De lo mejor de 2019

Por Jaime Torres Torres
Para Fundación Nacional para la Cultura Popular

Aunque sin panderos, el Intérprete Nacional Danny Rivera y el maestro Humberto Ramírez proponen “Mil años de plena” en tributo a César Concepción, una agradable sorpresa que llega a finales de 2019, con posibilidades de convertirse en un estándar.

La producción “Mil años de plena” de Danny Rivera es un tributo al inmortal músico cayeyano César Concepción. (archivo Fundación Nacional para la Cultura Popular)

Tal vez a los puristas les incomode un poco, pero lo cierto es que el concepto discográfico cumple su cometido: honrar la memoria del fenecido director de orquesta con un repertorio de plenas y boleros interpretados con el acompañamiento de ‘big band’ con el potencial de promover el baile del ritmo autóctono, como en la época de los grandes salones de baile.

A pesar de que se reconocen esfuerzos genuinos orientados al cultivo de la artesanía de los panderos requinto, tumbador y punteador, al final es prerrogativa de cada productor decidir cómo y con qué tipo de orquestación graba.

En “Esta es mi plena”, un concepto de jazz, Miguel Zenón exalta el pandero. En “Plena” el pianista Alfonso Fuentes toca a capella las negras y las blancas. El propio Cortijo no solía usar los instrumentos folclóricos y César Concepción, en sus grabaciones de los años 50 y 60 con el cantante Joe Valle, tampoco los usaba, como se ha solido hacer en la plena y la bomba de salón. Esa tradición de salón se prolongó a la década del 80, cuando la Orquesta de César Concepción, administrada por el entonces senador Nicolás Nogueras, se presentaba en hoteles como el San Juan y el Caribe Hilton.

Este disco “Mil años de plena”, que Danny y Humberto estrenarán en concierto el sábado 5 de octubre a las 8:30 p.m. en el Centro de Bellas Artes de Caguas, evento para el que invitan a las agrupaciones de plena a que envíen un video al correo [email protected] para seleccionar un grupo que los acompañe en una canción, no solo tiene un potencial de promoción y mercadeo del baile en pareja, sino que por su frescura, presente en la joven Karla Marie, puede atraer a las nuevas generaciones.

Danny, que en 1966 cantó con la orquesta de Concepción en el Hotel Flamboyán, escribe en las notas del cedé que se trata de un sueño realizado. Por su parte, Humberto ha sido un estudioso de la obra de trompetistas como Concepción, Miguelito Miranda y otros pioneros del instrumento.

Claro que se debe recordar que no es el primer tributo porque se conocen varios, incluso el realizado por Aníbal Hernández con la orquesta del legendario Ray Santos. Pero el disco aludido se concentró en su mayor parte en el bolero, limitando la plena a un popurrí de diez éxitos, parte de los cuales en “Mil Años de Plena” son objeto de un acercamiento y tratamiento especial.

El Big Band de Humberto es poderoso. Los arreglos conservan su esencia, aunque hay ocasiones en que la clave salsera es oportuna en las transiciones de algunos montunos y mambos. No faltan los boleros de Concepción, “Alma” (con un solo de Humberto en la trompeta con sordina de un matiz jazzístico), “Mil años” [por eso el título del disco] y “Beso borracho” de Esteban Taronjí.

El concepto, que curiosamente comienza con unos compases en rumba, presenta la composición de Danny “Plena pa’ César Concepción”, con una brillante y notable aportación de Humberto como solista. La sorpresa, además, es la joven Karla Marie, que canta convincentemente un par de plenas con el cantor nacional.

Precisamente, el cd “Mil años de plena”, a grandes rasgos, se nutre de melodías del cancionero del lp editado por Ansonia Records, “Plenas favoritas” de César y Joe Valle. Estas son “A Mayagüez”, “Santurce” (con la correcta y rítmica Karla Marie), “En Ponce”, “Pa’ Salinas”, “Plena en San Juan” y “A los boricuas ausentes” (con Karla).

“Mil años de plena”, fuerte candidato a la distinción de disco más sobresaliente de 2019 incluso por la mezcla de Sonny Hernández, el diseño gráfico de Frankie Pagán y Javier Rodríguez y las fotos de Jochi Melero, es digno de un comentario adicional por la labor del coro (Danny, Humberto, Karla y Alejandro Villegas) y la percusión de Raúl Rosario (timbales), Kachiro Thompson (tumbadoras) y Richard Carrasco (bongó), responsables de que, a pesar de la ausencia del pandero, en el concepto palpite la esencia y espiritualidad de la plena.

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