Por Javier Santiago
Fundación Nacional para la Cultura Popular
El llamado corrió por los medios. Y cual convocatoria en peregrinaje, la menuditis reunió el pasado viernes un considerable grupo de sus adeptos en el Choliseo José Miguel Agrelot de San Juan, para marcar el arranque de la nueva gira “Súbete a mi moto”.
Fanáticos – en su mayoría maduritos- desempolvaron camisetas, botones de sus mimados, algunos discos en vinilos y uno que otro cartel con mensajes dedicados a sus favoritos.
Algunas féminas hacían filas con sus esposos o hijos mientras otros cargaban con banderas de sus países; Brasil, México, Panamá, Puerto Rico… Tierras donde la menuditis hizo estragos décadas atrás.
Cantando desde temprano algunos de los temas que popularizaron los integrantes del quinteto boricua, no faltó en las filas de espera uno que otro que diera los pasos de las coreografías de Menudo.
Y se abrieron las puertas del Choliseo… Y allá fueron a ocupar sus espacios…
A las 9:30 de la noche arrancó el espectáculo y con fuerza rítmica comenzó la Menudomanía a surtir efecto. Exitos como “A volar”, “Fuego” y el impostergable “Claridad”, del italiano Umberto Tozzi, iniciaron un viaje de recuerdos hacia la era en que cinco niños boricuas, comandados por Edgardo Díaz – el Afred D. Herger de esa época – comenzaron a tomar por asalto el panorama artístico.
Los una vez niños – ya hoy convertidos en señores cincuentones – no perdieron tiempo en marcar los pasos coreográficos de la era en que, tras el asomo de La Pandilla, se convirtieron en punta de lanza de una fórmula que imitarían cientos de grupos en toda Latinoamérica y también – por qué no decirlo – en los Estados Unidos.
Esta vez, Ray Reyes, Miguel Cancel, René Farrait, Johnny Loazada y Ricky Meléndez, tomaron la antorcha de los llamados “’Exs” para emprender la jornada. Y como tal reverdecieron laureles, a pesar de las canas, los cambios naturales en el alcance de voz y la agilidad permitida por los años, amén de una que otra libra acumulada…
Entre los cinco, Johnny fue todo un maestro del escenario. Se lució en los bailes, las interpretaciones y los movimientos que, tras cada giro de caderas, generaba gritos de las féminas. Pero junto a él, Migue, René, Ray y Ricky (proclamado como “el único que no renuncia”) hicieron lo propio rememorando los años de adolescencia en que las coreografías de Joselo eran cual ejercicio aeróbico que se ponía de moda tras las transmisiones sabatinas de “La gente joven de Menudo” por Telemundo.
Un repertorio extenso – que incluía dos popurrís de éxitos – revivieron temas típicos de la fórmula comercial de una época. Canciones de dos o tres minutos de duración, perfectas para la difusión radial, que se hicieron ‘hits” en las listas, eran cantadas a coro por sus fieles sin fallar ni una línea.
Así cada integrante tuvo su momento de gloria en la noche: René con “Quiero ser”, Ricky con “Cámbiale las pilas”, Ray reviviendo la melosa balada “Si tú no estás”, Johnny remontándose a éxitos como “Dulces besos” y Migue con el “Rock en la televisión” (tema que nos recuerda la semilla que en su momento sembró Menudo a favor del rock en español).
En justa apreciación, entre todos los “Exs” hubo balance, buena química y proyección de armonía colectiva.
Mas esa labor pudo complementarse a la perfección con un despliegue musical de primera comandado por el maestro Jorge Laboy. Bajo su dirección precisa y atinada, los músicos – Alcides Figueroa, Reynaldo Torres en la batería, el pianista y tecladista José Gómez – se gozaron sus participaciones tanto como los mismos intérpretes del quinteto. Con ellos la sección de vientos fue magistral y el coro brilló como complemento y consabido refuerzo vocal. ¡Aplausos a este tinglado musical boricua que llevó por ruta sabia este viaje a la nostalgia!
Por otra lado, el despliegue visual en pantallas LED, bordó con patrones digitales un concierto cuya energía y ritmo, requiere de este tipo de elementos. Aquí brilló Fernando Aguilú en las luces mientras William Marrero en el sonido cumplió su encomienda a cabalidad.
Con 28 canciones interpretadas en poco más de dos horas, sin intermedios, la producción de José Rafael Dueño, Roberto Sueiro y Javier Gómez marcó un arranque efectivo de esta gira titulada “Sube a mi motora” – perdón, a propósito… – “Súbete a mi moto”.
Ciertamente, tras los exitosos abordajes de finales de la década de 1990 y el de 2010 que se han atestiguado, Menudo está a las puertas de la tercera edad. Y como concepto, el recuerdo de un grupo que probó a los puertorriqueños que somos capaces de exportar fenómenos internacionales en la industria del espectáculo, ganó en buena lid su acceso a la era digital.