Por Jaime Torres Torres
Para Fundación Nacional para la Cultura Popular

Otra de las contundentes revelaciones del libro “El Ombligo de la Plena: Nacimiento y Desarrollo” del Dr. Rafael Aponte Ledée, es que parte de los éxitos que se le atribuyen a Manuel Jiménez Canario fueron realmente compuestos por el ponceño Vicente Velázquez.
“Si yo pudiera”, cuyo estribillo versa ‘te quiero ver/te quiero ver/paradita en la esquina/velándome’, Canario la registró con el título “Bandolera” mientras “El enojo de Elena” también la firmó, tanto así que en 1980 don Rafael Cortijo la grabó con el título “Elena, Elena” y el crédito del álbum “El Sueño del Maestro”, producido por Franferrer y Tierrazo, se le otorgó a Canario.
“En esa época era de quién más astuto, listo y conocedor fuera. Canario las registró mucho más tarde, en los 40”, comenta sobre las plenas originales de Vicente Velázquez, grabadas en las décadas de 1920 y 1930, su nieto Ramón Cintrón.

“Nunca llegó a pensar lo de registrar sus obras. Llegó a componer algunas cosas y las grababa. Tal vez por desconocimiento no lo hizo. Él murió cuando yo tenía 16 años. Nosotros [su Familia] sabíamos que había tocado con Canario, pero mencionar el nombre de Canario era algo incómodo para él. Se sentía rencoroso porque se apropió de algunas de las obras de él y de otros”, explica Cintrón.
Don Vicente, fallecido en 1976, es uno de los pioneros anónimos de la historia de la plena que son reconocidos en el libro de Rafael Aponte Ledée. Incluso, cuando se profundiza en su lectura, se advierte que es cogestor de la fama de Canario.
“En ‘El Ombligo de la Plena’ se hace la mención de mi abuelo materno. Cuando aún vivía tenía el pesar de no recibir el reconocimiento que él entendía que merecía por las plenas originales que compuso y el crédito se lo llevaba Canario”.
En 2016, referido por el historiador y musicólogo Don Cristóbal Díaz Ayala, el nieto del plenero Vicente Velázquez se contactó con Rafael Aponte Ledée. “Aponte Ledée tenía cierto conocimiento de mi abuelo, por un artículo de Teodoro Torres publicado en 1967 en el diario El Mundo. Luego compartí algunos detalles”.
Vicente Velázquez fue un músico autodidacta que escribía y tocaba guitarra y sinfonía de oído. En 1927 emigró a Nueva York y por no saber inglés no consiguió empleo. Entonces organizó un grupo de plena y a Canario le gustó, tanto que gestionó una grabación.

De hecho, en el libro “El Ombligo de la Plena” aparece una foto histórica en la que posan [de izquierda a derecha] otros baluartes de la plena como Eduardo Ortiz, Mateo Malavé, Rafael Capacete ‘Tripopi’, Tony y Nando, cuyos apellidos no se documentan en la publicación.
“Ya una vez sale del grupo de Canario, mi abuelo va a “Los Reyes de la Plena”, acota su nieto.
El libro “El Ombligo de la Plena” no solo le hace justicia a Vicente Velázquez, quien luego tocó con Toñín Romero, Maso Rivera y Germán Rosario, sino a otros exponentes de la expresión folclórica ignorados por la historia.
“Es una de las contribuciones mayores del libro y Aponte Ledée en cierta manera lo advierte al principio cuando aclara que no viene a escribir de Cortijo, Maelo y Torruellas. Él se enfoca en los pioneros y en las personas que desde el anonimato plantaron la base de la plena y sus antecedentes”, concluyó Ramón Cintrón, cuyo abuelo Vicente Velázquez no dejó manuscritos ni un archivo de su repertorio, que incluía expresiones como el vals.