El eterno ‘swing’ de Ray Santos

Por Jaime Torres Torres
Para Fundación Nacional para la Cultura Popular

Su espíritu guerrero, el amor de su familia y la música lo mantuvieron vivo hasta el pasado miércoles. Ya encamado, con varios quebrantos de salud, Ray Santos falleció en su casa a los 90 años.

Ray nunca dejó de trabajar. El arreglista reconocido con el Grammy por la producción “Frenesí” de Linda Ronstad y la banda sonora del filme “The Mambo Kings”, entre otros galardones, arregló el cd “To Beny Moré With Love” para el cantante cubanoamericano Jon Secada, quien lo grabó acompañado por el ‘big band’ de Charlie Sepúlveda.

También fue fundamental en “Mi Luz Mayor” de Eddie Palmieri.

Y su legado, como arreglista de salsa, es profuso y selecto.

Condecorado con un Doctorado Honorario de Berklee en el Puerto Rico Heineken Jazzfest, en la última entrevista con este periodista elogió a sus amigos.

“Charlie Sepúlveda, que fue mi estudiante en City College, me llamó para el proyecto con Secada. Nosotros nos conocemos hace muchos años. Hablamos del proyecto y nos reunimos con el productor Julio Bagué y la nieta del fundador de Peer Music”, dijo el maestro Ray Santos, quien elogió la labor de Jon Secada, identificado más con el pop, al abordar el repertorio de sones, mambos y boleros de Beny.

El Bárbaro del Ritmo, cuyo centenario se conmemora durante el presente 2019, dirigió una orquesta grande que realizó unas grabaciones clásicas con la RCA-Victor.

“Esa fue la idea, recrear ese estilo. Charlie lo hizo muy bien. Tiene una orquesta bien organizada, de mucha experiencia. Los temas que se grabaron fueron publicados por la Peer y me enviaron el material que Beny compuso para su orquesta. Tuve una experiencia personal con Beny cuando estuvo con Machito, cuando llegó a Nueva York entre 1958 y 1959 en el Palladium. Yo estuve tocando esa noche con Machito. En su segundo viaje a Nueva York, ya yo estaba en Puerto Rico, y la orquesta de Tito Puente lo acompañó”, recordó Ray, quien no olvida el tríptico que el Rey del Timbal le dedicó a Beny, fallecido en 1963.

El saxofonista y arreglista que trabajó con los Reyes del Mambo, Tito Puente, Frank Grillo ‘Machito’ y Tito Rodríguez, se sentía igualmente complacido con el resultado de otro proyecto al que le puso todo su empeño, talento y corazón: “Mi Luz Mayor” de Eddie Palmieri, otra producción para orquesta grande en la que cantan Gilberto Santa Rosa y Hermán Olivera.

“Lo estoy ayudando porque él tiene arreglos para cuatro trompetas, cuatro trombones, cinco saxofones y ritmo completo, con los cantantes. Son como para una orquesta de 21 músicos. Él desea adaptar los mismos arreglos a una agrupación más pequeña, pero que suene igual. Hay una forma de hacer eso. Muchas bandas americanas lo han hecho. Los especialistas en ‘big band’ tienen versiones de los mismos arreglos y no se pierde el sonido”.

También se sentía honrado por el disco que produjo en La Habana, Cuba, la intérprete Gryssel Ramírez, que consistirá exclusivamente de arreglos de Ray para música grabada hace tres y cuatro décadas.

“Se hicieron unas adaptaciones para el registro de Gryssel porque los arreglos que le hice a Felipe Pirela que grabará estaban en unos tonos muy altos. También hay parte de los arreglos que hice para Linda Ronstad y la banda sonora de Los Mambo Kings. También incluye el arreglo de la canción “Angustia” de Ketty Cabán que Los Hispanos grabaron con Tito Puente”, especificó Ray, quien conoce a Gryssel hace más de 20 años.

“Ella canta muy bien y tiene muy buen gusto por la música. Es muy buena en el ambiente de la bohemia. Aunque no se dedicó a la música porque era maestra”.

Ray Santos es miembro del Salón de la Fama de la Música Latina.

Aparte de tocar y arreglar para las orquestas grandes de los Reyes del Mambo, su genialidad fue documentada en la producción de la banda sonora del filme “The Mambo Kings”, que le mereció una nominación al Oscar, mientras se alzó con el Grammy por su trabajo en “Frenesí” de Linda Rondstat.

Es sin lugar a dudas el sobreviviente de la época de oro del Palladium; puente entre la música popular del presente y los días gloriosos del mambo y el jazz afrocubano de los años 50 y 60 en Nueva York.

El puertorriqueño Ray Santos fue profeta en su tierra porque fue el feliz homenajeado del Puerto Rico Jazz Jam, producción de Humberto Ramírez y la Fundación Nacional para la Cultura Popular que se celebró en Teatro Tapia. Al año siguiente se le dedicó el Puerto Rico Heineken Jazzfest.

“Estoy muy emocionado con la invitación de Humberto Ramírez para participar en este evento. Me siento muy agradecido por la invitación. Es como sentirse profeta en su tierra”, dijo el experimentado arreglista, saxofonista, compositor y director de orquesta que trabajó, además, con Noro Morales y César Concepción.

El encuentro con Palmieri en la producción “Mi Luz Mayor”, de camino a la tercera década del siglo 21, es la reafirmación inequívoca de que la buena música para “big band” no caduca.

Palmieri siempre ha mostrado un gusto por los arreglos para big band, lo que, por ejemplo, confirman sus aplaudidas colaboraciones con René Hernández y en tiempos recientes con Brian Lynch.

El maestro Ray Santos había arreglado para Palmieri en los discos “Palo pa’ rumba” y “Masterpiece” (con Tito Puente), ambos galardonados con el Grammy.

Sin embargo, su junte en la conceptualización de “Mi Luz Mayor” fue un paso firme por conservar viva la tradición, a pesar de los prejuicios y el poco respaldo de la industria contra las orquestas grandes.

“Ese es el problema. Las disqueras rechazan nuestro sonido. Es un movimiento en contra. Las compañías de discos no querían grabar instrumentales, que era el fuerte de las bandas grandes. La gente los bailaba muy bien; como una canción con letra y coro”.

Ray Santos y Eddie Palmieri tienen en común que tocaron con Tito Puente y Tito Rodríguez, cuyas orquestas grandes -a su entender- se nutrieron mucho de la AfroCuban Jazz Orchestra de Machito en términos de su acercamiento a las armonías del jazz.

“Machito, desde los años 40, junto a Mario Bauzá, ya experimentaba con armonías y orquestaciones de bandas de jazz, de cinco saxofones y cuatro trompetas. Machito inició esa trayectoria, mientras en la década del 40 Puente y Rodríguez aún estaban limitados al conjunto”.

Ray Santos tiene en muy alta estima y respeto la contribución del pianista cubano René Hernández, artífice de la credibilidad de Machito al incursionar en el jazz.

“René vino de Cuba y se adaptó rápido. Machito tocó mucho en clubes de jazz, como Birdland, y René tuvo la oportunidad de escuchar a los pianistas de jazz que alternaban con Machito, como George Shearing y Oscar Peterson. René tuvo tan buen oído y pudo captar esos sonidos; los acordes, como se repartían las voces y adaptar todo eso a sus arreglos para Machito, cuya banda estaba siempre al frente y le enseñaba el camino a las otras bandas”.

Los Dos Titos (Rodríguez y Puente) prácticamente fueron discípulos de Machito y trabajaron con su orquesta, reveló Ray Santos. “Definitivamente, Machito fue el pionero. Tito Rodríguez grabó un disco con la orquesta de Machito, pero el crédito se lo dieron al pianista René Hernández, que era su arreglista. Y Puente, en los años 40, al inicio de la Segunda Guerra Mundial, fue percusionista de Machito”.

El maestro Santos aclaró, no obstante, que el auténtico Rey del Mambo fue el cubano Dámaso Pérez Prado. “Puso el mambo al frente del mundo entero con mucha popularidad”.

A los 90 años, a pesar de su fragilidad física, Ray Santos conservaba la mente y memoria intactas. Nunca perdió la esperanza de que a la música compuesta y arreglada para ‘big band’ se le brinde el sitial y reconocimiento que merece.

Y el tiempo le comenzó a dar la razón.

Sus estudios de Arreglos, Armonías y Orquestación para el Jazz; además de su asistencia, en plena juventud, a los conciertos de Count Basie, Benny Goodman, Duke Ellington y otros, forjaron su virtuosismo e ingenio como productor, arreglista y director de orquesta grande.

En tiempos recientes se han elogiado los trabajos de Wynton Marsalis y la Orquesta de Jazz del Lincoln Center al adaptar los repertorios de Rubén Blades y Paco de Lucía al swing y la síncopa del jazz.

Cabe destacar, empero, que hace más de una década Marsalis lo hizo con la obra de Ray Santos en el concierto “Spanish Tinge”. “Yo tuve el honor de abrir el show con mis arreglos y lo cerró Chico O’ Farrill. Wynton es muy fanático de la música afrocaribeña. Le gusta”.

El disco “Mi Luz Mayor”, por un lado, celebra el legado de Machito, Puente y Rodríguez mientras, por otro, la magistral aportación de Ray Santos al pentagrama de la música afrocaribeña bailable.

El ex profesor de música confiaba en que la cultura del ‘big band’ reconquiste su sitial de antaño y se multiplique en taller para los músicos que hoy son desplazados por las secuencias y los ‘protools’.

“Ese es el esfuerzo que estamos haciendo. Vamos a ver si el público está preparado para reconocer esta tradición y revivirla”.

¡Descanse en Paz, Maestro Ray Santos!

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