Por Jaime Torres Torres
Para Fundación Nacional para la Cultura Popular

Ya sus cenizas se perpetúan en las charcas del Río Mameyes; parte se disuelven en sus espumosas corrientes; otras se adhieren al musgo de las piedras de la orilla y Yunque abajo, pasando por la urbanización Colinas, acarician bañistas hasta adherirse a la piel del turismo gringo que se apodera del estuario azul turquesa del Atlántico.
En este deslumbrante escenario natural localizado entre Fortuna y Las Picúas, donde río y mar se funden en un beso espiritual, bendecido por Ochún y Yemayá, como recreó en uno de sus tapices, desembocaron los restos mortales de Ramón López.
Y, como la marea, siempre vuelven para impartir ritmo plenero a las palmeras del litoral.
Consumada su última voluntad, el particulado de quien en vida fue el visionario e irrepetible antropólogo, historiador y plenero Ramón López fue esparcido en el aposento de Ochún, Diosa -en la tradición yoruba- del manantial, a toque de panderos y la entonación de estribillos pleneros, en un set mañanero verde y refulgente engalanado con algunos de sus coloridos tapices.

Amigos cercanos, compañeros folcloristas, artesanos y algunos familiares, todos con mascarillas y observando el distanciamiento físico recomendado para evitar el contagio del Covid-19, llegaron a El Yunque el pasado sábado 5 de septiembre.
La caravana de autos accedió la PR-988 que conduce del Portal en la comunidad Barcelona en Río Grande al Barrio Sabana de Luquillo.
En el sector Puente Roto, en absoluta privacidad, las puras y transparentes aguas del Río Mameyes acogieron las cenizas de Ramón López.
Según un vídeo colocado en la página de Facebook de la agrupación Plena Brava, Tito Matos, Emanuel Santana y algunas de las muchachas de Plena Combativa, entre otras personalidades, le tocaron y cantaron a Ramón mientras corriente abajo descendían sus cenizas.
¿Qué más se puede cantar
para un plenero?
Que no sea una plena
Que del alma
Cante su pueblo.
Al toque de la plena lamento, Tito Matos y Emanuel Santana le entonaron varias inspiraciones al reconocido autor del libro “Los Bembeteos de la Plena”.
Ramón tú sabes
que no me despido
Te digo: “hasta luego”.
El legado que tú dejaste
Nunca lo olvidaremos, improvisó Tito, director de Viento de Agua y productor del reciente disco de Los Pleneros de la 23 Abajo, cuya carátula engalana un tapiz de Monchito, como apodaban al maestro.

Nuno, su hermano, se dirigió a los amigos de Ramón. Y Dominga, vestida de nube y espuma, declamó un poema a su memoria.
Según se observa en los vídeos y como se aprecia en las fotos capturadas en pantalla, fue una ceremonia íntima, de singular reverencia y devoción; una expresión de respeto a la memoria de Ramón López, inmortalizado por sus tapices, publicaciones, investigaciones y cruzadas culturales.
Ahora palpita en El Yunque y sonríe en la playa, custodiado por las diosas del agua dulce y salá.
¡Vuela alto!