Por Jaime Torres Torres
Para Fundación Nacional para la Cultura Popular
Una noticia cultural pasada por alto por los medios del País es el reciente registro del catálogo de composiciones de Sylvia Rexach con la Asociación de Compositores y Editores de Música Latinoamericana (ACEMLA), entidad que ha mantenido pleitos en el Tribunal Estatal y Federal en reclamación del desembolso de regalías por concepto de la ejecución pública en la radio y televisión local de la música de sus representados.
El caso más notorio es el de Tite Curet Alonso que, literalmente, entorpeció la difusión de su cancionero por casi una década. Lo propio ha sucedido con parte de la obra de Mario Enrique Velázquez, Luz Celenia Tirado, Pepito Lacomba, Felipe R. Goyco y otros.
Aunque los reclamos de ACEMLA, en derecho son lógicos y legítimos, los medios se resisten a divulgar los catálogos que representa, cuando de otro lado sí pagan las licencias de ASCAP, BMI y SESAC.
“No conozco de los pormenores técnicos. Me hicieron un acercamiento [ACEMLA] porque hubo dinero recaudado por ejecuciones de la música de Sylvia y hace poco me llegó un buen cheque. Mi hermana [su sobrino porque ella falleció] y yo somos los herederos de su música. Ellos se encargan de que las regalías lleguen a las personas a quienes tienen que llegar”, dijo Sharon Riley, desde su residencia en Orlando, Florida.
Durante la navegación en la página acemla.com, en el botón de búsqueda correspondiente a los compositores encontramos que bajo “Sylvia Rexach” ACEMLA administra canciones como “Di corazón”, “Es tarde ya”, “Matiz de amor”, “Mi versión”, “Nuestra luna”, “Temor de perderte” y “Olas y arenas”, entre otras.
Sharon reiteró que la decisión de asociarse a ACEMLA se le debe respetar. “Si se monta un espectáculo y se usa la música se debe pagar. Cuando un artista hace una grabación para televisión paga cámaras y luminotécnicos. Pues entonces también se debe pagar por la música. Se debe proteger la obra porque de lo contrario no hay control. Tiene que haber un guardián. No es tomar una canción de un baúl y seguir caminando con ella. El producto de un programa de radio es la música y los herederos de los compositores deben recibir sus regalías. Sea puertorriqueño, chino, japonés o norteamericano, la música hay que pagarla porque esto es un negocio”.
Mientras, Sharon Riley recordó que el pasado 22 de enero su madre Sylvia Rexach hubiera cumplido 97 años. Murió a los 39 años y han transcurrido casi 58 de su partida.
“Ella sigue vive en la memoria colectiva del pueblo, en nuestra mente y en personas que aun se sorprenden de lo mucho que Sylvia ha dejado que no decae. Con los años, nuevas generaciones la conocen, la reencuentran y la vuelven a poner vigente. Todo un fenómeno”.
Riley no considera que tras, asociarse a ACEMLA, no se perjudique la demanda por su catálogo. En tiempos recientes las bandas Miramar y Baba Gris han cultivado su obra. Incluso, son varias las canciones inéditas de Sylvia.
“Hay un grupo que nunca fueron grabadas y últimamente han salido a la luz y personas me han pedido grabarlas o conocerlas. El pentagrama de mami no fue enorme. Ella componía muy delicadamente. No era una fábrica de canciones. Se ha calculado en 55 canciones lo que compuso, lo cual no es una cantidad enorme, pero sí suficiente”, puntualizó.