Por Jaime Torres Torres
Para Fundación Nacional para la Cultura Popular

Es un álbum que sería imperdonable ignorar.
Es una producción obligada para los amantes de la música académica que, nuevamente, confirma que sus exponentes boricuas están al mismo nivel de los grandes instrumentistas clásicos del mundo.
Aludimos al cedé “Cuatro Concertinos” del fenecido compositor niuyorquino, de ascendencia italiana, Roberto Milano, quien en 1976 llega a Puerto Rico, estableciendo posteriormente su residencia aquí, hasta su inesperado deceso en 2005.
Sus cuatro obras fueron grabadas en marzo pasado por la Orquesta de Cuerdas del Conservatorio de Música de Puerto Rico, dirigida por el profesor Emanuel Olivieri, días antes de la cuarentena por la pandemia del Covid-19.
Los Cuatro Concertinos de Milano, para clarinete, trompa, flauta, saxofón alto y orquesta de cuerdas, presentan como solistas a Kathleen Jones, Joshua Pantoja, Josué Casillas y Edgar Abraham, respectivamente.
Este es uno de los contados lanzamientos de música clásica producidos este año 2020 en Puerto Rico y, sin exagerar, será digno el año entrante de la atención de los comités de evaluación del Grammy Latino.
El álbum es provisto de una valiosa y muy reveladora literatura redactada por el profesor Emanuel Olivieri, quien dirigió la Orquesta de Cuerdas del Conservatorio durante una serie de recitales en la Sala Jesús María Sanromá del teatro que lleva los nombres de los mecenas Bertita y Guillermo L. Martínez.
“La obra de Milano presenta dos temas constantes: primeramente la adoración a Dios, manifestada no solamente en sus obras sacras, sino también en mucha de su música secular, y en segundo lugar, el pragmatismo estético, afín con la Gebrauchsmusik, que le compele a crear obras para uso inmediato y en un estilo comprensible al oyente promedio”, expone en las notas el profesor Olivieri.

Milano, que en 1981 fue ordenado sacerdote de la Iglesia Episcopal Puertorriqueña según los datos biográficos suscritos por el director de la Orquesta de Cuerdas del Conservatorio, se distinguió por ser un compositor prolífico cuyo legado a Borinquen -para el estudio de la presente y futuras generaciones- se nutre de más de una decena de obras inéditas.
En el Conservatorio de Música, resalta Olivieri, Milano “compositor de oficio, se dedica por iniciativa propia a componer para los conjuntos de la institución, desde los niveles elementales hasta los avanzados y también para la facultad”.
El disco “Cuatro Concertinos” de Roberto Milano, a su alcance en la tiendita de la Fundación Nacional para la Cultura Popular, es elixir para el alma por la espiritualidad de sus creaciones.
“Los concertinos presentan a un compositor en completo dominio de los recursos melódicos, armónicos y formales. La escritura para los solistas es exigente, pero siempre subordinada al contenido musical. Todas las obras logran cabalmente el objetivo que Milano expresara en una entrevista: ‘Mi misión fundamental como compositor es que mi música toque el corazón de quien la escuche”.
Y lo consigue con creces y absoluta facilidad.