Por Jaime Torres Torres
Para Fundación Nacional para la Cultura Popular
Con una escasa concurrencia, que no se pudo disimular con los estudiantes que, mochilas en mano, llegaron a última hora, se celebró el segundo concierto del Festival Casals 2019 con la extraordinaria presentación de Christian Zacharias y The Saint Paul Chamber Orchestra.
Con un elevadísimo nivel de excelencia musical y en otra experiencia artística de primer orden, los presentes en la Sala Sinfónica Pablo Casals disfrutaron de un programa de emociones y sensibilidades a granel en que fue evidente de principio a fin el virtuosismo del maestro Zacharias como pianista y director.
El concierto inició con el “Adagio del Quinteto en fa mayor para cuerdas” de Anton Bruckner, obra cuya creación se remonta a 1878, según el programa de mano. Interpretación de la orquesta de cámara San Pablo de exquisito dramatismo, intensidad y lirismo, articulados en especial por los chelos y contrabajos, en equilibrio perfecto con una belleza sutil de la sección de violines y violas.
La primera parte de la segunda jornada del Festival Casals finalizó con el “Concierto para piano número 27 en si bemol mayor” del genio austriaco Wolfgang Amadeus Mozart, presumiblemente la última interpretación pública de su breve existencia, finalizada en 1791.
Esta obra, por razones obvias, propició la integración del piano a la orquestación, tocando y dirigiendo Zacharias con impecable técnica y expresividad interpretativas, en una dinámica deslumbrante de solista y orquesta, traducida en el desarrollo y variaciones de la hermosa melodía de la composición.
A través de sus tres movimientos (Allegro, Larghetto y Allegro) apreciamos la espectacular sagacidad y sensibilidad del mito Mozart en un balance extraordinario en el manejo del silencio, con acentos de singular poesía, carácter travieso y humorístico a veces y fragmentos de profunda nostalgia y romanticismo, oportunos para que el pianista proyectara su técnica y dominio de las octavas, con una digitación veloz rica en arpegios y acordes de insuperable perfección y precisión.
Tras el intermedio, la Saint Paul Chamber Orchestra entregó una versión misteriosa, enigmática y en cierto modo lúgubre del “Aria para orquesta de cuerdas” de Jorg Widmann, del repertorio clásico moderno.
Si bien el “Concierto para piano numero 27” de Mozart fue fantástico, el cierre del programa con la “Sinfonía número 2 en re mayor” de Ludwig van Beethoven igualmente resultó otro encuentro personal e íntimo muy exuberante con la espiritualidad, dramatismo y belleza de la música académica.
Con los solistas; el concertino Ruggero Allifranchini, muy correcto, y Hyobi Sim en la viola, la dirección de Zacharias hizo partícipe al auditorio de una vivencia fuera de serie pues se apreció la magistral batuta del maestro que articuló una ejecución colectiva balanceada de una fuerza avasalladora en particular durante su tercer movimiento “Scherzo: Allegro”, exponiendo al soberano a una interpretación intensa, descomunal y muy elocuente.
El balance de los metales y maderas fue ejemplar; así como las voces polifónicas de los metales, con la prominencia de las trompas, en nítido equilibrio expresivo y sonora con las maderas, sostenidos por el andamiaje ultra maravilloso, tanto armónico como rítmico, de las cuerdas.
A grandes rasgos, la segunda noche del Festival Casals fue otro regalo a los sentidos. Una pena que la sala estuviera parcialmente desierta, sobre todo tras el intermedio. Situaciones como esta revelan los desenfoques de la administración de turno que pudiera, en vez de regalar boletos para el concierto de Bad Bunny, obsequiar para el Casals en las escuelas libres de música de la Nación.
La sexagésimo tercera edición del Festival Casals continuará hoy jueves 7 de marzo desde las 8 p.m. en la Sala Sinfónica Pablo Casals con otra presentación prometedora: el Trío Díaz, combinación de violín, viola y violonchelo.
Los boletos se consiguen en Bellas Artes y en Ticket Pop.