Por Jaime Torres Torres
Para Fundación Nacional para la Cultura Popular
El jazz siempre supone un encuentro entre el sentimiento de un músico y el corazón de su público.

Si el escenario es la Sala Experimental Carlos Marichal del Centro de Bellas Artes de Puerto Rico el resultado es algo así como un abrazo entre artistas y melómanos, por la cercanía e intimidad de un espacio en que los espectadores se ubican en tres palcos que garantizan calor e inmediatez en la interacción.
Los músicos, si son un cuarteto, entonces, deben distribuirse en forma de rombo, lo que anoche propició un contacto y comunicación visual desde el saque del concepto “Encounter Jazz Series”.
El cuarteto es liderado por el pianista José Negroni, su hijo Nomar en la batería, el bajista Sammy Morales y el saxofonista tenor Ed Calle.
Contrario al taller Negroni’s Trio, que durante alrededor de 15 años ha logrado una respetable discografía que se nutre en su mayor parte de composiciones originales, la propuesta de la noche del jueves 12 de septiembre en la Sala Experimental acompaña al amante del jazz por un repertorio tradicional de estándares reconocidos.
De entrada, el cuarteto se proyecta y escucha muy ensayado, compenetrado, integrado y aceitado. Si bien no faltan arreglos u algunas anotaciones musicales, no hay duda de que saben lo que tienen entre manos pues aparte de su familiaridad con las obras es evidente su respeto a los grandes maestros y artífices de este inconmensurable legado cultural.
Ante la desaparición de un evento como el PR Heineken Jazzfest, esta iniciativa del productor Juan Carlos Ferrer, de Round Events, apela a un público literalmente abandonado que podría deleitarse con los encuentros de jazz en Bellas Artes.

La experiencia del jueves fue ultra gratificante. Negroni, con sus acordes, arpegios, digitación sobria pero precisa y elocuencia en su ataque a las escalas y sabio en el manejo del silencio, brinda la base melódica de los clásicos. Sammy Morales es la espina dorsal de la armonía; Nomar es una poderosa máquina de ritmo y Ed es el solista que dirige a latitudes insospechadas las obras por su expresivo e imaginativo fraseo, su probada técnica y dominio absoluto del saxofón tenor.
El jazz fusionado con ritmos caribeños como el bolero, en la tradición de exponentes del hard bop como John Contrane o en maridajes con el tango, a tono con el legado de Astor Piazolla, logró el cometido de sorprender, deleitar, entretener y excitar, en el buen sentido de la palabra, a los presentes durante “Historia de un amor”, “Tempo Fulli” y “Libertango”, entre otras.
El dúo de Ed y Negroni en la balada jazz “Naima” de Coltrane fue espectacular. Muy sublime, íntimo y orgánico, lo que confirma la compenetración entre el saxofonista venezolano y el pianista boricua, que se creció como solista con sus variaciones en torno al tema de “María Cervantes” de Noro Morales.
Hubo un espacio para las preguntas del público, lo que de repente le impartió un matiz didáctico a la función, asemejándose a una clase magistral, incluso ilustrada, como cuando Ed habló de la influencia de Michael Brecker en su carrera y regaló una sublime interpretación del estándar “Misty” que han grabado decenas de leyendas del jazz.
Una versión de “Take the A Train” de Billy Strayhorn, popularizada por Duke Ellington Orchestra, selló la velada con Nomar aportando la sonoridad urbana contemporánea desde la batería, que domina de manera integral.
La primera jornada de Encounter Jazz Series fue un acierto por su excelencia y porque viene a llenar oportunamente un vacío en la escena local, en que la cultura jazzística está muy arraigada en un sector de los amantes de la buena música en Puerto Rico.