Por Roberto Ramos-Perea
Hermanos cineastas: No se hagan malasangre con el “documental” de Walter Mercado.
Ustedes saben perfectamente que ese proyecto no es un documental. Es un Homenaje. Y como homenaje, no puedes evaluarlo con los mismos criterios que evaluarías un documental.
En Puerto Rico hay excelentísimos documentalistas que saben esa diferencia y conocen las rigurosas reglas del documentalismo que están íntimamente ligadas al periodismo, aunque no sea periodismo.
Este Homenaje a Walter no tiene tales pretensiones.
Como Homenaje es condescendiente, sencillo, llano y hasta simpático y amoroso. Y creo que es muy merecido. Walter fue una figura icónica de una época. Su proyección no binaria fue revolucionaria en un horrible momento de homofobia institucionalizada. Y este no es el menor de sus méritos y logros como persona.
Si quieren evaluar la figura de Walter, ya esos son otros 20 y se puede hablar hasta mañana de lo que hizo, de lo que dijo y de lo que apoyó. (No creo que ya tenga mucha relevancia si apoyó o no a Julito Labatut. Ambos están muertos y además de ser su auspiciador, era su gratitud al apoyo que le dió la comunidad cubana del exilio. Si a usted eso le parece una falta tan grave que esté por encima de sus otros méritos, vale. Es su derecho pensar como guste.)
Pero yo creo que Walter fue mucho más que eso. Yo lo conocí, hablé con él varias veces y de manera extremadamente generosa me “leyó” un par de cosas, ¡que me han salido! Quizá no soy imparcial sobre este punto. Me caía muy bien. Incluso creo que el Homenaje se queda algo corto en honrar mucha de la sensibilidad y compromiso ejercido por sus seguidores. Walter utilizó la charada de la astrología para acercarse a los más necesitados y darles algo de consuelo. En ese punto que señalo, importa más el fin que el medio.
Creo que eso y muchas otras cosas más merecen homenaje y gratitud. Y este proyecto se lo dá. Pero no es un documental. Es un homenaje.
Cuídese de no mezclar esos dos géneros, ni de hacer generalidades que no le vienen bien a esa obra de arte tan necesaria y tan efectiva como lo es el “documental”.