Por Jaime Torres Torres
Para Fundación Nacional para la Cultura Popular
La consideración de una última vez, después de 55 años como los Reyes absolutos de la Salsa, siempre valdrá la pena.

Richie Ray & Bobby Cruz, con decenas de canas por teñir y muy acatarrados, regresaron anoche al Coliseo de Puerto Rico José Miguel Agrelot con uno de los conciertos más excitantes y espectaculares de su trayectoria.
Depositar su confianza en las manos del experimentado y creativo productor Rafo Muñiz les suele garantizar el éxito.
Ello unido a la veteranía del binomio, que no desmejora. Al pasearse por los 70 y 80 años respectivamente, Richie y Bobby no pierden la capacidad de interpretar su salsa con la contundencia de siempre.
Por algo en su época gloriosa se les conoció como Los Durísimos y Los Inconfundibles. Su marca es el ‘sonido bestial’ que estremece auditorios y no pocos se resisten a bailar.
No se conoce otra dupleta salsera activa aún y con tantísimo por contribuir al pentagrama popular.
Richie & Bobby, con una orquesta de primerísimos maestros arrolladora por demás, reciprocaron con la puesta en escena “One Last Time” el respaldo que por espacio de cinco décadas han recibido del pueblo puertorriqueño.
Al saque con “La zafra”, oportuna para la proyección de imágenes de la época de los ingenios azucareros, fueron evidentes dos detalles: la perfección del sonido, sagrado e indispensable, y el aplomo de la banda dirigida por Víctor Ortiz, yerno de Bobby Cruz.
El repertorio, con éxitos de sus álbumes con Alegre y Vaya Records que no interpretaron en sus pasados conciertos, fue un deleite y una gratificación muy generosa a su fiel fanaticada de “baby boomers” que sin mucho esfuerzo evocó sus días de estudios, romances, maldades y bailes de marquesina.
Richie estuvo inmenso en el piano. Su montuno y la incorporación de frases del jazz y la música clásica es el distintivo que lo acredita como el pianista más integral de su generación.
Así se apreció en los solos y acompañamientos de “Mi mayoral”, “El diferente”, “Agúzate”, “Cristóbal Celai”, del fenecido Roberto Angleró, y “Juan en la ciudad”, una de las canciones mas aplaudidas de una jornada inolvidable, en parte gracias a la extraordinaria integración de virtuosos como Edgar Nevárez, Edwin Clemente, Georgie Padilla, Edwin Morales y Julito Alvarado, parte de una sección de tres trompetas que recreó con frescura y fidelidad la sonoridad de la época en que Cocolía y Maelo coincidieron en la banda.
“One Last Time”, y ojalá que se repita si la vida les permite celebrar sus 60, fue un concierto ‘in crescendo’ de principio a fin.
Hubo momentos memorables de suma musicalidad como el intercambio de ‘scats’ y solos de trompeta de Jerry Medina y Juiito Alvarado en “Mr. Trumpet Man”.
Los boleros “Yo sé que te amo” y “Cuando me digas sí”, que Bobby grabó a dúo con La Vimari, se escucharon en la voz dulce y fraseo sentimental de Michelle Brava.
Igualmente el virtuosismo de Richie se apreció sobremanera en las composiciones instrumentales “Mi amigo Juan”, dedicada a Joan Sebastian Bach, y “La reina abeja”, rica en imágenes, sugerente, como la música fílmica.
El clásico “Sonido bestial”, aparte del solo de timbal de Edwin Clemente, complació por el eclecticismo de Richie.
Bobby, a pesar de sus quebrantos de salud y lo afónico que ocasionalmente se escuchó, se creció durante la presentación, ovacionada de manera consistente por los fans que llenaron el Choli en su modalidad intermedia.
La interpretación a dos voces de “El yambú”, con Alex D’ Castro e intercaladas con los ‘scats’ del coro de Primi Cruz, Cindy Cruz, Jerry Medina y Nahyra Pérez, fue otro acierto.
Alex permaneció en escena para cantar “Guaguancó triste” de Rubén Blades, letra que promueve paz para los pueblos y que anoche dedicó a Venezuela.
El espectáculo “One Last Time” culminó con una trilogía ganadora: “Richie’s jala jala”, “Mi bandera”, oportuna para presentar a la medallista Adriana Díaz, y tras la falsa salida, el bolero “A mí manera”, entonado por los presentes.
Simultáneo al desarrollo del concierto, el artista Rafi Moreno pintó una obra inspirada en la presentación de Los Durísimos que sería subastada a beneficio de una causa social meritoria.
“One Last Time”, a pesar de las afecciones vocales de los legendarios artistas, será recordado como uno de los conciertos más completos de Richie & Bobby, todo un señor de la escena que maneja muy bien el humor.
Si se cuidan como acostumbran, no dudamos que en 2024 regresen al Choli a celebrar los 60.
¡Qué así sea!