Por Rafael Vega Curry
Para Fundación Nacional para la Cultura Popular
La música de Miguel Zenón siempre se ha distinguido, entre otras cosas, por su personalidad propia, su alto nivel de calidad y por su imaginación sin límites. Su más reciente grabación, “Yo soy la tradición”, no es la excepción, y se trata de uno de sus proyectos más personales.

El público puertorriqueño podrá ser testigo de ello este sábado 18 de mayo, cuando Zenón presente la música de este álbum en el Teatro Tapia del Viejo San Juan, a partir de las 8:30 de la noche.
Sin embargo, en esta ocasión no estará acompañado por su banda regular, sino por los integrantes del Spektral Quartet, un prestigioso cuarteto de cuerdas de la ciudad de Chicago. Lo componen Clara Lyon y Maeve Feinberg en violines, Doyle Armbrust en viola y Russell Rolen en violonchelo. Junto a Zenón, constituyen un grupo con identidad única, para el cual el músico boricua compuso todos los temas.
El proyecto surgió de una convergencia de circunstancias, según explica el saxofonista en entrevista telefónica. En cierta ocasión en la que estaba tocando en el club Jazz Showcase, en Chicago, lo contactó Julien Labro, un virtuoso del acordeón y el bandoneón. Labro le dijo que estaba grabando uno de sus temas junto con el Spektral Quartet y lo invitó a unirse a la grabación, lo cual Zenón aceptó.
Un par de meses después, le llegó una nueva invitación desde Chicago: los organizadores del Hyde Park Jazz Festival le solicitaron que escribiera una pieza para el evento, incorporando músicos de la ciudad.
“Hacía un tiempo venía con la idea de grabar con un cuarteto de cuerdas, algo más centrado en eso”, indica Zenón, quien ya había grabado anteriormente con violines en su disco “Awake”, en el que también participó su cuarteto. “También venía con la idea de hacer algo relacionado con las fiestas tradicionales de Puerto Rico, como el rosario cantado, las cadenas o las promesas de Reyes. Todo se encontró” en este disco.
Grabar con un grupo regular de jazz o con un cuarteto de violines son dos cosas muy diferentes, pero Zenón cuenta que no tuvo que modificar el sonido de su saxofón, sólo hacer algunos ajustes. “El saxo tiene mucho más volumen que las cuerdas”, señala. “Así que no tuve necesariamente que cambiar el sonido, sino modificar la manera en que me meto dentro de la agrupación, amoldando el volumen, quizás el timbre un poco. Quería que se escuchara como un quinteto o como un cuarteto de cuerdas agrandado con saxofón, que fuese una agrupación completa”.

El resultado final es distinto al de los discos tradicionales de “jazz con violines”, en los que estos últimos actúan casi como un elemento decorativo. En este caso, en cambio, son co-protagonistas.
“La manera más común es que las cuerdas se usen casi como un efecto, algo que no se sale mucho de la formación tradicional. Pero aquí yo buscaba usar un cuarteto con identidad única”, dice el músico.
El proceso de creación del disco “tomó tiempo de ambas partes”, según el saxofonista. “Ellos son muchachos jóvenes, muy buenos, con mucha energía. Esto sigue siendo algo relativamente nuevo para ellos, aunque están acostumbrados a tocar música nueva, desde la izquierda como quien dice. Pero aquí hay unas conexiones bien específicas, por ejemplo, desde el lado rítmico”.
“Estos músicos no están tan acostumbrados a improvisar, así que tuve que escribir toda la música para ellos”, abunda.
Obviamente, Zenón aporta el lado jazzístico. “Pero el sonido del grupo en sí viene de la música de cámara, ya que no hay un instrumento armónico, ni percusión, para mantener el movimiento hacia delante”, puntualiza.
Como es usual en todos sus proyectos, el proceso de componer representó un periodo de estudio para Zenón, quien se dio a la tarea de combinar elementos de tradiciones puertorriqueñas y de música clásica, particularmente del siglo 21. “Fue un proceso de investigación, de estudiar las partituras, el lenguaje del cuarteto de cuerdas, su desarrollo histórico. Hay mucha tela de donde cortar, desde Beethoven a Bartok. Lo que hice fue tratar de encontrar lo que funcionara para mí”.
Muchas ideas terminaron saliendo de la música jíbara y de tradiciones puertorriqueñas. “Hay estilos que no había explorado mucho en el pasado, como el seis villalbeño, el rosario cantado, las promesas o las cadenas. No necesariamente todo surgió de la música jíbara”.
“Todos mis proyectos básicamente nacen del deseo de aprender algo nuevo, de la investigación. Desde un punto de vista de curiosidad. Mientras más aprendo, más veo que hay mucho para aprender. Es algo que me divierte mucho”, manifiesta el reconocido músico.

En ese sentido, Zenón rehúsa definir “Yo soy la tradición” como la culminación, hasta la fecha, de sus exploraciones de la música puertorriqueña. “Hay mucho más que hacer. Todo es una extensión de lo mismo. Todo conecta con la música y la cultura desde diferentes perspectivas. Lo importante es ir a las raíces y hacer muchas preguntas”.
El saxofonista y compositor tuvo palabras de elogio para Orlando Laureano, cuatrista y profesor de nuestro instrumento nacional en el Conservatorio de Música de Puerto Rico. “Es un músico que me ayudó mucho. Tiene una cantidad de información increíble y me sirvió de guía. Por ese tipo de personas es que nuestra música se mantiene vigente entre las generaciones más jóvenes”.
“Para mí siempre es bien especial llevar este tipo de proyecto a Puerto Rico”, manifiesta. “Es una ocasión especial tocar en el Teatro Tapia, donde nunca he tocado antes”.
Entre sus próximos proyectos, Zenón se prepara para lanzar en el otoño su nuevo álbum, creado en torno a la música de Ismael Rivera, en el que lo acompañan los músicos que integran su cuarteto hace alrededor de 15 años: Luis Perdomo en piano, Hans Glawishnig en bajo y Henry Cole en batería.
Además, tras completar una gira con el prestigioso San Francisco Jazz Collective por todo Estados Unidos, se dispone a viajar a Europa, donde tendrá una residencia en Basilea, Suiza, y efectuará una gira con su cuarteto por España.
Entretanto, la noche del sábado será una oportunidad perfecta para disfrutar de una música irrepetible, con identidad propia, con la cual Zenón descubre nuevas posibilidades en la relación del saxofón y las cuerdas.