Una función quimérica

Por Jaime Torres Torres
Para Fundación Nacional para la Cultura Popular

Indiscutiblemente la noche del sábado 9 de marzo será recordada como la más feliz de la sexagésimo tercera edición del Festival Casals.

Una expresión elevadísima de arte integral.

Experiencia acariciante al espíritu.

Cultura a su máxima potencia.

Ingenio. Sagacidad. Talento. Compromiso.

En fin, un culto al arte mismo, con honestidad, entereza y grandilocuencia.

No hay otro modo de articular las primeras líneas de la reseña sobre lo acontecido anoche en la Sala de Festivales Antonio Paoli del Centro de Bellas Artes de Puerto Rico en la continuación del Festival Casals 2019.

Fue una función quimérica.

Proeza artística de inalcanzable factura histriónica.

Música, danza y teatro, en una cohesión perfecta.

Y no solo música clásica, sino popular, en una de las conceptualizaciones e integraciones más ingeniosas de recientes ediciones del Casals.

En sintonía con la efeméride del Día Internacional de la Mujer, el programa consistió de la representación de “Hij@s de la Bernarda”, combinación de danza y teatro, y a segunda hora del drama lírico “La Vida Breve” de Manuel de Falla, con la Orquesta Sinfónica y la Coral Lírica de Puerto Rico.

Como preámbulo a la puesta en escena, el trío integrado por la cantante María Pilar Aponte, el percusionista Enrique Chávez y el músico Rafael Martínez ambientó el escenario con un puñado de canciones populares, como el estándar afrocubano “Burundanga” popularizado por Celia Cruz.

El trío se mantuvo en escena, aportando la música como complemento incidental y narrativo, desde el jazz, el bolero, el tango, la ranchera y otras expresiones populares representativas de los cancioneros de Serrat, Sabina, Mecano, Gardel, Rafael Hernández y otros, durante la representación de “Hij@s de la Bernarda”, ingeniosa versión microdramática de “La Casa de Bernarda Alba” de Federico García Lorca, creada por la dramaturga Rosa Luisa Márquez y la polifacética Jeanne d’Arc Casas junto a jóvenes talentos bailarines y actores de la compañía de danza contemporánea Andanza.

Misterio, intriga, suspenso, irreverencia, cinismo, humor negro, romanticismo, luto, opresión, erotismo, venganza, egoísmo, emancipación de géneros y amor se conjugan en el discurso histriónico y musical de esta extraordinaria pieza en cinco actos que conquistó e hipnotizó al saque a la entusiasta concurrencia –la más numerosa al presente- pero que tampoco llenó el Festival Casals.

La multifacética Jeanne D’ Arc Casas, catedrática en la Universidad de Puerto Rico, actriz, cantante, bailarina e instructora de ballet, danza moderna y flamenco, estuvo inmensa.

Jeanne impuso su presencia en el escenario con donaire, salero y personalidad magnetizadoras, en particular con su taconeo flamenco y dominio de las castañuelas, al unísono con el ritmo del percusionista Enrique Chávez.

Tras el intermedio, los presentes disfrutaron de una presentación a la mar de memorable: “La vida breve” de Manuel de Falla. La tragedia, cuya conceptualización artística para el Casals es responsabilidad de Rosa Luisa Márquez, de una doncella de estratificación social pobre engañada por el amor de su vida al prometerle matrimonio e incumplir casándose con otra, lo que degenera en que muera de tristeza y dolor.

La Orquesta Sinfónica, a la batuta de su titular Maximiano Valdés, libró su primera aparición en la presente edición del Casals con una ejecución colectiva sumamente dramática y emotiva. El maestro Valdés, en una dinámica de dirección nada fácil, fue el motor de una puesta en escena que discurrió más allá de la impecabilidad e infalibilidad musicales gracias a su sincronía con la profesora Jo-Anne Herrero, directora de la Coral Lírica.

La copla, como una sentencia maldita, “¡Malhaya la jembra pobre que nace con negro sino! ¡Malhaya quien nace yunque en vez de nacer martillo!”, es el hilo conductor de la trama, articulado por solistas, la coral y la propia Sinfónica.

Es menester aplaudir al elenco de la versión de concierto de “La Vida Breve”. Impecables de principio a fin.

“Salud”, la soprano María Leticia Hernández, estremeció el alma con la angustia articulada en su registro y en su rostro. Encarnada en el texto, ni pudo contener las lágrimas en un rol extraordinario de grata recordación y que despierta el interés de apreciar su talento con mayor regularidad.

Sus compañeros; el tenor José Daniel Mojica (“Paco”), la mezzo soprano Odemaris Ortiz (“La Abuela”), el bajo José Luis Valdés (“Tío Sarvaor”), la mezzo Shaelyn Román (“Carmela”) y el barítono Martín Alicea (su primo “Manuel”) estuvieron a su nivel; incluso al de la Orquesta Sinfónica y la Coral Lírica. Ejemplo de la abundancia de jóvenes exponentes del ‘bel canto’ en Puerto Rico de indiscutible proyección internacional.

La escena de la boda de Paco y Carmela marcó, indudablemente, el punto culminante de la función por la majestuosidad inconmensurable de la integración de las expresiones artísticas de “La Vida Breve”. El cantaor flamenco Carlos Lamboy (tenor); la bailarina Jeanne D’ Arc Casas; la actuación del elenco lírico; la Coral y la Orquesta Sinfónica a todo dar; sin límites en sus respectivas expresiones, logrando como resultado un clímax musical e histriónico para recordar en lo sucesivo.

El Festival Casals continuará hoy con el recital del pianista Rémi Geniet, desde las 4 p.m. en la Sala Sinfónica del Centro de Bellas Artes de Puerto Rico.

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