¡Brava, Petra Bravo!

Por Alina Marrero
Para Fundación Nacional para la Cultura Popular

La Casa Ruth de Río Piedras fue el escenario donde, en días recientes, bailarines y teatreros se reunieron para rendir honores a la bailarina y coreógrafa cubana, maestra de maestros, Petra Bravo, abrazados en el título “Que no nos quiten lo bailao”.

El espectáculo “Que no nos quiten lo baila’o’ es un agradecimiento profundo a toda la labor de Petra como artista y como maestra. (Foto Alina Marrero para Fundación Nacional para la Cultura Popular)

Durante dos horas, en el segundo piso del acogedor y mágico recinto cultural riopedrense, fuimos homenajeados a la misma vez que la maestra, con novedosas propuestas que destacaban los sellos de autenticidad de los diferentes grupos que se presentaron. Dentro de la flamante, soberbia e impresionable diversidad, había un punto de convergencia en solidaridad.

Petra Bravo, quien fue operada de una cadera recientemente, perdió su empleo después que la Universidad de Puerto Rico en Río Piedras, decidiera eliminar del currículo los cursos de danza en el Departamento de Drama, entre ellos, el que ofreció Petra por más de 20 años. La noticia fue muy comentada y no pocos indignados levantaron sus voces de protesta.

La coreógrafa llegó a Puerto Rico en 1968, después de pertenecer con el Ballet Nacional de Cuba. Desde su entrada al País, su carrera no ha tenido descanso y ha sido figura significativa en el desarrollo de bailarines importantes en la danza moderna y el trabajo experimental. Después de dos años de estar en suelo boricua, Petra fundó, junto con Otto Bravo, la compañía Ballet 70, y en 1999, hizo lo propio con la compañía Hincapié.

Jóvenes del 98 se sumaron a la ocasión con “El circo de la verdad en la mentira”. (Foto Alina Marrero para Fundación Nacional para la Cultura Popular)

La última nació con el propósito de ofrecerles a los estudiantes experiencias más allá de un salón de clases. Los integrantes se reunían tres y cuatro veces a la semana. Muchos profesionales que hoy honran prestigiosas compañías de danza, a la vez que muchos teatreros, en Puerto Rico se formaron aquí.

Bertolt Brecht diría: “Realmente vivo en una época sombría” (primera línea del poema “A nuestros sucesores”). En esta época de juntas fiscales y prioridades arbitrarias, el arte parece no contar. Sin embargo, el arte en Puerto Rico, a pesar de la ausencia de dinero, no solo está más vivo y vibrante que nunca, es invencible. Así lo demostró la labor sensacional de todos los artistas que afirmaron el sábado que, además de que “nadie nos va a quitar lo bailao”, “vamos a seguir bailando contra toda adversidad”.

Conforme las palabras de Raquel Vázquez, gestora en Casa Ruth, el espectáculo “Que no nos quiten lo baila’o’ es un agradecimiento profundo a toda la labor de Petra como artista y como maestra. Un reconocimiento a su gran aportación dentro de la danza en Puerto Rico y un recordatorio de la importancia de la danza como arte y como recurso expresivo para la humanidad”.

La diversidad de propuestas en los trabajos presentados fueron de por sí un verdadero homenaje a la artista. (Foto Alina Marrero para Fundación Nacional para la Cultura Popular)

Mas la experiencia que vivimos el sábado pasado trasciende la premisa establecida. La diversidad de propuestas en los trabajos en acción solidaria con un ser humano, conmueve la fibra hasta de los ciudadanos que están por nacer. Nos sentimos, con toda la gama de amplitudes de la palabra, orgullosos de los profesionales del arte en Puerto Rico.

El ambiente de entusiasmo se dio desde antes de comenzar la función. En el patio de Casa Ruth, por donde entró al público, se ofrecieron terapias de movimiento corporal. El espectáculo estaba programado para comenzar con un Preludio a Petra por Alexandra Martorell y Noemí Segarra Ramírez. Comenzó el primer acto con Antídoto, a cargo de la compalía Claroscuro. Gabriela Dueñas, Milca Álamo y Fernando Ramos interpretaron “I Can’t Find Water” de Hauschka. Con la música en vivo de Jorge Andrés Ferreras, Jeanne d’Arc Casas se fundió en una fusión de géneros sumamente creativa que llamó “Morbidez Tropical”. El tercer número fue “Cuerpo en la escena”, producto del laboratorio de Teatro Físico y Danza: El Cuerpo en la Escena, desarrollado en El Bastión. Michelle Colón, Ivangie Nieves, Thais Rivera y Alex Aldarondo estuvieron coordinados por Gabriel Lugo Parodi. Siguió “Flesh”, por la compañía CoDa 21. Bailaron James Thomas y Denisse Eliza la coreografía Iván Pérez, inspirada en la música de Arvo Part. A esto le siguió “Caricia, la dedicatoria”, interpretación y dirección de Gabriel Lugo Idea. Cerró el primer acto un fragmento de “The Secret of Keeping Secrets”, a cargo de la compañía Andanza. Bailaron Cristina Lugo y Jaime Maldonado, la coreografía de Jonas Örknér.

La autenticidad brilló en cada pieza presentada durante la noche. (Foto Alina Marrero para Fundación Nacional para la Cultura Popular)

Después de un intermedio de 10 minutos, comenzó el segundo acto. Impuso el silencio con realismo casi grotesco, “Todavía el pulso”, reflexión y movimiento de performance de un discurso de Pedro Albizu Campos, interpretado por Jesús ‘Pito’ Miranda. “Art in motion” DPP – Reflexión, a cargo de MayaWest Dance Project, utilizó un artista plástico que se movía en el espacio: Brendamaris Rodríguez, quien pintó a Gloribel de Jesús y David Soler, mientras bordaban sus movimientos alrededor de la música de Arvo Pärt. “El circo de la verdad en la mentira” alborotó el ambiente con sus colores y comentarios sociales y políticos. Esta presentación estuvo a cargo de Jóvenes del ’98 y contó con los siguientes actores: Alejandro González, Shakira Berríos, Jesús Dávila, Fabiana Ochoa, Gladys Mariela Rodríguez, Joyce Sánchez, Emilio García, Adriana Rocío Losano y Daniela Escalante. La dirección fue de Maritza Pérez Otero. La Trinchera presentó “Diatomeas”, interesante experimento de luz blanca y movimiento que usó hasta el techo del salón. Cristina Lugo, Beatriz Irizarry bailaron la música de René Sadín.

Entre número y número, Melissa Orsini leía comentarios de solidaridad con Petra Bravo que obtuvo del muro de Facebook de amigos, estudiantes y colegas de la profesora.

La bomba marcó el cierre del homenaje a Petra Bravo. (Foto Alina Marrero para Fundación Nacional para la Cultura Popular)

Giovanna Sosa fue el heraldo del fin de fiesta, al ejecutar pasos de bomba con total ausencia de sonido. Junte de Bomba, con Santos F. Benítez Ortz, George Rosario, Giovanna Sosa, Mariela Mendoza Solís, Frangie Rivera y Sara Cristina Cruz, cerró la función. Estuvieron bienvenidos todos los que desearon bailar. Nadie se quería ir de Casa Ruth.

Petra Bravo, quien se mantuvo al filo del asiento con la mirada fija en todo cuanto sucedió, no podía disimular el orgullo que sentía de aquellos que pasaron por sus manos. No tenemos que convencer a nadie de la importancia de un trabajo que sobresale. La Universidad de Puerto Rico necesita la danza y profesores que le den prestigio. El nombre de Petra Bravo ocupa el espacio de una de las estrellas más brillantes de nuestro cielo. Esperamos, de todo corazón, que la profesora sea restituida en su labor.

“Que no nos quiten lo bailao” tuvo una producción y dirección de Raquel Vázquez y Giovanna Sosa. El diseño del afiche fue de Marili Pizarro. Como técnico de sonido estuvo Nicolás Luzzi. Los asistentes de producción fueron Ariana Costales y Ricardo Alcaraz. Como ujieres estuvieron los estudiantes del curso Flamenco: Teoría y Práctica de la Profesora Jeanne d’Arc Casas, UPR-RP.

Felicitamos a Casa Ruth y a todas las personas que, de una u otra manera, tuvieron que ver con este espectáculo. A la profesora la vitoreamos: ¡Brava, Petra Bravo!

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