Por Jaime Torres Torres
Para Fundación Nacional para la Cultura Popular
Una de las sorpresas musicales más agradables de lo transcurrido de 2019 es el lanzamiento del primer disco de la cantautora Cheryl Rivera, titulado “Matria” y que desde esta semana estará a la venta en la tiendita de la Fundación Nacional para la Cultura Popular en el Viejo San Juan y en los portales de música en Internet.
Escuchar la voz aterciopelada de Cheryl es comparable con oír un violín de un registro acariciante y fraseo relajante.
“Matria” llega en un momento en que se consolida el movimiento de cantautores nacionales que tienen muchísimo por comunicar con sus voces y guitarras.
La particularidad de la propuesta de Cheryl es que aborda las letras románticas, pero no desde el enfoque cursi y trillado del pop y ‘mainstream’, aparte de que expone un discurso feminista desde la experiencia de su juventud.
De una orquestación acústica, la cantautora y guitarrista se rodeó de una camada de experimentados instrumentistas que se distinguen por su conocimiento y dominio de prácticamente gran parte de la diversidad de géneros musicales, como lo son Ricardo Pons, García López, Javier Gómez, Banjo, David Marrero, Juan Carlos Rodríguez y Héctor Meléndez, entre otros.
Con ideas muy claras, Cheryl, con su emblemático ukulele, conjuga en sus textos distintos lenguajes musicales, que en este momento la colocan a la vanguardia en la escena emergente nacional en términos de experimentación.
La secuencia inicia con “Semilla en la tierra”, que exalta la maternidad que germina del amor. El arreglo evoca la sonoridad ‘country’ con un solo rico en frases jazzísticas por Ricardo Pons.
“Hasta el final”, en el orden acostumbrado, enlaza rasgos de la bossa nova del Brasil y el bolero, a la vez que la historia enfoca en la entrega absoluta a la pareja amada en quien se ha depositado la confianza.
“Casi” es un pegajoso blues, con buen solo de Pons en el saxofón. Es otra declaración de amor, más pasional y quizás erótica. A Cheryl le van muy bien el blues y el jazz, que ocasionalmente aborda con autoridad en sus colaboraciones con Brenda Hopkins en tributo a Nina Simone.
En “Aquí estoy”, balada de una melodía hermosa con un arreglo de segundas voces y ornamentos vocales muy sutil, invita a pensar en Marisa Monte y Tribalistas. La letra es una confesión de entrega incondicional a la persona, que puede ser la pareja amada, necesitada de aliento y acogida.
“Libertad”, con un aire sudamericano, es otra interpretación balsámica para los sentidos. Texto romántico que alude a la autorrealización que entraña al amor. El acompañamiento de la guitarra acústica es estupendo.
“Yo volveré”, con un aire criollo, que sugiere cumbia y bomba, es un saludo a los boricuas de la diáspora que no pierden la esperanza de regresar a Borinquen. Las imágenes de los paisajes de la Nación y el calor de su gente buena, además de su meloso estribillo, la proyectan como una de las canciones más comerciales de una propuesta en la que no hay rellenos.
“Tan necesario”, en la onda reggae, es un dúo con el cantautor García López. Es la afirmación de un amor poderoso entre la pareja, con unas metáforas y un estribillo muy pegajoso.
“A flor de piel”, una dulce casualidad del amor, es una balada romántica que es pura poesía, con efectos musicales y vocales estética y sentimentalmente muy bien concebidos. (“Yo con tantas ganas de este amor/Y tú invitándome al Cielo”).
En “Flor de la vida”, el discurso es más existencial, optimista y rico en imágenes, sobre como el esfuerzo y la voluntad hacen la diferencia en todo lo que se propone el ser humano. El arreglo se inclina a veces al bolero y la acompaña a dúo el cantante Banjo.
“Mañana” es otro blues cuya letra resalta en la esperanza que se deposita en la pareja y en el gesto de agradecimiento al reconocer que se mejora como persona por virtud del propio amor.
Ya casi al final del cancionero, “Calendario” es otra balada acústica orgánica e íntima que plantea la nostalgia que prevalece tras la separación de una pareja que aún se ama. El arreglo musical y vocal nuevamente evoca las propuestas de Tribalistas y otros talentos brasileros contemporáneos.
El concepto “Matria” concluye con el arreglo de la composición homónina, que recrea sonidos andinos, con una gama de imágenes ecológicas y ambientales, como una denuncia sutil de la destrucción del planeta que amenaza la vida de la humanidad.
“Matria”, amigas y amigos lectores, es uno de esos discos adictivos que uno necesita escuchar todos los días. Muy bien pensado. No hay excesos ni redundancias. Nada del vomitivo pop pop-corn, como diría Willie de Cultura Profética. Música honesta y sincera. Original y auténtica.
Lo recomiendo y no dudo que a fin de año se considere entre lo más sobresaliente de 2019. La cantautora Cheryl Rivera lo estrenará el próximo domingo 28 de abril desde las 7 p.m. en La Respuesta en Santurce.