Voz tan vital como el agua y el aire

Andrea Cruz lanza su segunda producción discográfica “Sentir no es del tiempo”.
La cantautora incursiona en el mundo musical con su sello independiente. (Foto Francisco Marrero)

Por Jaime Torres Torres
Para Fundación Nacional para la Cultura Popular

Lo nuevo de Andrea Cruz es para escucharse con calma y concentración. (archivo Fundación Nacionl para la Cultura Popular)

Es una de las voces más originales de su generación.

No cede a la tentación del pop ni a la corriente urbana y mucho menos a las baladas ‘cortavenas’ de letras cursis y fantasiosas.

Terciopelo y luna; amanecer y sonrisa; conciencia e integridad.

Eso es Andrea Cruz.

Metáforas e imágenes que se asoman mientras Andrea canta y entona con la ternura de una viola y frasea con la sinceridad de una guitarra acústica bien afinada.

Y no son hipérboles.

La cantautora es, en medio de tantas voces fabricadas en los estudios, una auténtica e innovadora exponente boricua del ‘indie folk’, concepto u expresión en que se clasifica un sonido natural y prístino, con influencias folks y a veces con matices del rock, derivados del blues, que trasciende el esquema de líneas sencillas con estribillos y melodías repetitivas, descansando en arreglos acústicos con instrumentos de cuerdas, incluso sinfónicos, y letras profundas, comparables con historias, un tanto filosóficas y existenciales, sintetizadas en los cuatro o cinco minutos de duración de cada canción.

Tras su debut discográfico con “Tejido de laurel”, en “Sentir no es del tiempo” Andrea Cruz desafía a los que oyen pero no saben escuchar a que se detengan y se permitan un paseo por la belleza de su literatura musical.

La secuencia inicia con “A vuelo de pájaro”, una obertura instrumental con algunos efectos vocales en tercer plano, a juicio nuestro muy fílmica, que establece la atmósfera de introspección que caracterizará la secuencia.

“Sentir no es del tiempo”, lanzado durante la cuarentena, entraña una apuesta por la esperanza y la justicia. La primera escena, tras la introducción, es la alentadora y optimista “Puente a la vida” (“y si tú estás en el caminar/primavera darás/somos puente a la vida”).

En otra onda, “Calma dolor, calma” desafía la sinrazón de la fijación en el sufrimiento, que realmente se origina en el pensamiento. Es como una terapia de empoderamiento ante el pesar que acarrea la adversidad sin más que el llamado a no perder la compostura.

En “¿Quién nos amarró?”, con singular ingenio, Andrea expone la historia de una pareja ante su inminente separación, aunque racionalmente, por apegos quien sabe si inconscientes, insiste en permanecer.

Otra canción sin parangón es “Caminero”, relato que exalta la soledad, no como una carencia o deficiencia humana, sino como un don para quien sabe acompañarse mejor que nadie (“Caminero que construye/derrumba esta soledad”).

Con “Echarle sal”, que compuso tras el desastre del huracán María, exalta que en la vida el sufrimiento y el cansancio no son absolutos ni permanentes y el primer paso en su resolución es la voluntad.

“Ardamos” es una declaración erótica y pasional, solo a voz y guitarra, con una sublime coda de violines, como éxtasis, identificada en la secuencia como “Ascender”.

La influencia folk se aprecia en “Añoranza”, cuya letra (con un arreglo de voces muy sensible) es un poema a la nostalgia.

“Nana al aire” es un bálsamo; tierna y cómo no a la medida de algunos mayorcitos extenuados e indefensos en el turbulento mar de injusticias en el Puerto Rico pandémico del 2020.

El álbum “Sentir no es del tiempo” finaliza con la introspección del “Altar de los santos”, en que los cuerpos de los enamorados se consagran como ofrenda, con la bendición de un solo de guitarra acústica iluminado por el blues y los efectos de los metales de singular misticismo.

Lo nuevo de Andrea Cruz es para escucharse con calma y concentración. Agudice su sentido de la audición y sintonice con su corazón para que perciba imágenes, escenarios y personajes, que bien pudieran tratarse de usted.

Recientemente la compañía Cinestesia produjo un cortometraje en blanco y negro basado en las composiciones “¿Quién nos amarró? y “Echarle sal”, que pueden ver en YouTube.

En los créditos de “Sentir no es del tiempo” se destacan los nombres de sus compañeras músicos Gisela Rosa, Lourdes Naomi, Carolina Pons, Alexandra Rivera y Yarimar Colón, junto a los de Rafa Rivera, Bayoán Ríos y Francisco Marrero, entre otros.

Andrea Cruz es un suceso de la escena independiente.

Sustancia, sensibilidad, capacidad narrativa y una voz acariciante la hacen merecedora de la atención de quienes conciben la música como un elemento tan vital, como el agua y el aire.

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