoria y vida universitaria de Casas a través del homenaje titulado “Myrna querida: Absurdos en pantalla”. Estábamos reunidos allí, precisamente, para ver el filme homónimo. No obstante, se trató, tal como Márquez lo había definido para los medios, de un creativo viaje a través de algunos aspectos de la trayectoria de Myrna, entre fragmentos de la obra “Absurdos en soledad” (1963), entre el filme y la realidad teatral. Entre las cosas que dijo la profesora sobre la hija de doña Carmen Buzó y don Sixto Casas, enfatizó en la canción, “Nadie le canta a un niño”, con letra de Myrna y música de Héctor Campos Parsi, que entrelaza los absurdos en la obra “Absurdos en soledad”. Ese bellísimo tema, con asomos de nana y golpecillos de nueva trova, estuvo presente de principio a fin, entre el filme y la realidad teatral.

Subió el telón, una coreografía de sombrillas en blanco y negro (enmarcadas por un columpio y un maniquí) ejecutada por el grupo de danza contemporánea Andanza, deslumbró la belleza. Al finalizar este rito, bajó el telón. Se anunció que el escenario se prepararía para mostrar la película, que podíamos hablar entre nosotros mientras la espera, que no duró más de cinco minutos. El telón volvió a subir. La película corrió. Por más de una hora disfrutamos la participación, en distintos momentos, de Isel Rodríguez, Lizbeth Román, Jessica Gaspar, Ariel Cuevas, Marisol Ojeda, Sylvia Bofill, Rosabel Otón, Damari Vilar, Carmelo Santana, Thaimy Reyes, Rafael Martínez, Andanza, Coralia, ACirc, Y no había luz, Agua, sol y sereno; Gil René; Dean Zayas; Cordelia González; Carola García; Pablo Cabrera; Flora Pérez Garay; Idalia Pérez Garay y Rafael Fuentes, entre otros. El filme, que contó con la dirección artística de Márquez, la asesoría y escenografía de Antonio Martorell, y la filmación de Miguel Villafañe, fue hermoso.
Al momento de cantar el himno de la Universidad, todos nos pusimos de pie. Al final de la actividad, ya estábamos de pie, aplaudiendo, gritando vivas y bravos, entre lágrimas, al ver a la Maestra tan feliz.

Cuando Myrna tomó el micrófono, estaba visiblemente emocionada. Fue mencionando nuestros nombres en la medida que se encontraban las miradas. Y hubo miradas que, profundamente, extrañé. Los que ya no están: Elsa Román, Madeline Willemsen, Esther Mari, William Rey Morales, Isaac Chocrón, Pepe Reymundí, Luz Minerva Rodríguez, Jorge Freytes, Gilda Navarra, Maricusa Ornés, Victoria Espinosa, Nilda Martínez, Mercedes Sicardo, Rafael Cruz Emeric, Víctor Arrillaga, Samuel Molina, Roberto Rivera Negrón, Félix H. Rivera, Alfonso Ramos, Iris Martínez, Ernesto Concepción, Hellen Sackett, Nina Leyet, Fernando Rivero, Pedro Norat, Gladys Aguayo, Luis Raúl Martínez, Albert Rodríguez, Xavier Paul, Santiago García Ortega, entre tantos más. Los que están: Angel Domenech, Provi Sein, Ernesto Concepción, hijo; Armando Pardo; Carmen Zeta; Joset Expósito; Jorge Rodríguez; Maité Flores; Georgina Borri; Yosy Márquez; Carmiña Bouet; Luis Caballero; Delvis Grisel Ortiz; Genie Montalvo; Gerardo Ortiz, Lou Briel; Pedro Olando Torres; Edgar Quiles; Angela Meye;, Luis Rafael Sánchez; Jorge Rodulfo; José Luis Ramos Escobar; Florita Pérez Garay; Gloria Sáez; Ligia Rolón; Quique Benet; Luis María Rondón; Raúl Rosado; Gladys Rodríguez; Glenn Zayas; Gloria Sáez; Gilda Haddok; Ana Callere; Belén Ríos; Lynnette Torres; Juan González; entre tantos, tantos más.
Myrna poeta, pintora, viajera, amiga sin edad, nosotros, los que hemos visto tus cuadros; los que escuchamos tu poesía; los que llevamos alegría contigo a los refugios para jóvenes en Puerto Rico; los que tomamos contigo, además de los cursos de actuación, “De Pirandello a Genet”, “Teatro de vanguardia”, “Ibsen, Strindberg y Chejov”; los que hicimos contigo “Tric Trac” de Isaac Chocrón en 1972, “Las Troyanas” de Eurípides en 1972, “Nuestra Natacha” de Alejandro Casona en 1972, “La casamentera” de Thornon Wilder, en 1978, “El gran circo eucraciano”, en 1989, entre incontables producciones durante todos estos años; los que nos fuimos de gira con tu teatro por la Isla y el extranjero; los que viajamos contigo a Nueva York a ver teatro; los que perpetuamos tu dramaturgia en nuestros trabajos; los que nos reunimos en tu casa a reírnos hasta altas horas de la madrugada, queremos cantarte la nana que faltó: “Mamá te comprará un pajarillo, si el pajarillo no quiere volar un muñequito te voy a comprar… “

(La Dra. Myrna Casas Busó nació el 2 de enero de 1934. Fue profesora y directora del Departamento de Drama de la Universidad de Puerto Rico en Río Piedras. Estudió en Vassar College, Boston University y New York Universtiy. En 1963 fundó Producciones Cisne junto con Gilda Navarra y Josie Pérez. Fue asambleísta municipal de San Juan y Gerente General del Centro de Bellas Artes de Santurce. Es mentora de cientos. Vive con muchos gatos. Continúa escribiendo teatro.)