Por Provi Seín
Para Fundación Nacional para la Cultura Popular
Con portada y comentario de Antonio Martorell, inicia la lectura de este libro con cuatro prologuistas: Mariangely Nuñez Fidalgo (editora), Jacobo Morales (actor, escritor y cineasta), Luis de la Rosa Chapel (lingüista y profesor) y Mirelsa Modestti González (hija y autora del libro). Cada uno nos adelanta una visión de su relación con Velda González, nuestra “Criada Malcriada”, alias “Azucena”, detrás, como bien dice el título, de la escena, de las cámaras, del Capitolio.
Crea y recopila Mirelsa en “Veldolaguerías”, breves relatos, un anecdotario que, como bien define y señala el profesor Luis de la Rosa,”…la anécdota llena, en la memoria de quien la cuenta, el vacío del recuerdo”…”contar anécdotas es traer a lo inmediato una presencia, una ausencia”… (pág.25) Va hilando Mirelsa, desde el recuerdo de sus familiares cercanos, la infancia de Velda en Hatillo, sus años universitarios, sus inicios en el mundo del espectáculo a través de la danza, el nacimiento del personaje de “Azucena”, la criada malcriada, el encuentro y posterior matrimonio con Héctor Modestti, su trayectoria artística y política, salpicada por los eventos de su vida familiar. Todo ello nos permite atisbar parte de los que se mueve detrás de una figura pública de tanta relevancia, tan abarcadora y activa como lo fuera en vida la actriz y senadora Velda González.
No somos seres unidimensionales y nacemos con la “encomienda” de descubrir y ampliar varios talentos. El éxito de Velda estriba en que no tuvo reparos en asumir sus talentos y desarrollarse a suma capacidad, dejando claro que, en un mundo de “etiquetas” en donde se quiere “engavetar” a la persona en una única dimensión, ella demostró que si podía hacerlo, afinaría sus destrezas, lo cual no deja de ser un ejemplo a seguir, siendo el ingrediente principal, la pasión de llevarlo a cabo, ese interés que mueve el dínamo de una voluntad y disciplina férreas, como fue en el caso y vida de Velda Gónzalez.
A primera vista y sin profundizar mucho mas, este anecdotario pasa por un sentido homenaje, desbordado de amor, ternura y admiración por una hija hacia su madre, en su desarrollo surge un texto ágil de amena lectura; como dije: a”prima facia” , pero resulta que detrás de la anécdota corre la historia de nuestro país, la vida social, política y cultural de Puerto Rico. A través del Arte y los artistas la narrativa de la historia de un país toma una dimensión más humana, menos académica, más accesible. Para aquellos que vivimos la TV boricua llena de programas con artistas del patio, estos relatos que nos trae Mirelsa, tienen una resonancia que van atados a la memoria de tantos eventos de nuestro devenir colectivo. (No sé cómo asimilarán esta lectura esa audiencia más joven , pero se me hace que deben entrar en contacto con los que han hecho camino.) De la misma forma, las fotos que acompañan los relatos, a través de esas imágenes, vemos un Puerto Rico desconocido para muchos y a los que conocimos a Velda en su etapa de mujer madura (siempre guapa) consta de su belleza física, hay fotos fabulosas, incluidas las de su etapa de bailarina de la que oímos hablar y ahora podemos ver unas imágenes visuales.
A este punto me tomo la libertad de añadir dos “Veldolaguerías”: como actriz tuve el privilegio de compartir escena con Velda en dos ocasiones, ambas del mismo autor y director; Antonio García del Toro. La primera, en los años 80’s en la pieza teatral “Hotel Melancolía”, protagonizada por la actriz Jossie Pérez, y en la que Velda interpretaba a la criada del susodicho Hotel; en sus intervenciones solo decía “uhú” (el personaje no enunciaba palabra alguna) la gama de intenciones y gestos del personaje hacían las delicias del público dejando establecido su “knack”, su “timing”, para la comedia. Demás está decir que el resto del elenco teníamos esta única “envidia” pues tuvimos que aprendernos letra, parlamentos, y ella con sus “uhú” se metía al público en un bolsillo. La segunda producción “Apaga y vámonos”, protagonizada por ella en la que interpretaba a una alcaldesa en competencia con su marido, alcalde de otro pueblo, de la cual, en puro nepotismo yo era su sobrina y secretaria. En esta puesta en escena que trabajé más cercana a ella, pude constatar su disciplina, excelente compañera de trabajo, como siendo una figura pública de tanta importancia era tan accesible y llana, y cómo se interesaba por todo, aun cuando la conversación tomara un giro trivial. Todo era de su interés.
Felicito y agradezco a Mirelsa el compartir estos recuerdos entrañables, el permitirnos esta mirada a través de una puerta que, de otra forma, estaría cerrada para nosotros. En estos tiempos de calamidades e incertidumbres “Veldolaguerías” es un aire fresco que nos provoca la risa, la sonrisa, la admiración y la ternura.
Provi Seín es actriz, productora y colaboradora de la Fundación Nacional para la Cultura Popular.