Brilla Maelo en el jazz de Zenón

Por Rafael Vega Curry
Para Fundación Nacional para la Cultura Popular

Miguel Zenón es un fiel admirador del sonero mayor Ismael Rivera. Tanto así, que le ha dedicado un álbum completo, apropiadamente titulado “Sonero – The Music of Ismael Rivera”, recién estrenado a fines de agosto. Sin embargo, y aunque también se declara admirador de la salsa en general, no contempla producir en el futuro otra grabación dedicada a una leyenda salsera.

“Sonero” es la duodécima producción discográfica de Miguel Zenón. (archivo Fundación Nacional para la Cultura Popular)

“Me encanta la salsa”, dijo en entrevista con la Fundación Nacional para la Cultura Popular. “Pero no hay ningún cantante que se acerque, para mí, a lo que signica Maelo, su importancia en mí personalmente. No que sea el mejor o el peor, Maelo tiene un lugar especial, lo que significa su figura”. Esto incluye la conexión personal, de cierta manera, que Zenón tuvo con él.

Según contó, sus padres conocían personalmente a Rivera, ampliamente considerado como el mejor cantante del género de la salsa y, en ese sentido, modelo a seguir para todos los que vinieron después. Cuando venía de visita, era una ocasión definitivamente especial. Sus padres hablaban de él con una admiración y reverencia tales que Zenón se sentía como si quien venía a visitarlos no fuera una persona de carne y hueso, sino un héroe salido de las páginas de “La Ilíada”, una de las grandes obras de la literatura universal.

En “Sonero”, el 12do. disco de su carrera musical, acompaña a Zenón su cuarteto integrado por Luis Perdomo en el piano, Hans Glawishnig en el bajo y Henry Cole en la batería, quienes se han convertido en una de las mejores bandas del mundo. Llevan juntos con Zenón cerca de 15 años, lo cual es una especie de récord en el cambiante mundo del jazz.

“Nosotros los proyectos los trabajamos de manera bien parecida”, explica el saxofonista. “Les presento temas nuevos y ellos los van montando por su cuenta. Al tocar tienen la música bastante internalizada. Tocamos bastante antes de grabar. Esta música en particular la tocamos en el (el legendario club neoyorquino) The Village Vanguard, donde la recepción del público fue excelente e incluso fueron a vernos algunas personas que conocieron a Maelo en Nueva York. Así que llegamos al estudio con la energía de la tocada en vivo. Es un privilegio poder tocar con ellos, tan fácil, tan orgánico, se lo toman bien en serio. Me siento afortunado”.

Zenón, quien fue elegido recientemente como el mejor intérprete del saxo alto en la encuesta anual de críticos de la revista DownBeat, niega que este proyecto sea necesariamente más rítmico que los anteriores, en términos de la percusión y del bajo. “Pero su capacidad rítmica era una de las cosas más geniales que Maelo tenía. Él empezó como percusionista. Al ir estructurando los arreglos y los temas, me nutrí de lo que él hizo rítmicamente”.

En cuanto a la presencia fuerte del bajo que algunos críticos han señalado, comenta que “no necesariamente es así. No podría decir que lo hice adrede, pero entiendo que la presencia de las líneas del bajo puede resaltar más. Usé en algunos casos las líneas de bajo originales. El bajo tiene más peso, por ser originalmente de música bailable”.

Aunque dice que creció admirando su música, el saxofonista no se había decidido hasta ahora a grabar un álbum completo de los temas de Rivera, esperando que llegara el momento apropiado. En un disco anterior, “Alma adentro”, había hecho un primer acercamiento, al grabar una renovada versión de “Incomprendido”.

Zenón agrega que visualiza a Rivera como una figura que trasciende lo musical, en términos de su significado cultural. Además, destaca su importancia no solo para el género de la salsa, sino para la música puertorriqueña en general. De hecho, todas las grabaciones del saxofonista destacan algún aspecto de la puertorriqueñidad y esta, ciertamente, no es la excepción.

La música de “Sonero” no es una fusión de jazz y salsa, sino la propia versión que hacen Zenón y su grupo de las canciones de Rivera. La gran mayoría de los temas resaltan aspectos inesperados, como por ejemplo, los dulces acordes de “Las tumbas” y “Las caras lindas”, el virtuosismo jazzístico en “La gata montesa” o el “blues feeling” de “Hola”. “El nazareno”, por su parte, fluctúa entre la calma inicial y la poderosa interpretación que viene después.

Sin duda alguna, “Sonero” es una de las mejores grabaciones de jazz hechas por puertorriqueños en lo que va de 2019. Un triunfo más para el saxofonista criado en el residencial Luis Lloréns Torres –muy cerca de la calle Calma donde vivió Maelo.

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